Un año de bajo crecimiento

Según se desprende de este relevamiento, los agentes consultados estiman que el PIB crecerá un 1% este año. De las 23 respuestas que recoge esta publicación, la más optimista visualiza una expansión del entorno del 2% y la más pesimista apunta a una variación de apenas 0,5%. Para el próximo año, las proyecciones se ubican en torno al 3%. En ambos casos, las previsiones son las mismas que fueron relevadas en el mes de julio. Lo mismo ocurre de cara a 2025, dado que los analistas mantienen su previsión de crecimiento en torno al 2,5%.

Foto del artículo 'Economía uruguaya: refresh de perspectivas'

Estas modestas proyecciones recogen los efectos esperados de un escenario externo más adverso, producto de la desaceleración de China, la reversión del precio de las materias primas y la situación de Argentina, y también de los desafíos en el plano doméstico, en el que destacan el encarecimiento creciente y los impactos del déficit hídrico.

Aumenta la tensión en China

En el primer caso debe tenerse presente no sólo lo que viene sucediendo en materia de actividad, sino también los acontecimientos recientes en la órbita del mercado inmobiliario. A este respecto, la empresa Evergrande, que viene arrastrando problemas desde hace varios años, se declaró en bancarrota en Nueva York el viernes.

En este sentido, la economía china podría estar enfrentando, según las primeras especulaciones, su “momento Lehman Brothers”, con efectos que podrían extenderse rápidamente hacia el resto del mundo. Si bien esta reacción podría ser exagerada, la incertidumbre aumentó considerablemente en cuestión de pocas horas. Al momento, las autoridades han desplegado una serie de medidas para contener el daño, pero todavía es pronto para identificar con claridad las consecuencias potenciales asociadas a la caída de este gigante inmobiliario.

Commodities a la baja

Como era esperable, el precio de las materias primas se ha ido normalizando y alejándose de los picos alcanzados luego de la irrupción de la guerra. Según el índice de commodities elaborado por Bloomberg, estos precios están casi un 10% por debajo de los niveles alcanzados el año pasado. No obstante, los precios todavía se mantienen por encima de los registros alcanzados entre 2015 y 2020 (luego de culminado el fin del ciclo alcista que tuvo lugar hasta mediados de 2014).

Ante un crecimiento mundial más moderado, como el que está previsto para el corto plazo, el proceso de reversión de los precios hacia niveles “más normales” continuará. Esto, sumado a la apreciación real del peso uruguayo, supondrá un panorama más complejo para el sector agroexportador.

El efecto Argentina

A la luz de los últimos acontecimientos en la vecina orilla, el diferencial de precios entre Uruguay y Argentina continuará ensanchándose. Si bien la brecha estimada por la Universidad Católica del Uruguay para Salto y Concordia cayó en julio (de 144% a 126%), los datos aún no recogen la escalada exponencial de la cotización que tuvo lugar la semana pasada. En ese sentido, la demanda uruguaya continuará “fugándose” hacia Argentina, con impactos adicionales sobre el litoral, el sector turístico y la economía en general.

Expectativas de inflación a la baja

En línea con la fuerte moderación reciente de la inflación, las expectativas de los analistas comienzan a internalizar un nuevo escenario que supone la convergencia a valores consistentes con el rango meta del Banco Central del Uruguay (BCU), al menos para este año.

En efecto, la proyección para 2023 pasó de 6,3% a 5,4%, lo que supone una importante revisión de los pronósticos. Sin embargo, según esta mirada, la inflación volvería a acelerarse hacia 2024, cerrando el año en torno a 6,5%. En este último caso, la nueva encuesta no trajo novedades significativas con relación a la anterior (6,6%). Para 2025 las estimaciones actuales continúan situando la inflación por encima del techo del rango meta (6,1%), aunque son más bajas que las presentadas un mes atrás (6,4%).

Conjeturas sobre el dólar

El tipo de cambio volvió a caer por debajo de 38 pesos y cerró la semana pasada cotizando en torno a 37,8 pesos. Esto implica una leve depreciación en lo que va del mes (1,1%), que no logra revertir la caída acumulada en lo que va del año (-5,6%).

Partiendo de esta situación, que ha supuesto una profundización del encarecimiento relativo de Uruguay con relación a todo el universo de países relevantes (socios y competidores), las conjeturas de los analistas sugieren que en los próximos meses el tipo de cambio subiría levemente. En concreto, la hipótesis que se desprende de la última encuesta ubica la cotización en el entorno de 39,8 pesos al cierre de este año. Esta tendencia se mantendría hacia 2024, cerrando ese año en el eje de 42 pesos.

Nueva rebaja de la tasa de referencia

En este contexto, el BCU anunció la semana pasada un nuevo recorte de la tasa de interés de referencia, que se sitúa ahora en 10%. Concretamente, la reducción fue de 75 puntos básicos. Este movimiento está fundamentado en la moderación inflacionaria señalada, que llevó la variación de los precios a su “nivel más bajo de los últimos 17 años”.

En particular, “la inflación subyacente (que excluye productos y servicios volátiles como frutas y verduras y tarifas públicas, entre otros) se ubicó en 3,99% y se redujo en una magnitud similar al índice de precios del consumo”.

En la visión del Comité de Política Monetaria, este proceso continuará hacia adelante, afectando favorablemente la evolución de las expectativas. Hay que tener presente que, pese a la mejora de las expectativas, las proyecciones continúan anticipando que la inflación volverá a salirse del rango meta. Además, las expectativas de los empresarios –formadores de precios– continúan sin internalizar esta mejora, lo que dificulta el proceso de convergencia hacia niveles más bajos.

Foto del artículo 'Economía uruguaya: refresh de perspectivas'

Además, no puede desconocerse que esta mejora tiene como contracara la apreciación del peso uruguayo. En ese sentido, la inflación transable (que recoge la variación de los precios sensibles al dólar) ha bajado de forma mucho más pronunciada y se ubica actualmente en 1,5% interanual.1 En caso de que efectivamente se materialice la necesaria reversión cambiaria, las presiones sobre los precios de los productos transables empujarán al alza la inflación.

Teniendo en cuenta los problemas de competitividad, junto con el bajo crecimiento previsto para este año (el PIB podría haberse contraído en el segundo semestre, acusando los efectos adicionales de la sequía), la tasa de interés debería continuar bajando en los próximos meses. De hecho, muchos analistas han argumentado que la rebaja tendría que haber sido mayor.