Uruguay ha crecido muy poco en los últimos años y eso es motivo de gran preocupación. Se alega, frecuentemente, que el magro crecimiento ha sido consecuencia de dos shocks negativos que ha sufrido nuestra economía desde el inicio de la administración del presidente Luis Lacalle Pou: la pandemia y la sequía.

En la medida en que estos eventos afectaron a buena parte de los países de la región, es interesante realizar un análisis comparado a través del cual puedan evaluarse sus repercusiones, considerando información cuantitativa respecto de la forma en que se han comportado las economías que se vieron afectadas por ambas perturbaciones, específicamente Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y tratando de aportar evidencia que ayude a responder las siguientes interrogantes.

¿Cuán profunda fue la contracción que sufrieron estos países en el epicentro del shock provocado por la covid?

Sin lugar a dudas, la pandemia de covid tuvo un efecto recesivo en el nivel de actividad económica mundial. No obstante, la recuperación de este evento no ha sido homogénea entre países. En particular, a casi tres años del momento de mayor impacto, las economías consideradas en este análisis han mostrado patrones diferentes de recuperación.

Con base en datos oficiales del PIB a precios constantes, la magnitud de la contracción que sufrieron los países considerados durante 2020 (en comparación con 2019) fue de diversa magnitud. Argentina fue el país más afectado, y exhibió una caída del 10% del PIB, seguido por Uruguay, donde la contracción alcanzó el 7,4%, y Chile, cuyo PIB se retrajo 6,1%. En otro escalón se encuentran Brasil, donde el PIB cayó 3,3%, y Paraguay, que registró una variación negativa de apenas 0,8%. Esto último se explica porque la economía paraguaya había sufrido las consecuencias de una grave sequía en 2019, que afectó severamente la agricultura y que produjo una reducción del nivel de actividad equivalente a 0,4%. En suma, Argentina, Uruguay y Chile fueron los países que sufrieron un impacto mayor como consecuencia de la pandemia.

¿Cuánto tiempo les tomó a los países recuperar los niveles de actividad correspondientes al año previo a la pandemia?

Para responder esta pregunta se debe recurrir al análisis de datos desestacionalizados del PIB, que excluyen aquellas variaciones intraanuales de naturaleza estacional. La información disponible indica que en Paraguay, Brasil y Chile la actividad económica ya había recuperado los niveles promedio de 2019 en el primer trimestre de 2021.

Aunque el número de contagios y muertes por covid continuaron durante 2021, el notorio aumento de la movilidad comenzó a registrarse en todos los países, impactando positivamente sobre los niveles de actividad económica. La economía que mostró un menor efecto en su nivel de actividad fue Paraguay. Sólo durante el segundo trimestre, el PIB se ubicó por debajo del promedio de 2019. El resto de los países consiguieron iniciar la recuperación en el transcurso de 2021. Los primeros en mostrar signos de recuperación fueron Brasil y Chile. Recién en el cuarto trimestre de 2021 Argentina y Uruguay alcanzan los respectivos niveles de actividad que tenían previo a la pandemia.

¿Cuál fue la cadencia con que se produjo esa recuperación?

Una vez superados los efectos de la crisis sanitaria, los países de la región se han mantenido, en general, en niveles del PIB superiores a los de 2019. La dinámica de la recuperación ha sido diversa. La economía de Chile tuvo una importante recuperación en 2021 y luego se estabilizó. En Uruguay el nivel de actividad tuvo un impulso positivo que lo llevó a crecer moderadamente durante 2021 y 2022 y a estancarse en 2023. Por su parte, Brasil y Paraguay han logrado ampliar la brecha positiva respecto de los niveles de actividad previos a la pandemia.

Foto del artículo 'La recuperación económica pospandemia y los efectos de la sequía: una comparación regional'

¿Qué efectos tuvieron las sequías que afectaron las economías de la región?

El déficit hídrico que desencadenó en una fuerte sequía tuvo consecuencias en diferentes momentos del tiempo y con diversa intensidad en los países considerados, según el peso de los sectores que dependen del agua/riego para desarrollar su actividad.

Como se dijo previamente, durante 2019 Paraguay sufrió los efectos de una sequía que impactó fuertemente sobre el sector primario, que tiene un gran peso en su dinámica económica. En 2021 volvió a enfrentar una crisis hídrica de gran magnitud, que se extendió hasta 2022. Como resultado, el sector agrícola enfrentó contracciones del 4% en 2019 y del 18% y 12% en 2021 y 2022, respectivamente.

La sequía también impactó sobre varias regiones de Brasil en 2021. Sus efectos se materializaron en una contracción del nivel de actividad (desestacionalizado) durante el segundo trimestre de ese año. Este evento climático tuvo una contracara positiva para Uruguay, que se materializó en un intenso flujo de exportaciones de energía hacia Brasil. La sequía también afectó el crecimiento económico en Chile durante 2022 y 2023. En Argentina y Uruguay, el impacto de la sequía fue un factor de freno del crecimiento durante 2023.

Al cierre de 2023, ¿en qué fase de recuperación se encontraban los países de la región?

La región se vio impactada por la pandemia y la sequía. La trayectoria y la dinámica de la actividad económica registradas en el período permiten diferenciar la situación de Uruguay, por un lado, de lo acontecido en Chile, Brasil y Paraguay y, por el otro, de la situación de Argentina. La información disponible indica que en 2023 Uruguay alcanzó un nivel de PIB apenas 2,8% por encima del promedio de 2019, mientras que en Chile este guarismo se ubicó en 6,8%, en Brasil en 7,4% y en Paraguay en 8,3%.

Uruguay fue de las economías de la región que requirieron más tiempo para recuperarse de los shocks negativos ocurridos durante los últimos cuatro años. De hecho, si se considera la proyección de crecimiento del PIB del Banco Central del Uruguay para el presente año (2,5%), la expansión promedio de la economía uruguaya entre 2020 y 2024 se ubicará en registros prácticamente idénticos a los observados en los cinco años previos. En dicho período, la tasa de crecimiento económico promedio anual entre 2015 y 2019 se había ubicado en 1% anual.

Desafortunadamente, Uruguay no es el país de la región que se recuperó más rápidamente, ni tampoco es la economía que ha mostrado mayor dinamismo después de la pandemia. La experiencia reciente ilustra claramente que, ante eventos similares, las economías pueden comportarse de forma bien diferente. Las especificidades en los comportamientos deben buscarse en rasgos estructurales diferentes en las economías y, por supuesto, en orientaciones disímiles en las políticas económicas nacionales.

Silvia Rodríguez Collazo, magíster en Economía por la Universidad de la República. Investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas, profesora agregada e investigadora del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República. (X: @SilviarCollazo, correo: [email protected]).