Panorama internacional
La desaceleración de China
El desempeño económico de China, que representa cerca de un quinto de la economía mundial, ha venido mostrando señales de desaceleración durante los últimos trimestres, una tendencia que se enmarca en un proceso que lleva años y que responde a múltiples factores. Por un lado, ninguna economía puede sostener tasas de crecimiento de dos dígitos eternamente, dado que a medida que se va “enriqueciendo” le cuesta cada vez más mantener esa dinámica (es lo que tiene el llamado “proceso de convergencia”, asociado al tránsito de las economías por los diferentes estadios del desarrollo).
Por el otro, las autoridades chinas comenzaron en 2015 a promover un cambio de modelo, moviéndose desde una economía fuertemente asentada en las exportaciones (en extremo baratas producto de los costos de la abundante mano de obra) hacia una economía que privilegia más el consumo interno (en consistencia con el incremento de los ingresos que se ha ido consolidando durante las últimas cuatro décadas).
En particular, según los datos oficiales difundidos días atrás, el PIB creció 0,9% entre el segundo y el tercer trimestre de este año, lo que supone una expansión interanual (es decir, frente al tercer trimestre de 2023) de 4,9%. En efecto, y más allá del paquete de estímulos desplegados recientemente, los nuevos datos confirman el “enfriamiento” económico del gigante asiático. En este contexto, y según reporta Bloomberg, las autoridades podrían impulsar un nuevo paquete de medidas para revertir esta trayectoria y alinear el dinamismo con las metas oficiales de crecimiento económico.
Uruguay
Consumo
De acuerdo al último radar de consumo elaborado por la empresa Scanntech, las ventas de los comercios uruguayos acumulan un incremento del 1% en lo que va del año, si se excluyen del análisis las ventas de agua –que se dispararon durante el año pasado producto de la crisis hídrica–. Al incluir esta dimensión, que distorsiona los datos agregados, las ventas totales arrastran un retroceso interanual equivalente al 2% entre enero y setiembre de 2024.
Perspectivas de precios
La inflación de este año cerraría en torno a 5,2%, según se desprende de la última encuesta de expectativas difundida por el Banco Central de Uruguay (BCU) (una décima por debajo de lo previsto un mes atrás). Para 2025 la proyección es de 5,8%, mientras que para 2026 se sitúa en el entorno de 5,7%. De esta manera, y pese a la aceleración de los precios esperada para los próximos meses, la inflación se mantendría dentro del rango meta (3% a 6%) durante todo el horizonte de estimación que contempla el BCU (2024-2026).
Perspectivas de actividad
Por otra parte, la última edición de la encuesta de expectativas económicas señala que la economía uruguaya cerraría este año con un crecimiento del 3%, mientras que en 2025 y 2026 el ritmo de expansión se desaceleraría y convergería hacia 2,5%. Esto implica que no hubo cambios significativos en el diagnóstico con respecto al relevamiento anterior, realizado durante el mes pasado.
Con estas perspectivas, la economía uruguaya culminaría en 2025 una década de bajo crecimiento, con una tasa anual promedio de apenas 1%. Revertir esta tendencia, impulsando el crecimiento potencial por encima del 2,5%, constituye uno de los principales desafíos para el próximo gobierno, ya que es condición necesaria (nunca suficiente) para abordar los desafíos socioeconómicos que se abren en múltiples frentes.