La visión del BCU

El Banco Central del Uruguay (BCU) resolvió el martes pasado mantener la tasa de interés incambiada en 11,25%, “en línea con la fase contractiva de la política monetaria”.

La decisión surge a partir de la valoración de un contexto internacional que se revela heterogéneo, con riesgos asociados a la desaceleración de la actividad económica y a la fragilidad financiera, pero con señales más positivas en el frente de la inflación y el funcionamiento de las cadenas de suministros. Por su parte, en lo que refiere a la órbita regional, la autoridad monetaria alertó por la desaceleración prevista para Brasil y por el “delicado” contexto que atraviesa Argentina.

A nivel local, y más allá del repunte de la inflación asociado a la incidencia de los precios de las frutas y verduras, el BCU enfatizó que la inflación subyacente se mantuvo estable en torno a 6,2%, “uno de los niveles más bajos en los últimos cinco años y cercano al techo del rango meta”. Esta medición captura la evolución de los precios sin considerar los productos más volátiles de la canasta, como son, justamente, las frutas y verduras. Sin embargo, más allá de esto último, el comunicado del Comité de Política Monetaria (Copom) indicó que la trayectoria de los indicadores de expectativas inflacionarias a 24 meses (que es el horizonte temporal relevante desde esta perspectiva) “sigue siendo foco de atención y análisis”. A este respecto, el promedio de estos indicadores se ubica actualmente en el entorno de 7,2%, más de un punto porcentual por arriba del techo del rango meta (6%).

Foto del artículo 'El devenir de la economía uruguaya y la política monetaria'

En lo que hace a la marcha de la actividad, “se espera un crecimiento de la actividad económica en el primer trimestre del año, pero no así en el segundo trimestre, que se vería afectado por el shock de oferta de producción como consecuencia de la sequía”. Sobre este punto, el último Monitor del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica alertó que “los indicadores de avance considerados mostraron, en términos generales, un pobre desempeño interanual en el inicio del año en curso”.

La visión de los analistas

Según la última edición de la encuesta de expectativas económicas relevada por el BCU, difundida la semana pasada, las perspectivas de crecimiento para el corto plazo se mantuvieron prácticamente incambiadas. Para este año, la mediana de las respuestas apunta a una magra expansión, que se ubicaría en torno a 1,5%. La mediana surge al ordenar de todas las respuestas (que recogen la visión de 24 instituciones y analistas) y considerar la que queda justo en el medio. En ese sentido, opera como un indicador más preciso que el promedio, dado que este puede verse afectado por las respuestas más alejadas hacia un lado y el otro. En lo que hace al resto de los indicadores, el analista más pesimista (mínimo de respuestas) espera un crecimiento de apenas 0,5% en 2023, mientras que el más optimista (máximo de respuestas) prevé un incremento en el orden del 2%. Para 2024 la encuesta sugiere que el país crecería 2,5% y la misma previsión se extiende hacia 2025.

En la órbita de los precios, las expectativas de inflación se corrigieron levemente al alza para este año, pasando de 7,3% a 7,5%. Lo contrario sucedió con la proyección correspondiente a 2024, que cayó dos décimas hasta 6,8%. Para 2025, por su parte, se espera una inflación de 6,5%, todavía por fuera del rango meta oficial.

¿Qué se espera para el dólar?

Sobre esta dimensión, los agentes consultados por el BCU conjeturan que el tipo de cambio cerraría este año cotizando en torno a 41 pesos, lo que supondría que el peso uruguayo se deprecie en lo que resta del año. A este respecto, la paridad con el dólar cerró la semana en el eje de 38,9 pesos, manteniendo la tónica bajista que ha caracterizado su evolución desde inicios de 2022. En ese sentido, en lo que va del año el tipo de cambio acumula un retroceso de 3%.

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Volviendo sobre el relevamiento, los analistas sitúan la cotización en el entorno de 43,3 pesos hacia diciembre de 2024, una tendencia que se mantendría hacia 2025 y llevaría la cotización por arriba de 46 pesos.