El dato

La dificultad de acceso al empleo juvenil –y más aún de calidad– es un rasgo estructural de la economía uruguaya. La tasa de desempleo sintetiza las dificultades que tienen los jóvenes para conseguir trabajo. El desempleo afecta casi cinco veces más a los jóvenes que a los adultos, y es aún más marcado entre las mujeres que entre los hombres. Las dificultades para que los jóvenes consigan empleo han persistido en las últimas décadas en Uruguay, bajo diferentes momentos del ciclo económico. En comparación con los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Uruguay presenta tasas elevadas de desempleo juvenil, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres.

El contexto

¿Cuánto pesan los jóvenes en Uruguay y dónde se concentran?

Uruguay cuenta con pocos jóvenes, y estos están expuestos a peores condiciones de vida en comparación con los adultos. En Uruguay, menos de uno de cada cinco habitantes tiene entre 14 y 24 años, según el Censo 2023. Los jóvenes uruguayos tienen una participación poblacional más baja que la que se observa en el resto de los países de la región. Pero, por otro lado, están sobrerrepresentados en la población con necesidades básicas insatisfechas.

¿Cómo ha evolucionado el desempleo juvenil en Uruguay?

La tasa de desempleo juvenil sintetiza las dificultades que atraviesa este grupo en materia de acceso al empleo. Entre 2006 y 2022, la tasa de desempleo juvenil promedio fue de 19 puntos porcentuales (pp), superior a la registrada para los trabajadores mayores de 25 años.

En 2011, que fue el año en el que el desempleo alcanzó un registro mínimo de 6,3%, el desempleo juvenil ascendió a 18,1%, mientras que entre los mayores de 25 años se ubicó en torno a 4,0%. Esto refleja a las claras las dificultades que presenta este colectivo, aun en contextos económicos particularmente favorables.

En el extremo opuesto, con la irrupción de la pandemia, la brecha de desempleo entre jóvenes y adultos trepó a un nivel máximo, y el desempleo llegó a afectar a casi el 40% de los jóvenes. En general, los trabajadores jóvenes son los más perjudicados durante las crisis, puesto que las empresas suelen optar por mantener a los empleados con más experiencia y capacitación, en detrimento de los trabajadores con menos antigüedad, y además suponen un costo de despido menor.

En 2023, y pese a la recuperación del empleo, el desempleo alcanzó al 26,3% de los jóvenes, frente al 5,6% de los adultos.

¿Por qué es relevante que los jóvenes accedan a empleos de calidad?

Si bien la situación de desempleo entre los jóvenes puede ser transitoria, durante el tiempo en el que la persona está desempleada no genera experiencia laboral ni adquiere habilidades generales o específicas asociadas a la actividad que le permitan acceder a un mejor trabajo a futuro. En este sentido, existe evidencia sobre la importancia que tiene la primera experiencia laboral para la trayectoria futura de los jóvenes trabajadores, en múltiples dimensiones clave como son la estabilidad del empleo, la formalización, la movilidad social y el nivel salarial.

Adicionalmente, la inserción laboral juvenil puede tener un impacto relevante en términos de pobreza infantil, en tanto una buena parte de los jefes y las jefas de hogar con hijos a cargo en situación de pobreza son menores de 25 años.

Cabe precisar que la categoría juvenil abarca a personas que se encuentran en situaciones muy distintas, con relación a la conveniencia de su participación en el mercado laboral, al menos con una carga horaria relevante. No es lo mismo un joven de 15 años que uno de 24. En el caso del primero, es crucial asegurar su continuidad lo máximo posible en la educación formal, en contraposición a una entrada temprana al mercado laboral que resulte de la necesidad de complementar ingresos del hogar que son insuficientes. En este sentido, una reducción de la tasa de desempleo juvenil que sea producto de un menor número de jóvenes que buscan empleo porque se encuentran estudiando sería una muy buena noticia.

¿Qué leyes se han impulsado para promover el empleo juvenil?

Las políticas de mercado laboral dirigidas a jóvenes en Uruguay han experimentado cambios a lo largo del tiempo, reflejando los énfasis de diferentes gobiernos. A nivel legislativo resaltan tres leyes, con impactos limitados en términos de empleo en todos los casos.

En primer lugar, la Ley de Empleo Juvenil de 1997, que estableció diversas modalidades contractuales e incentivos fiscales, pero fue criticada por su impacto limitado y sus posibles incentivos a la precarización del empleo juvenil. Como consecuencia de ello, la Reforma Tributaria de 2007 derogó los incentivos de esta ley.

En segundo lugar, la Ley de Empleo Juvenil de 2013, promulgada en un contexto de bajo desempleo, abordó diversas situaciones laborales juveniles y se implementó a partir de cinco componentes: primera experiencia laboral, práctica laboral para egresados, trabajo protegido, práctica formativa en empresas, primera experiencia laboral en el Estado y emprendimientos juveniles.

En tercer lugar, la Ley de Políticas Activas de Empleo de 2021, dirigida a jóvenes y otros grupos, unificó criterios y modalidades contractuales, y derogó la ley de 2013, aunque sin modificar en sustancia la situación anterior.

Por último, hay evidencia de que programas como “Yo estudio y trabajo”, implementado en Uruguay, pueden generar inserciones laborales de calidad para los jóvenes con efectos perdurables en el tiempo. Estos estudios aportan valiosa información al momento de pensar en incrementar la escala de estas iniciativas y llegar así a un mayor número de jóvenes.