Uruguay es un país conservador. Es una máxima que muchas veces escuchamos asociada a nuestra tradición política o geografía (la famosa penillanura levemente ondulada), pero que también aplicaría al perfil de inversión de los uruguayos. En un mercado de capitales relativamente poco desarrollado y pequeño, los ahorristas que logran acumular un capital pequeño o mediano tienden a volcarlo hacia alternativas de inversión que podríamos calificar como “tradicionales”, sean bienes inmuebles o instrumentos ganaderos, por ejemplo, cosas tangibles, que generan una sensación de seguridad para el inversor.

El problema es que esto dificulta el acceso al financiamiento para otro tipo de emprendimientos, como puede ser la inversión directa en acciones de un negocio, y esto no sólo priva de opciones a los uruguayos que buscan incrementar sus ahorros, sino que también complejiza el desarrollo de las empresas que compiten con sus pares internacionales que sí cuentan con mercados de capitales desarrollados.

Acá es donde entra Crowder, una empresa emergente que pretende alterar esta situación conectando directamente los productos financieros de las empresas (sea venta de acciones o instrumentos de deuda) con los potenciales inversores, y que recientemente recibió la autorización oficial del Banco Central del Uruguay (BCU) para operar como plataforma de financiamiento colectivo. Sobre esto y otros temas la diaria conversó con Guillermo Rodríguez, su CEO y cofundador.

¿Cómo fue el proceso desde la idea hasta la obtención de la autorización del BCU?

Obviamente fue un recorrido largo, pero al mismo tiempo bastante rápido en función de lo que venía siendo este tipo de procesos con el banco. De hecho, ahora me desayuné de que todo este proceso de autorizaciones en buena parte se digitalizó; ahora es casi 100% digital. Pero, resumiendo, fue un proceso largo, arduo en cuanto a trabajo, y con un ente regulador súper profesional y recontra abierto que demostró siempre un interés en que esto saliera.

Tal vez nosotros fuimos los primeros beneficiarios de esta nueva ola, es decir, de contar con un banco proactivo con ganas de que pasen cosas. Esto lo digo principalmente porque durante todo este tiempo, hablando con un montón de agentes, empresarios e instituciones, surgía una mirada distinta de lo que era el BCU. Te decían: “Te estás metiendo en el BCU, ni loco”.

Entiendo que aplicaron a una habilitación bajo una ley vigente desde 2021, pero que fue la primera que se otorgó en ese marco. ¿A qué los habilita ese permiso?

Es correcto todo lo que dijiste. La ley de emprendedurismo, que es la 19.820, ya existía. Fue a fines de 2020 que el BCU reguló la actividad a través de la Circular 2.377, y recién ahora fuimos nosotros los que nos convertimos en la primera empresa administradora de plataforma de financiamiento colectivo autorizada. ¿Qué nos permite hacer esta licencia? Bueno, un poco redundante por el nombre, pero nos permite administrar una plataforma de financiamiento colectivo, que es un mercado de oferta pública de valores de monto reducido. O, como me gusta llamarle a mí, de emisiones de ofertas públicas súper simplificadas (es un término que acuñé yo). En definitiva, es eso, una pequeña bolsa digital, aunque, siendo más técnicos, se trata de un mercado que conecta empresas emisoras de valores a través de oferta pública con inversores. La particularidad es que las emisiones son de monto reducido.

¿A qué te referís con “monto reducido”?

A que son preestablecidos por reglamentación del BCU. El límite se establece en unidades indexadas y, a valores de hoy, implica que el valor total de emisión por empresa que puede circular en la plataforma es de alrededor de 1,5 millones de dólares. Las emisiones pueden ser de deuda o acciones, tanto de títulos de participación como de títulos mixtos. En definitiva, cualquier tipo de valor.

¿Cuál es el modelo de negocio de Crowder?

Somos un marketplace, es decir, un mercado que conecta capital privado con empresas y comisionamos en ambos polos de la ecuación. En el caso de los inversores, cobramos 1,5% sobre el monto operado cada vez que opera el usuario, a nivel del mercado primario o secundario.1 Si ves una emisión activa en el mercado primario y querés invertir 1.000 dólares, nosotros te vamos a cobrar 1.000 más 1,5%. Del lado empresarial –los emisores– nosotros también cobramos una comisión sobre el monto recaudado. O sea, siempre es al éxito de la emisión. Y la comisión difiere según se trate de una emisión de deuda o de acciones. ¿Por qué? Porque son mercados completamente diferentes, porque las comisiones también son distintas y la modalidad que hoy tienen las empresas para financiarse fuera de lo que es el mercado de capital también es distinta y tiene costos diferentes. En ese sentido, a nivel de acciones cobramos 10% del total de lo colocado. Una vez sola, contra el éxito de la emisión. Y a nivel de deuda, la ecuación que encontramos que se adapta mejor al mercado es cobrar el 50% de la tasa base anual de la moneda en la que se está emitiendo; en Crowder se puede emitir en dólares, pesos uruguayos o unidades indexadas. Para una empresa local esto puede ser interesante, sobre todo tomando en cuenta cuál es su ingreso para endeudarse en la misma categoría.

Ahí nosotros cobramos, a la empresa, el 50% de la tasa base anual de esa moneda. En otras palabras, si hablamos en dólares, la tasa base anual soberana está en un 5% y nosotros cobramos 2,5%.

¿Cómo ha sido la relación de Crowder, que busca dinamizar de alguna manera el mercado de capitales, con los jugadores más tradicionales?

A ver, ¿por dónde empezar? El primer gran desafío fue abrir una cuenta bancaria cuando arrancamos, como le pasa creo que a cualquier fintech. Hubo un repelente grande a nivel bancario en general, excepto por el banco Itaú, que entiendo que tiene otra mirada de lo que es el mercado y lo que son las fintechs. Eso lo demuestra con hechos. Me parece que fueron los únicos que entendieron lo que estábamos haciendo o que por lo menos se tomaron el trabajo de estudiarlo, porque tampoco es que estamos haciendo física cuántica. Fueron los primeros en decir “van para adelante, vamos a apoyarlos”. A veces se trata de estar en el lugar indicado, en el momento indicado. Yo hablé con Itaú y hacía dos semanas había bajado una línea de la holding de que todo el tema crowdfunding estaba bien para el banco. A veces hay que estar ahí, te pasan las cosas por al lado.

¿Apuntan exclusivamente al mercado local o tienen ambiciones internacionales?

Por normativa pueden emitir empresas uruguayas o extranjeras sin la necesidad de tener holding acá; pueden invertir uruguayos o de cualquier parte del mundo. Además, vinculado a lo que me consultaste antes sobre la relación con el mercado financiero tradicional, nosotros, como plataforma de pago, vamos a operar con Sistarbanc. Eso es público, es de los bancos, y el 60% es del BROU. Si hoy en Uruguay querés trabajar con el BROU, tenés que trabajar con Sistarbanc. Y el BROU es aproximadamente el 70% de la plaza bancaria del consumidor final. Es absurda la cantidad de cuentas con relación a los otros bancos.

Ahora, si quiero traer un inversor de afuera a operar en Crowder, lo tengo que referenciar a un corredor o a alguien que tenga una cuenta acá, porque de otra manera no le puedo canalizar la inversión. Entonces, ¿nos interesa la gente de afuera? Sí, claro, esta plataforma tiene foco en Uruguay para crecer hacia Latinoamérica, hacia Argentina, Paraguay, Chile; ahí es hacia donde vamos, pero para llegar vamos a tener que superar o incorporar proveedores y tecnología regional. El tema “pasarela de pagos” (es decir, la tecnología que permite a comercios procesar pagos electrónicos, sea con débito, crédito u otras modalidades online) es un tema relevante, pero creo que tenemos buenos proveedores alternativos en Uruguay; Prometeo, por ejemplo. Tenemos que ir apuntando a eso. Por eso creo que tenemos buena materia fintech y hay que utilizarla.


  1. “Mercado primario” se denomina cuando un inversor adquiere directamente del inversor el título (es decir, de la empresa que lo emite). “Mercado secundario” es cuando un inversor adquiere el título de otro inversor.