Si quisiéramos dedicarnos a ser cazadores de tornados, como en las películas, no podríamos. Luego de la entrevista a la directora del Instituto Nacional de Meteotología (Inumet), Madeleine Renom Molina, se nos rompió el sueño de ser héroes.

Uruguay no cuenta con la tecnología adecuada, y tampoco con personal suficiente para manejar lo que hay. Sin embargo, no es un problema exclusivamente uruguayo; ningún país en el mundo, ni siquiera Estados Unidos, cuenta con una tecnología que prediga con exactitud y con gran margen de tiempo los grandes fenómenos naturales como el ocurrido en Dolores en abril de 2016, que no es el primero que ocurre en el país.

Lo bueno es que queda la esperanza intacta. La meteorología es una ciencia y, como tal, evoluciona al ritmo de las investigaciones; a esto se suma el esfuerzo conjunto de los países de la región y la inquietud de nuestro país por llegar a adquirir el combo necesario para estar mejor preparados. Pero por ahora, hasta para las potencias mundiales, los héroes cazadores de tornados siguen metidos en la ficción.

El motivo de esta entrevista es informar sobre la tecnología disponible en nuestro país para captar los eventos climáticos de gran escala, por ejemplo el tornado que se produjo en Dolores, que tanto nos llamó la atención. ¿Es la primera vez que ocurre esto en Uruguay?

–A nivel mundial, predominan dos zonas con todas la condiciones para que se generen tornados: una es en las inmediaciones de Texas, en Estados Unidos y la otra, que la gente comúnmente no conoce, es en Sudamérica, en el oeste de Argentina y de Uruguay. O sea que tenemos todas las condiciones para generar tornados, y de hecho ha habido varios en el país. El tema es detectar el tornado, porque es un fenómeno muy diferente al huracán; el tornado es de menor escala (mesoescala), dura unos pocos minutos y su radio es de unos pocos metros (100 o 200 metros aproximadamente). No son pronosticables en ninguna parte del mundo, pero para definir si tenemos todos los factores para que se produzcan los tornados, es necesario contar con radares meteorológicos, que hacen un escaneo vertical de la atmósfera y las nubes que están en el sistema, y Uruguay no cuenta con esos radares.

¿Está Uruguay preparado para prever estos fenómenos a tiempo o con precisión?

–La dinámica de generación de los tornados no demora más que entre 20 o 30 minutos. Entonces, cuanto más rápido es el fenómeno, más corta es la predictibilidad; por eso en Estados Unidos el sistema de alerta en tornados se cuenta en sirenas, y toda la población está preparada y ya sabe lo que debe hacer, porque no tenés más de diez o 15 minutos para pronosticarlo, en un área específica, con toda la tecnología y el personal preparado. Son fenómenos muy difíciles de pronosticar. Nos falta la tecnología, el personal calificado, conocer más sobre los sistemas de tornados y preparar a la sociedad frente a un evento que va a ser muy rápido.

Durante el episodio de Dolores no se contaba con la tecnología adecuada para preverlo. ¿Hubo algún avance tecnológico?

–No, no se han adquirido radares.

¿A qué distancia tecnológica estamos de los países mas avanzados?

–Si bien nos falta un montón de instrumental, eso no es suficiente para el pronóstico. Además, necesitamos gente que lo sepa interpretar, conocer los distintos factores que afectan la atmósfera, seguir estudiando y mejorando la predicción de tornados y otros fenómenos que incluso afectan a la sociedad y la economía del país, como cualquier ciencia. Tiene que venir todo junto, porque toda tecnología tiene sus pros y sus contra.

¿El Inumet tiene pensado adquirir tecnología más avanzada?

–Sí, se está diseñando, y la otra opción es mejorar las redes de monitoreo, o sea, colocar los mismo instrumentos en lugares de donde aún no se tiene información.

¿Se prevé que fenómenos naturales a gran escala sean más frecuentes en el país?

–Frente a lo que puede ser el cambio climático se ha observado una tendencia de que fenómenos más intensos, como ha sucedido en el clima de Uruguay: por ejemplo, los ciclones extratropicales han aumentado. Hablamos de cantidad de casos, no de aumento de la intensidad. Con el cambio climático se pueden dar tres variantes: el aumento en cantidad de eventos, el aumento de su intensidad, o ambas cosas a la vez. En Uruguay se producen con mayor frecuencia los fenómenos de más intensidad, si observamos el registro de 40 o 50 años de datos.

¿La falta de personal en las estaciones meteorológicas del país puede afectar la eficacia del sistema de alerta?

–Sí, porque frente a situaciones que son complejas, desde la central se pide al observador de las distintas estaciones que se queden monitoreando; ya que una estación automática, si bien está registrando continuamente, no puede reportar un montón de variables. Por eso se está tratando de conseguir más personal calificado que esté en la parte del monitoreo, que es fundamental.

¿Uruguay tiene algún convenio o vínculo internacional que beneficie al sistema de alerta meteorológica?

–A nivel regional estamos en contacto con los demás países y servicios de la región, porque muchos de estos fenómenos afectan a Brasil, Argentina o al sur de Paraguay; y después siempre hay convenios con centros mundiales, para mejora de las herramientas que desarrollan ellos y para tratar de aplicarlas de forma más sencilla y rápida, con capacitación. Hay contactos con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y el centro meteorológico finlandés, porque esto es muy global; estamos todos conectados en la Organización Meteorológica Mundial.

En 2016, la agencia Metsul advertía sobre la probabilidad de la ocurrencia de tornados en Uruguay, mientras que Inumet sólo lanzó una alerta naranja. ¿A qué se debió esa diferencia?

–La verdad, no lo sé. Habría que ver cuál fue la situación exactamente, porque en los pronósticos a futuro hay un margen de incertidumbre, lo que puede resultar en un pronóstico equivocado para la sociedad. Por ello, para mejorar y avanzar, siempre es importante argumentar en qué se basa cada uno para hacer ese pronóstico. Siempre hay que tener en cuenta que hay fenómenos de la naturaleza cuya predictibilidad es muy corta, por lo que, más allá del avance tecnológico y el personal calificado, no se pueden detectar. Para darte un ejemplo: en una semifinal de la Copa América Centenario, cuando ya había empezado el partido, en un momento se suspendió el juego por la probabilidad de tormenta y todo el mundo tuvo que ir a resguardarse bajo techo. Con toda la tecnología y personal calificado de Estados Unidos, no pudieron saber con anterioridad; si no, directamente hubieran cancelado el partido. Esto sirve para desmitificar una creencia popular de que la tecnología lo soluciona todo.

¿Hay un trabajo coordinado entre los institutos meteorológicos de la región?

–Sí. Hay algunos proyectos que están en funcionamiento a nivel regional, sobre todo desde el punto de vista del cambio climático. Por ejemplo, está el Centro Regional del Clima del Sur de América del Sur, que está integrado por todos los servicios meteorológicos de Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina, Chile y Uruguay. Tiene su página web, y se centra en lo climático; se habla de los fenómenos extremos, se realizan perspectivas climáticas para tres meses. El centro está reconocido y avalado por la Asociación Meteorológica Mundial.

Samuel Garance, Juan Gabriel Espinosa, Nicolás Acosta, Flavia Toledo y Luisana Ferraz

Artículo publicado en La fresca, publicación hecha por estudiantes de la educación media pública de Uruguay.