La difusión oficial del Plan para la Educación Media Superior generó un terremoto en el sistema educativo en general y en el cuerpo docente en particular. Muchas asignaturas han perdido relevancia a partir de la reducción de la cantidad de cursos, la asignación de una menor carga horaria y el cambio hacia el carácter optativo. Entretanto, Economía es de las pocas asignaturas que lisa y llanamente ha desaparecido de la malla curricular.1
La decisión de las actuales autoridades de quitar Economía va contracorriente de la tendencia mundial de fortalecer la formación económica, por considerarla un componente central en la construcción de ciudadanía y del pensamiento crítico (Marco y Molina, 2010). Además, expone la contradicción de las sucesivas administraciones, que durante años se pronunciaron a favor de consolidar la enseñanza de la disciplina, pero no tomaron acciones concretas en ese sentido.2
Paralelamente a la eliminación de Economía, la transformación educativa incorpora unidades curriculares optativas denominadas Emprendedurismo y Educación Financiera en primero y segundo de bachillerato, las que, según argumentamos más adelante, no pueden considerarse sustitutos de un curso de Economía bajo ninguna circunstancia.
En aras de persuadir al lector sobre la gravedad de este cambio curricular, tomaremos como estrategia analizar el aporte que la enseñanza de la economía realiza a nivel de las distintas competencias establecidas en el Marco Curricular Nacional (MCN, ANEP, 2022, pp. 40-52), documento marco en el que se inscribe la transformación educativa propuesta. Allí se definen con precisión diez competencias generales agrupadas en dos dominios: relacionamiento-acción del individuo consigo mismo y en el entorno, y desarrollo del pensamiento y la comunicación. La pregunta es, entonces, ¿qué aporta la asignatura Economía a los estudiantes en las distintas competencias establecidas en el MCN?
La enseñanza de la economía vista desde el enfoque competencial del MCN
Competencias vinculadas al dominio relacionamiento y acción
Competencia de iniciativa y orientación a la acción. Los individuos tomamos permanentemente decisiones económicas vinculadas a cuestiones diversas, como trabajo, consumo, ahorro, inversión, endeudamiento, educación de nuestros hijos, entre otras. Estas decisiones implican gestionar recursos escasos para lograr fines múltiples y competitivos entre sí, y cada decisión tiene beneficios y costos asociados, tanto monetarios como de oportunidad. El aprendizaje de la ciencia económica es central para esclarecer los mecanismos de toma de decisiones, razonando y eligiendo entre las distintas alternativas posibles.
Por otra parte, en una economía pequeña y dependiente como la uruguaya, las fuerzas tecnológicas, institucionales, comerciales y financieras de la globalización reducen el margen de maniobra, cambiando a cada instante las condiciones de partida por el impacto de distintos shocks externos.
En contextos en los que predomina la incertidumbre sobre las certezas comprender la dinámica, la interrelación y el impacto que tienen sobre nuestra vida material variables como el tipo de cambio, la tasa de interés, los precios internacionales, el nivel de precios, el régimen tributario o los esquemas de regulación salarial, y simular la toma de decisiones en distintos contextos y bajo diversas hipótesis de comportamiento de la política económica (por ejemplo, tipo de cambio fijo o flotante, política monetaria expansiva o contractiva), no sólo nos permite conocer mejor el funcionamiento de la economía, sino que nos forma como agentes económicos, y no meros receptores pasivos de fuerzas exógenas y desconocidas.
Competencias de relación con los otros e intrapersonal. El abordaje de los problemas económicos a partir de contrastar interpretaciones desde distintos paradigmas, así como la asunción de diferentes roles por parte de los estudiantes (adherir a distintas ideologías, ser oferentes o demandantes en distintos mercados, enfrentarse a la toma de decisiones de política económica),3 contribuyen al desarrollo de la empatía, el respeto a las opiniones ajenas, la mediación en conflictos y la metacognición, pues el estudiante define sus percepciones e ideología desde fundamentos sólidos y a partir de vivenciar pluralidad de enfoques y actores.
Competencia de ciudadanía local, global y digital. El curso de Economía constituye, a todas luces, uno de los ámbitos privilegiados de la Educación Media Superior para el análisis del presente, puesto que la naturaleza de los temas trabajados conduce ineludiblemente al estudio de la coyuntura y del pasado reciente, de los procesos que van discurriendo a distintas escalas geográficas. Gran parte del material didáctico de nuestros cursos está constituido por noticias periodísticas, piezas audiovisuales o sitios de internet. Naturalmente, se discute sobre la fiabilidad de las fuentes y la no neutralidad de los medios de comunicación, cuestiones que hacen a la construcción de ciudadanía en múltiples formas.4
Competencias del dominio pensamiento y comunicación
Competencia en pensamiento crítico. Es muy difícil formar ciudadanos críticos sin un conocimiento básico de economía. La toma de decisiones económicas razonadas requiere conocer el entorno macroeconómico. Paralelamente, una sólida formación en economía es imprescindible para analizar las acciones de política pública, y en particular de política económica. Es necesario discernir el menú de alternativas de políticas posibles, el diagnóstico establecido que orienta el rumbo de la acción, los objetivos que se persiguen con cada decisión y los fundamentos ideológicos subyacentes, que nunca son neutrales, pues se anclan en alguna tradición teórica de la economía como disciplina (Chang y Aldred, 2014).
En este sentido, consideramos central que nuestros adolescentes puedan prepararse para la convivencia en una sociedad plural y democrática, y en particular para ejercer el derecho al sufragio. La definición de su ideología, preferencias y consecuente toma de decisiones no debe basarse solamente en tradiciones familiares, prejuicios, o en el discurso canalizado por los medios masivos de comunicación y las redes sociales, sino en conocimientos rigurosos y plurales que sean trabajados con la mayor objetividad posible en las aulas. Una formación sólida y plural en economía contribuye al fortalecimiento de la calidad democrática, mediante la promoción de la empatía, la argumentación, la tolerancia a las opiniones discordantes y la cultura participativa.
Competencia en comunicación. Los métodos, técnicas y vocabulario con los que se presenta la información económica, tanto en los medios de comunicación como por parte de distintas organizaciones públicas y privadas, no son triviales. La economía tiene un lenguaje técnico específico, se basa en el razonamiento lógico deductivo en sus argumentaciones, y hace un uso masivo de gráficos, cuadros estadísticos y otros instrumentos de corte cuantitativo para codificar y transmitir la información.
La educación económica es imprescindible para que la ciudadanía pueda leer, comprender, seleccionar, interpretar y valorar adecuadamente dicha información, así como para promover la producción de textos complejos que articulen dosis adecuadas de análisis y síntesis, de redacción y recursos cuantitativos, potenciando enormemente la competencia comunicacional.
Competencia en pensamiento científico. El rol estratégico de la asignatura Economía en la promoción de la interdisciplinariedad. La especificidad epistemológica de la economía en el campo de las ciencias sociales y humanas le asigna un rol central en la formación por sus vasos comunicantes con el conjunto de las disciplinas que lo integran. Su basamento teórico se ancla en reflexiones ético-filosóficas y sociológicas sobre la naturaleza del individuo, su racionalidad y su comportamiento agregado en sociedad.
La historia económica, campo de conocimiento interdisciplinar por definición, se trabaja activamente en nuestros cursos, en diálogo con los procesos sociales y políticos. El derecho conforma el marco jurídico-institucional en el que se toman las decisiones económicas, dándose un recurrente ir y venir entre ambos cursos cuando se trabajan cuestiones como los fines primarios y secundarios del Estado, entes autónomos, empresas públicas y regulación laboral.
La matemática constituye una herramienta central en la construcción de modelos económicos, tanto el análisis gráfico como la formulación analítica, contribuyendo así al desarrollo de la capacidad de abstracción. Finalmente, la argumentación en economía, sea mediante la oralidad o la producción de textos, desarrolla capacidades en los estudiantes al movilizar de manera parcial todos los elementos anteriores.
Además, al ser el curso de Economía un ámbito de reflexión sobre el presente, permite trabajar tangencialmente temáticas que hacen al horizonte de conocimiento de las ciencias sociales, y a los debates contemporáneos sobre el desarrollo como proyecto colectivo. A título meramente enunciativo destacamos, en este sentido, la dialéctica entre impulso al crecimiento económico o promoción del desarrollo sostenible, las acciones afirmativas, el envejecimiento demográfico y las desigualdades de género. Nuevamente, queda en evidencia el potencial interdisciplinario de la economía y su aporte a la competencia científica.
El emprendedurismo y la educación financiera, ¿sustitutos del aprendizaje de economía?
La proyectada transformación educativa, al tiempo que elimina Economía, incorpora unidades curriculares optativas denominadas Emprendedurismo y Educación Financiera. Desde nuestro punto de vista, estas asignaturas no pueden cumplir el rol formativo integral de un curso de Economía. Como afirmamos previamente, la economía es una ciencia social en la que coexisten distintos paradigmas, con vasos comunicantes hacia y desde distintas ramas del saber, en la cual se problematizan los medios y fines del accionar humano en su dimensión material.
Por el contrario, el emprendedurismo y la educación financiera responden a una concepción instrumental de las ciencias económicas, que aboga por el individualismo como conducta deseable, exalta al sector privado como generador de riqueza, jerarquiza la micro sobre la macroeconomía, y no problematiza las virtudes y defectos del sistema capitalista. Siguiendo a Murillo y Rosal (2016) en su análisis para el caso español, los cambios propuestos por la ANEP pueden, eventualmente, consagrar un currículum funcional a los intereses corporativos en detrimento de la formación de espíritu crítico.
Consideramos que no existe una dicotomía entre la economía “a secas”, por un lado, y el emprendedurismo y la educación financiera, por otro, pero lo segundo pierde todo sentido sin lo primero, puesto que las empresas y los hogares no toman decisiones económicas en el vacío. ¿Cómo es posible promover el emprendedurismo, sin un basamento en el aprendizaje de economía “a secas”?
No puede emprenderse únicamente a partir de tener una idea de negocio, sin definir una estructura de costos, sin discernir entre alternativas de financiamiento existentes, sin analizar la estructura de mercado en la que se quiere invertir, sin conocimiento del ciclo económico, sin conocer la incidencia de las variaciones del tipo de cambio sobre las proyecciones del negocio, entre muchos otros determinantes. Divorciado de una sólida formación económica, más que emprendedurismo lo que se promueve es la improvisación.
En suma, mirada desde el enfoque competencial, la asignatura Economía cumple un rol fundamental en la formación de nuestros estudiantes, brindando conceptos y habilidades diversas que permiten el ejercicio crítico de la ciudadanía en el marco de una sociedad plural y democrática. En vez de eliminarse de la malla curricular y sustituirse por Emprendedurismo y Educación Financiera, debería apostarse a su consolidación. Como nos recuerda Ha-Joon Chang: "La economía es demasiado importante para dejarla en manos de los economistas” (2015: 409).
Pablo Vallejo, en representación de la Asociación Uruguaya de Docentes de Economía y con las contribuciones de Sandra Amorena, Juan Andrade, Santiago Berriel, Juan Pablo Casto, Laura Cruz y Pablo Santiago.
Referencias
- ANEP. (2023). Plan para la Educación Media Superior. Versión Preliminar.
- ANEP. (2022a). Marco Curricular Nacional.
- Chang, HJ y Aldred, J. (2014). “After the crash, we need a revolution in the way we teach economics”. The Guardian. bit.ly/3NgwGV7
- Chang, HJ. (2015). Economía para el 99 por ciento de la población. Debate.
- Marco, M y Molina, J. (2010). “La enseñanza de Economía en secundaria obligatoria y bachillerato: un factor estratégico pendiente de desarrollo”. Economistas, 125 (1), 25-34.
- Murillo, J y Del Rosal, M. (2016). “Veinte años de enseñanza de la economía en la educación secundaria en España”. Revista de Economía Crítica, 1(21), 112-129.
- Román, M. (2019). La enseñanza de la economía: análisis de la necesidad de su introducción como contenido curricular obligatorio en el sistema español. Tesis de doctorado en Educación. Universidad Complutense de Madrid.
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Luego de algunas experiencias piloto, Economía se incorporó definitivamente al currículum mediante la Reformulación 2006, en el tercer año de las orientaciones social-humanística y social-económica. Cabe consignar que, para entonces, la formación económica ya estaba presente en la educación media a nivel mundial (Román, 2019). ↩
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A título enunciativo, nunca se realizó un concurso de efectividad, manteniéndose al cuerpo docente en situación de precariedad laboral. Tampoco se tuvo inspección de asignatura ni se dispuso la creación de un profesorado específico hasta 2023 en que, paradójicamente, Economía es eliminada de la enseñanza secundaria. Todos estos aspectos han sido reclamos históricos de nuestro colectivo. ↩
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Para ello, la didáctica de la economía propone distintas actividades, como simulación, juegos de rol y aprendizaje cooperativo. ↩
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La eliminación de Geografía Humana y Económica en el trayecto Humanidades y Ciencias Sociales va en la misma línea de restringir los espacios de problematización del presente, como sucedió con el curso de Geografía del Uruguay en noveno grado de Educación Básica Integrada. ↩