María Teresa Estefanía integra la oficina de Medición de Calidad de Aprendizajes del Ministerio de Educación de Perú. Su área de expertise técnica es la evaluación de competencias en materia de ciudadanía. Semanas atrás estuvo en Montevideo en una actividad organizada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, en donde expuso sobre la temática ante docentes del sistema educativo uruguayo. En dicha oportunidad conversó con la diaria acerca de los desafíos que implica enseñar y evaluar en competencias para el ejercicio de la ciudadanía dentro del sistema educativo formal.

Según Estefanía, enseñar y evaluar desde este enfoque es relevante y necesario porque las instituciones educativas forman “a la persona que el país desea”, al mismo tiempo que se desarrollan “las habilidades que la sociedad va a necesitar”. Según agregó, eso es lo que permite a los estados consolidar su sistema democrático. “Formalmente yo puedo ser un país democrático, pero necesito ciudadanos que tengan determinadas habilidades que permitan sostener la democracia y cuestionarla, llevarla a los ideales de lo que se quiere como país. De lo contrario, va a estar todo en lo formal y en el papel, pero sin las personas y el ciudadano de a pie no se va a poder lograr”, detalló.

Sin embargo, más allá de la relevancia de las competencias en ciudadanía, hacer que lleguen en esos términos al sistema educativo no es tarea sencilla, ya que son mayoría quienes entienden que debe formarse básicamente desde miradas académicas y contenidistas, por ejemplo en áreas como la lengua y la matemática. Sin desconocer la importancia de enseñar en ese tipo de áreas de conocimiento y sin eludir la tradición de evaluar matemática y comprensión lectora, Estefanía explicó que en Perú la ciudadanía se consideró un aprendizaje fundamental en el que todos los estudiantes deberían desarrollar habilidades. Detalló que se observó como una oportunidad para elaborar una evaluación de sistema que evalúe ciudadanía. Más allá de las preguntas que se realizan en las pruebas, que según consideró también son importantes, la experta entendió que eso implicó la posibilidad de “poner en la agenda el tema de ciudadanía”, y que una manera de hacerlo es mediante una evaluación estandarizada. “Es una manera de que las personas hablen, de que el docente de la escuela pública y de la escuela rural hable de ciudadanía. Tal vez no es la mejor, pero es una manera de poder hacerlo”, resumió.

Sin embargo, Estefanía también llamó a evitar la inclusión del tema por medio de una única materia, ya que, según entendió, debe ser tratado en forma transversal en las escuelas. De todas formas, advirtió que cuando se plantea en esos términos a nivel institucional, también se corre el riesgo de que la tarea no sea asumida por nadie. “Cuando es algo transversal, suena muy bonito, pero al final nadie se hace responsable de desarrollarlo. En el caso de la ciudadanía sería muy fácil que solamente esté en un curso, pero por lo que estás enseñando y evaluando, por las actividades que quieres desarrollar, no puede ser una cosa artificial en la escuela y que luego, al salir a la calle, veas otra. No me pueden decir que hay que respetar a todos cuando veo que la norma es empujar a todos. No me pueden decir que es importante tener diferentes opiniones y respetarlas cuando están fundamentadas y argumentadas, para después prender la televisión y ver que las discusiones políticas no tienen ningún fundamento”, argumentó.

Además, entendió que la escuela es el espacio propicio para poder desarrollar las habilidades en ciudadanía, debido a que es más complicado “entrar” en la familia. No obstante, para poder lograrlo y que no haya incoherencia dentro del centro educativo, Estefanía entendió que debe haber una gestión “pedagógica” y también “institucional”. “La ciudadanía se vive en el recreo, en la salida, en los paseos, en las formaciones, en los actos cívicos, en qué celebras y qué no, en a quién le das la voz. En cómo se organizan estos espacios estudiantiles, cuál es la participación real, si se hace simplemente para cumplir la norma o porque realmente se entiende al estudiante como un otro legítimo, cuyas opiniones se toman en cuenta y cuya voz es escuchada para tomar decisiones en la escuela”, explicó.

Consensos

Pero al tratarse de temas que tienen que ver con el desarrollo democrático, no están exentos de polémica. Por ejemplo, Estefanía entiende que los temas de género y diversidad sexual deben ser incluidos entre las competencias ciudadanas que adquieran los niños, más allá de que es consciente de que no hay consensos sociales al respecto. “Siempre han sido temas que se han pensado más en lo privado y en la familia. Por ejemplo, en género y educación sexual, los argumentos del ala más conservadora son: 'A mi hijo yo lo cuido y yo le enseño esto; la escuela y el Estado no deben meterse en la educación de mi hijo'. Lo que ocurre es que el docente es una persona que ha tenido determinada formación pero que también interactúa todo el tiempo con la sociedad. No es un ente aislado, y la escuela tampoco es una burbuja artificial”, aseguró.

Para la experta, hay varias prácticas que se pueden llevar a cabo en las instituciones educativas a nivel de su gestión, para lograr mayor reflexión, que apunte más a un pensamiento crítico. Al mismo tiempo, reivindicó la posibilidad de que los niños y adolescentes puedan equivocarse para reflexionar al respecto. “Si no te dan la oportunidad de pensar en torno a estos temas, seguís actuando como le enseñaron; eso es natural. Hay una oportunidad de aprendizaje en la que también se valore el error. Dar tu opinión y que tal vez no esté tan alineada con estos principios democráticos, pero que juntos nos acerquemos a lo que queremos”, ilustró.

Consultada sobre el rol que juega la formación de los docentes para que las competencias ciudadanas se incorporen a la práctica cotidiana de los centros educativos, Estefanía consideró que se trata de un área temática en la que, a diferencia de otras, como la matemática o la comprensión lectora, “es mucho más difícil” llevar al aula lo que el docente aprende en cursos académicos o de capacitación. “Eso es una limitante, pero también es una oportunidad. Al reconocer esto, tú puedes hacer capacitación o una formación docente que haga mayores énfasis en estas habilidades. Es necesario reconocerlo y visibilizarlo para poder actuar”, advirtió.