Se puede imaginar un mundo con infinitos recursos para construir lo que se quiera. Hacer castillos, derribarlos, volver a hacerlos, elegir desde los colores hasta los muebles. Ese universo de posibilidades es lo que ofrece Minecraft, un videojuego que se desarrolla en un escenario 3D donde el objetivo es construir y explorar. Los jóvenes lo disfrutan mucho, y algunos docentes osados se han metido en el camino y hacen de este juego una herramienta educativa.

“Se rompe la dinámica clásica de la clase. En la sala de informática están a los gritos intercambiando datos, se crean nuevas dinámicas, y eso le hace bien al grupo, yo me divertía y los estudiantes se divertían”, aseguró a la diaria Elisa Calle, docente de Comunicación Visual y actual coordinadora de Aulas Alternativas en Línea, Espacio de Educación y Tecnologías de la Información y Comunicación del Consejo de Educación Secundaria. Calle utiliza en su aula los videojuegos desde 2009, y en 2015, cuando todos sus alumnos estaban hablando de Minecraft, se le ocurrió empezar a usarlo. El juego tiene múltiples modalidades (supervivencia, extremo, creativo, espectador, aventura) en las que se presenta un mundo generado a partir de un algoritmo que permite que nunca se repita, recreando diferentes escenarios naturales.

Soledad Morales, docente de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, se encuentra realizando una investigación sobre el tema para el proyecto sobre alfabetización transmedia del programa Horizon 2020 de la Unión Europea. La investigación está en proceso de trabajo de campo, pero, como observaciones preliminares, Morales cree que hay un “importante núcleo de estudiantes que señalaron a Minecraft como su [videojuego] preferido”. Asimismo, la docente observó que el juego tiene mayor éxito entre los estudiantes de ciclo básico de entre 12 y 14 años.

Otra de las observaciones de Morales es que hay “un perfil de adolescente al que le gusta jugar más a este tipo de juegos, relacionado con lo creativo y la construcción de un mundo paralelo; por lo general son un grupo de chiquilines que tienen un importante interés en cuanto a las TIC, la programación y la creación”.

El modo “creativo” de Minecraft es el que permite explotar más el potencial educativo. En ese modo el jugador puede usar de forma ilimitada los bloques y objetos que se ofrecen, para construir o derribar lo que quiera. En este modo no son atacados por los rivales que aparecen en otra modalidades, ni su personaje puede hacerse daño.

La idea, cuenta Calle, es que cada uno de los estudiantes pueda realizar una construcción donde apliquen el conocimiento teórico de dibujo, conceptos como perspectiva, planos, vistas, color o composición. “Ellos pueden ver las conexiones, para que no quede tan colgado lo que se da en clase”, comentó la profesora, que en 2015 obtuvo “muy buenos resultados”. “No sólo se remite a generar un disfrute en el alumno y una actitud positiva ante el conocimiento, sino a que cuando el estudiante está inspirado, su trabajo inspira a los demás”, afirmó.

Juegos en el aula

Calle aplicó este trabajo en sus clases del bachillerato artístico, pero también con el grupo de cuarto año de estudiantes sordos del liceo IAVA. “La experiencia fue exitosa en los dos grupos, cada uno con sus diferencias” aclaró.

Otra de las ventajas que tiene este videojuego es que presenta una modalidad de jugadores múltiples, por lo que permite fomentar la interacción entre compañeros, al estar todos compartiendo el mismo mundo virtual. Calle cree que “en esos momentos se crea una sinergia muy importante, que combina energías creativas y una especie de necesidad de los estudiantes por mantenerse al nivel del grupo, de sus iguales”.

Para la investigadora Moreira, el uso de los videojuegos es mayoritariamente recreativo, no educativo. La docente señaló que en el ámbito de los Laboratorios de Tecnologías Digitales del Plan Ceibal, “que es una propuesta a contraturno, los estudiantes sí utilizan estos videojuegos en un contexto educativo”.

Sin embargo, destacó que los jóvenes “pueden visualizar en Minecraft la posibilidad de profundizar en algunas áreas del conocimiento. En particular se ve en el dibujo y en el inglés, en la medida en que las versiones legales que descargan están en ese idioma. No son objetivos del sistema educativo, sino que son los propios estudiantes los que pueden observar esta ventaja”.

Desde 2012 los creadores suecos habilitaron una versión llamada MinecraftEdu, hecha exclusivamente para ámbitos académicos. Entre las diferencias que se destacan respecto de la versión original están la posibilidad del docente para limitar los mundos en los que se desarrolla el juego y qué tanto se puede modificar el escenario. A su vez, en esta versión el docente puede establecer el nivel de complejidad, lo que permite presentar el juego tanto a niños pequeños como a adolescentes. Esta versión no ha sido adquirida por ninguna autoridad uruguaya, por lo que si se desea descargar será a cuenta de cada usuario.