El turismo puede convertirse en una palanca estratégica para el desarrollo del país si los gobiernos lo asumen como prioridad, expresaron expertos y referentes del sector consultados por la diaria, quienes coincidieron en que la industria no sólo genera empleo y divisas, sino que brinda una oportunidad única para invertir e impulsar el crecimiento del país.

El exministro de Turismo Benjamín Liberoff defendió el papel estratégico que juega la industria turística en el desarrollo económico de Uruguay y consideró que el sector “es comparable en importancia con otros, como la carne o la forestación”, y representa entre el 7% y el 8% de la mano de obra nacional, alcanzando a 110.000 personas”. “Esto marca la importancia que debe darle cualquier gobierno, no sólo el actual. En ese sentido, debería tener un lugar de relevancia en lo que significa la programación económica del país, máxime cuando no es fácil crecer en ingresos rápidamente; el turismo ha demostrado ser una de las áreas en las que eso puede ocurrir si se tiene una política sistemática y consistente a lo largo del tiempo”, argumentó.

En la misma sintonía, el coordinador de investigación del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), el economista Martín Alesina, indicó que el turismo podría convertirse en una de las principales palancas para el crecimiento económico durante la próxima década, siempre y cuando el país lo asuma como “prioridad estratégica” y lo respalde con mayor inversión pública. Para esto, “el gobierno debería designar al turismo como una prioridad, algo que hoy no es. El presupuesto asignado al turismo no llega al 0,1% del total y, cuando uno compara con otros países que sí lo ven como prioridad, le asignan cuatro o cinco veces más que eso”, afirmó.

Sobre las cifras

El 19 de setiembre, el ministro de Turismo, Pablo Menoni, resaltó ante la Comisión de Presupuesto Integrada con Hacienda que es “importante destacar, ante el sector político y la sociedad entera, que el turismo es un sector productivo de los más importantes. Es decir, queremos que todos seamos conscientes de que el turismo es un generador de trabajo, por sí mismo, genuino”. En esa oportunidad, las autoridades presentaron cifras sobre el impacto económico del turismo y señalaron que incluye cerca de 104.000 empresas, de las cuales el 97% son pequeñas y medianas.

Por otra parte, según datos del ministerio, el sector emplea proporcionalmente a una mayor cantidad de jóvenes que el promedio de la economía, un elemento clave si se tiene en cuanta que esa población enfrenta dificultades estructurales de inserción laboral, tal como evidencian los elevados niveles de desempleo (la tasa de desocupación para esa franja etaria oscila entre el 25% y el 30%). En efecto, “el 26% del total de ocupados en el sector turístico tienen menos de 29 años, mientras que para el conjunto de la economía uruguaya este guarismo es cercano al 21%”.

El sector turístico, a su vez, emplea “en términos relativos a más personas con ciclo básico y bachillerato terminado que el resto de la economía; nuevamente, se trata de un segmento de la población que enfrenta niveles de desempleo (en especial ciclo básico) mayores a los del promedio de Uruguay”.

Por último, el ministerio comparó al turismo con otros sectores exportadores: mientras que los servicios de trading representaron el 14% de las exportaciones, la carne y sus subproductos otro 14%, la madera, el papel y la celulosa un 11%, la participación del turismo se ubica en torno al 12%.

El turismo en el marco del presupuesto

Liberoff destacó que el actual gobierno comenzó con una situación “extremadamente deficitaria” en materia presupuestal, lo que “limita efectivamente lo que se puede hacer”, en particular si se tiene en cuenta que la administración anterior recortó los recursos destinados al turismo en un 15%. “Es público y notorio que los números dejados por la pasada administración en el conjunto de la economía del país no son los que había dicho que iban a ser. Por lo tanto, está claro que es un problema para el gobierno actual y también para el propio Ministerio de Turismo”, agregó.

En esa línea, dijo que “hubiera sido deseable un peso mayor” del sector en el presupuesto, aunque valoró el refuerzo para turismo social y promoción. “El ministerio ronda apenas el 1% del presupuesto nacional. Si se le destinara más, el impacto económico podría ser mayor”, opinó.

Por su parte, Alesina indicó que, a pesar de que “la frazada es corta”, hay “espacio para mejorar” en materia de eficiencia del gasto. “El turismo es realmente una oportunidad para lograr que ese mayor gasto sea visto como una inversión con importantes beneficios para la economía; si invirtiéramos diez millones de dólares más al año, estimamos que eso podría hacer subir el PIB cerca de 1,4%, crear 10.000 puestos de trabajo y generar un impacto muy grande en la recaudación. Si uno piensa en el Estado como una empresa, no hay tantas oportunidades de inversión para lograr ese rédito”, sentenció.

A pesar de que el economista reconoció que es “una noticia en sí misma” que el presupuesto asignado al turismo subiera después de 13 años de descenso, remarcó que el aumento es “insuficiente e insignificante” para que sea posible un “cambio significativo”.

Sobre esto, Ceres presentó días atrás un informe que identifica al turismo como uno de los motores con mayor potencial para impulsar el crecimiento de la economía uruguaya. El documento toma como referencia la experiencia de Portugal y plantea que, si Uruguay destinara un esfuerzo en promoción turística de magnitud similar al del país europeo, podría captar más de un millón de visitantes adicionales cada año. Ese flujo extra se traduciría en ingresos por más de 700 millones de dólares y en un crecimiento del PIB de 1,4 puntos porcentuales, cuando hoy el sector representa alrededor del 6% del PIB.

Comparación con Portugal

Alesina recordó que países como Portugal triplicaron los fondos destinados a la promoción turística y lograron más que duplicar la incidencia del sector en el PIB en apenas dos décadas. “Si Uruguay invirtiera 15 millones de dólares en vez de los cinco actuales, cada dólar podría devolverle casi diez al Estado. Es algo que cierra por todos lados, es una oportunidad que invita a confiar y darle la prioridad que el turismo debería tener”, sentenció.

En efecto, el turismo debería tener un “rol central” en una estrategia de desarrollo nacional con un horizonte de diez a 15 años, afirmó, y remarcó que “es una de las pocas oportunidades para darle al país más oportunidades de empleo y actividad económica”. En ese sentido, agregó que “cuando el país piensa en cómo va a crecer, cómo va a crear más empleo, cómo va a recaudar más, tiene que poner en la balanza cuáles son los sectores o las vías que tienen el potencial o la fuerza para darles eso que el país tanto necesita”.

Según Ceres, el turismo ya es un sector clave en el empleo, dado que ocupa al 7,5% de la población trabajadora (124.700 personas en 2024) y cuenta con una fuerte participación de jóvenes (27,6%), mujeres (47,3%) y personas que tienen ciclo básico de secundaria como máximo nivel educativo (61%). Todas estas cifras son superiores al promedio nacional.

Archivo, enero de 2023.

Archivo, enero de 2023.

Foto: Ernesto Ryan

Para 2025, Ceres proyecta que el turismo podría alcanzar el 6,3% del PIB, lo que marcaría una recuperación con respecto a los niveles prepandemia, aunque todavía estaría por debajo del máximo histórico alcanzado en 2017, cuando llegó al 8,4%. Por eso, el centro de estudios advierte que Uruguay necesita una estrategia turística más ambiciosa, que apueste a mejorar la promoción internacional y la conectividad para liberar el verdadero potencial del sector.

Logros del Frente Amplio

Por otro lado, Liberoff evaluó las políticas durante los últimos gobiernos frenteamplistas. “Cuando el Frente Amplio asumió en 2005, ingresaban al país unos 540 millones de dólares por turismo y recibíamos alrededor 2,1 millones de visitantes. En 2017 y 2018 llegamos al récord de casi cuatro millones de turistas y 2.000 millones de dólares. Eso no es un relato, son resultados concretos”, destacó.

Liberoff subrayó que durante los gobiernos progresistas se logró construir “una política de mediano y largo plazo”, con planes aprobados en 2009 que trazaban una hoja de ruta hacia 2020, 2030 e incluso consideraban un horizonte de planificación prospectiva con 2050 como faro.

“El peso del turismo en el PIB, estimado por el Banco Central, pasó de aproximadamente 3,5%, 3,8% del PIB, a ubicarse entre el 7,5% y el 8% entre 2017 y 2018. Y no olvidemos que durante ese período los puentes con Argentina estuvieron cortados. Sin embargo, la política turística permitió recuperar el número de turistas argentinos que, más allá de estos cortes, llegaban a Uruguay. Como se imaginará, esto no fue sencillo”, agregó.

Asimismo, destacó que en 2014 se aprobó una nueva Ley de Turismo que reconoció esta actividad “como derecho humano” y sentó las bases del Sistema Nacional de Turismo Social. Programas como los viajes de quinceañeras, la participación de trabajadoras domésticas o familias de tamberos “hicieron tangible esa idea de democratizar el acceso al turismo y llevarlo a los sectores más humildes de la población”, recordó.

“Cuando nosotros ingresamos había alrededor de 195 a 200 trabajadores, y cuando entregamos el gobierno, en marzo de 2020, eran 176. Esto quiere decir que prácticamente con el mismo número de trabajadores se cuadriplicó el volumen de ingresos y se duplicó el número de visitantes al país”, afirmó.

En referencia a la administración de Luis Lacalle Pou, Liberoff señaló que lo primero que hizo el gobierno anterior fue recortar un 15% el funcionamiento de los ministerios, de forma “indiscriminada”. En efecto, “no priorizó los temas de turismo, máxime con el impacto que tuvo en el sector el covid-19 [...] Además, la ejecución presupuestal fue limitada: para la promoción turística, en lugar de nueve millones destinó 4,7 millones dólares, lo que indica que tampoco se privilegió ni se trabajó correctamente”.

Diversificación y regionalización

Por otra parte, Alesina planteó que el gran desafío es diversificar el origen de los visitantes y superar la dependencia estructural del turismo argentino. En ese sentido, subrayó: “Brasil, Brasil y Brasil. Esa es la oportunidad que tiene Uruguay, con 50 millones de personas, con preferencias desestacionalizadas y con un gasto promedio alto, pero que aún no nos conocen. Ahí hay que focalizar esfuerzos”. También señaló que Uruguay debe apostar por algunas ciudades de Argentina, como Córdoba, y también por Paraguay y Chile.

Para ello, el economista dijo que es clave fortalecer la acción de embajadas y consulados, muchas veces ajenas al impulso turístico, y dar mayor protagonismo a organismos descentralizados en los departamentos.

Consultado sobre la posición de Uruguay frente a competidores regionales como Argentina, Brasil o Chile, Alesina afirmó: “En términos generales, estamos mal, tanto en infraestructura como en conectividad y en precios”. No obstante, destacó que el país logra diferenciarse en el segmento “premium”, con una oferta de alta calidad y buen servicio.

“En términos generales, cuando uno piensa en un turismo de clase media, tanto para extranjeros como para los propios uruguayos, la realidad es que los precios a nivel general son elevados. La infraestructura todavía tiene déficit en comparación con la oferta regional”, indicó.

Las propuestas del gobierno

Liberoff valoró que las políticas nacionales que se están impulsando van en la “dirección correcta” y remarcó que hay que “aumentarlas y profundizarlas”. El exministro destacó que el gobierno apuesta a restablecer las políticas de relaciones públicas con los mercados prioritarios que había hasta 2020.

“En primer lugar, hay que tener presencia todo el tiempo. Hoy sabemos que más que campañas publicitarias, lo que hay que tener es la capacidad de contacto con los medios de comunicación del mercado en forma permanente. Así que restablecer eso, me parece puntualmente señalable. En segundo lugar, hubo un llamado a un plan de marketing para el país, lo cual representa una segunda señal. Tengo entendido que están evaluando cinco propuestas que se han presentado y que son para orientar a mediano plazo la actividad del turismo. Es lo que hay que hacer”, sostuvo.

También resaltó la apuesta de volver a la “regionalización”, dando al “área metropolitana y a Montevideo un rol fundamental”, en tanto la capital es el destino turístico que recibe mayor cantidad de visitantes a lo largo del año. Para el exministro, el gran desafío es profundizar la desestacionalización. En este sentido, recordó la expansión del turismo termal: “Pasamos de una ocupación del 10%-15% al 55%-60%, y de 100 millones de dólares de ingresos a más de 400 millones. Ese fue un quiebre real”.

Mirando hacia adelante

De cara a la meta de recuperar los casi cuatro millones de visitantes alcanzados antes de la pandemia, Alesina insistió en la necesidad de más promoción y políticas agresivas de conectividad aérea. “No hay secreto: más promoción, más conectividad y mejores servicios. Si Uruguay trae más gente, los privados van a invertir porque tendrán con qué justificarlo”, sostuvo.

El economista afirmó que apostar al turismo es una decisión estratégica con beneficios múltiples: “Es una oportunidad como pocas: una inversión confiable, de bajo costo y alto rendimiento, que además genera empleo en jóvenes y en personas con menor nivel educativo. Es un sector que fomenta un empleo inteligente y con futuro”, subrayó.

De cara al futuro, Liberoff insistió en que Uruguay debe consolidar políticas de largo plazo, diversificar orígenes de visitantes y aprovechar oportunidades regionales, en particular con la apertura de cielos en Argentina. También señaló el potencial del turismo de cruceros, eventos deportivos y culturales, así como el horizonte del Mundial de fútbol 2030 como oportunidad única de posicionamiento. “Es relevante que Uruguay tome conciencia de la importancia que tiene el turismo”, concluyó.