El gobierno de Yamandú Orsi enfrentará “serios” desafíos sociales tras los “grandes recortes” que realizó la administración de Luis Lacalle Pou, recortes que ocasionaron un “deslucido crecimiento” y “elevados niveles de pobreza”. Esto es parte de lo que se desprende del diálogo que mantuvo la diaria con Joe Sammut, investigador principal del Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR, por sus siglas en inglés, Center for Economic and Policy Research).
Al enumerar los “serios desafíos” del Frente Amplio, el especialista mencionó que “uno de cada cinco niños menores de seis años vive en un hogar pobre. Los salarios reales son apenas más altos que en 2019 y la desigualdad de ingresos ha aumentado drásticamente”.
Para Sammut, que es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Queen Mary de Londres y cuenta con una maestría en filosofía en la Universidad de Oxford, los recortes impulsados por Lacalle Pou “contribuyeron a una recuperación más débil que la de muchos de los pares relevantes de Uruguay en América del Sur. La adopción por parte de su gobierno de una regla fiscal muy conservadora significó recortes demasiado grandes y demasiado rápidos”.
“Esta priorización de la reducción de la deuda neta sobre la recuperación contribuyó al deslucido crecimiento de Uruguay, a los elevados niveles de pobreza, que siguen siendo superiores a los niveles observados antes de la irrupción de la pandemia, y al aumento de la desigualdad”, señaló Sammut, que además tiene una licenciatura en Ciencias por la London School of Economics.
El especialista consideró que a pesar de que son “desafíos sociales serios”, la macroeconomía de Uruguay ofrece un “espacio razonable para una política expansiva”, por lo que sería “bueno” que el próximo gobierno reformule la regla fiscal, llevada adelante por la actual administración, para aumentar el gasto público.
A pocos días de la segunda vuelta electoral, el CEPR difundió un estudio titulado “Uruguay en una encrucijada: ¿continuar con el declive o regresar al progreso económico?”, que fue elaborado por Sammut junto con Jake Johnston y Guillermo Bervejillo. Este centro fue cofundado por los economistas Dean Baker y Mark Weisbrot en 1999, “para promover el debate democrático sobre los temas económicos y sociales más importantes que afectan la vida de las personas”. Su consejo asesor incluye a los economistas ganadores del premio Nobel Robert Solow y Joseph Stiglitz; Janet Gornick, profesora de la Escuela de Posgrado de CUNY y directora del Estudio de Ingresos de Luxemburgo, y Richard Freeman, profesor de Economía en la Universidad de Harvard.
“(El gobierno de Lacalle Pou) comenzó a reducir el gasto en 2021, antes de que terminara la pandemia y primero que en muchos países vecinos. Esta elección de política no fue requerida por las presiones de deuda que enfrentaba Uruguay”.
¿Qué valoración hace de la actual gestión liderada por Luis Lacalle Pou?
Lacalle Pou enfrentó una situación desafiante porque asumió el cargo pocos días antes del inicio de la pandemia de covid-19, que provocó serios desafíos económicos en todos los países. Sin embargo, sus políticas contribuyeron a una recuperación más débil que la de muchos de los pares relevantes en América del Sur. La adopción por parte de su gobierno de una regla fiscal muy conservadora significó recortes demasiado grandes y demasiado rápidos. Comenzaron a reducir el gasto en 2021, antes de que terminara la pandemia y primero que en muchos países vecinos. Esta elección de política no fue requerida por las presiones de deuda que enfrentaba Uruguay. Esta priorización de la reducción de la deuda neta sobre la recuperación contribuyó al deslucido crecimiento de Uruguay, a los elevados niveles de pobreza, que siguen siendo superiores a los niveles observados antes de la irrupción de la pandemia, y al aumento de la desigualdad.
¿Cómo caracteriza el estado actual de la economía uruguaya, considerando los recortes en el gasto social, el estancamiento de los salarios reales y el aumento de la pobreza reportados en el informe?
Hay algunos desafíos serios. Uno de cada cinco niños menores de seis años vive en un hogar pobre. Los salarios reales son apenas más altos que en 2019 y la desigualdad de ingresos ha aumentado drásticamente. La reducción de la desigualdad de ingresos fue uno de los mayores logros de gobiernos anteriores (del Frente Amplio).
Si se observa el ingreso promedio per cápita (antes y después de impuestos y transferencias) del 10% más rico frente al 50% más pobre, se puede observar una rápida mejora en la igualdad de ingresos a partir de 2007. El ingreso promedio antes de impuestos de un individuo en el 10% más rico pasó de ser 21 veces el ingreso promedio de un individuo ubicado en el 50% más pobre a alrededor de 13 y 14 veces entre 2012 y 2019. Después de impuestos y transferencias, esta relación pasó de 17 en 2007 a aproximadamente 10 entre 2012 y 2020.
Sin embargo, este progreso igualitario positivo se revirtió a partir de 2020, con una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres. De 2019 a 2022, el ingreso promedio real después de impuestos del 10% más rico aumentó un 8%, mientras que el ingreso promedio real del 50% más pobre disminuyó un 16%. Este aumento fue ligeramente mayor que la variación en el ingreso antes de impuestos, donde el ingreso promedio real per cápita aumentó un 6% para el 10% más rico y cayó un 12% para el 50% más pobre.
Por lo tanto, se trata de desafíos sociales serios. Sin embargo, la macroeconomía de Uruguay ofrece actualmente un espacio razonable para una política expansiva: no enfrenta problemas de balanza de pagos del tipo que podría impedir que el nuevo gobierno comience a avanzar para abordar estos desafíos, por ejemplo. Existen algunos riesgos internacionales que podrían afectar esta situación. Argentina se encuentra actualmente en una grave crisis económica y esto ya ha tenido algunos efectos indirectos en Uruguay. Si las condiciones empeoran allí, o si hay otras crisis regionales o internacionales, entonces las perspectivas podrían cambiar. Sin embargo, por el momento, los mayores desafíos que enfrenta el gobierno son regulatorios, como es heredar una regla fiscal que limita su capacidad de actuación, y políticos, como carecer de una mayoría en la Asamblea General.
¿Cuáles deberían ser las principales medidas económicas del próximo gobierno para revertir el deterioro socioeconómico observado en los últimos años?
La historia de éxito de Uruguay en la década del 2000 se basó en un crecimiento sostenible e inclusivo. Lograron aumentos en el ingreso per cápita, que se repartieron de manera más justa mediante el aumento de los salarios reales y la disminución de la desigualdad del ingreso y de la pobreza. Estas son algunas de las medidas más importantes para tener en cuenta al juzgar el desempeño del gobierno entrante.
¿Qué acciones fiscales podría desplegar el nuevo gobierno para revertir la desigualdad de ingresos?
Puede impulsar medidas que podrían mejorar el sistema tributario, reduciendo la evasión, por ejemplo, o ajustando las tasas respectivas para hacerlas más progresivas. Pero más que reformas tributarias, se debería aumentar los salarios reales, el salario mínimo y las transferencias. Serían formas efectivas de reducir la desigualdad.
¿Y qué acciones se deberían promover para combatir la pobreza infantil?
La pobreza general es mayor que antes de la pandemia: uno de cada diez hogares vive ahora por debajo del umbral de pobreza, pero la situación de la pobreza infantil es aún peor: el 20% de los niños menores de seis años viven en la pobreza, en comparación con el 18,3% que había antes de la pandemia.
Hay medidas comprobadas que el nuevo gobierno podría tomar para ayudar a estos niños y a sus familias. Las transferencias que los gobiernos anteriores del Frente Amplio introdujeron o ampliaron significativamente ayudaron a reducir la pobreza en los menores de seis años, como muestra la reducción significativa que tuvo lugar a partir de 2004; pasó del 63% desde ese año a poco más del 18% cuando dejaron el poder. Las políticas económicas laborales, como el aumento de la inversión pública y el fortalecimiento de los derechos laborales, también pueden ayudar a aumentar los ingresos de los padres, contribuyendo así a combatir la pobreza infantil.
“La regla fiscal que el gobierno hereda de la administración de Lacalle Pou es excesivamente restrictiva. Sería bueno reformar esto (...) para que el gobierno tenga una mayor capacidad de aumentar el crecimiento sostenible de la economía”.
¿Qué estrategias podría implementar el futuro gobierno para aumentar la inversión social y estimular el crecimiento, considerando las actuales limitaciones fiscales heredadas del gobierno saliente?
La regla fiscal que el gobierno hereda de la administración de Lacalle Pou es excesivamente restrictiva. Sería bueno reformar esto, no sólo para que pueda aumentar el gasto en educación, atención médica, pensiones estatales y otros beneficios y servicios, sino también para que el gobierno tenga una mayor capacidad de aumentar el crecimiento sostenible de la economía. Las inversiones públicas, como aquellas destinadas a la infraestructura o en aspectos vinculados a la educación, son fundamentales para aumentar el potencial de crecimiento futuro.
En el informe que publicaron antes de las elecciones se menciona que existió un retroceso en los derechos laborales y una mejora limitada en el salario mínimo. ¿Cómo podría el próximo gobierno equilibrar las demandas de los trabajadores y atender esta situación?
Los anteriores gobiernos uruguayos han demostrado que no es necesario hacer concesiones: la mejora de los ingresos reales crea un mercado más deseable para invertir. La inversión privada (es decir, la formación bruta de capital fijo) pasó del 11% del PIB en 2004 al 18% en 2012, coincidiendo con el período del Frente Amplio en el cual se aprobaron algunas de las reformas de mayor alcance. Tampoco es cierto que eliminar las protecciones laborales sea necesario o incluso que eso pueda por sí solo aumentar la inversión. De hecho, la inversión privada cayó en Uruguay en 2023 y se prevé que vuelva a descender ligeramente este año, a pesar de las medidas supuestamente dinamizadoras que fueron implementadas por la administración saliente.
Sammut: es “importante” que Uruguay fortalezca el Mercosur
El experto señaló que es clave que el país fortalezca el Mercosur, ya que este bloque es “clave para el desarrollo sostenible de la región”. Asimismo, aseguró que Uruguay está en el “centro del Mercosur”, lo que le da una “influencia que va más allá de su tamaño”.
En un contexto económico global incierto, ¿qué oportunidades ve para Uruguay en términos de comercio, integración y cooperación internacional que podrían apoyar la recuperación económica?
Uruguay está en el centro del Mercosur, literalmente, ya que la organización tiene su sede en Montevideo. Esto le da a Uruguay una influencia que va más allá de su tamaño. Fortalecer este y otros mecanismos regionales es importante, especialmente si el mundo experimenta más guerras comerciales. Estos mecanismos de integración regional han sido identificados desde hace tiempo por muchos expertos como la clave para el desarrollo sostenible de la región, ya que fortalecen las voces externas de estos países y les permiten negociar mejores términos comerciales con países más poderosos en materia económica y geopolítica. Además, ayudan a reducir los riesgos de balanza de pagos, lo cual es importante ya que las crisis externas han sido la fuente más importante de recesiones profundas en la región (como ocurrió en los años 80 y como consecuencia de la crisis asiática a fines de los 90). También proporcionan muchos beneficios microeconómicos y de otro tipo. A pesar de su importancia para el desarrollo económico, el proyecto de convergencia regional se estancó a finales de la década de 2010, pero Orsi asume el cargo en un momento en que hay una serie de nuevos líderes en todo el continente que han expresado su deseo de retomar este proyecto.
En términos de lo que esto significa para el Mercosur, el gobierno de Argentina es en cierto modo el eslabón débil de la alianza, ya que Javier Milei ha mostrado más interés en alcanzar acuerdos unilaterales con Estados Unidos y con la Unión Europea, que serían incompatibles con el Mercosur. Sin embargo, es poco probable que estas apuestas de Milei tengan éxito, y Argentina se encuentra en una situación muy mala que ya ha obligado a su gobierno a ser más pragmático. Ha cambiado su tono sobre China, que es uno de los dos socios comerciales más importantes tanto de Argentina como de Uruguay. Brasil es el otro socio comercial importante de ambos países. Si Uruguay y Brasil trabajan en estrecha colaboración, podrían convencer a Milei, o a parte de su gobierno, de ser más pragmático cuando se trata de trabajar con el Mercosur.
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