Luces para Aprender es un proyecto impulsado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), que fue aprobado por la Conferencia de Ministros de Educación de dicho organismo, realizada en 2011 en Paraguay. La iniciativa busca mejorar la calidad de la educación y optimizar los procesos de aprendizaje y comunicación con cinco pilares como eje: energías alternativas, conectividad, formación docente, desarrollo comunitario y sostenibilidad. El proyecto tuvo distintos aterrizajes en cada país que lo aplicó, y para concretarlo, en Uruguay trabajaron en conjunto OEI, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Plan Ceibal, UTE y la Fundación Elecnor. El objetivo fue dotar de electricidad y conectividad a internet a 72 escuelas rurales del país.
Según explicó a la diaria Ignacio Hernaiz, director de OEI para el Mercosur, “Uruguay es un caso atípico dentro de la aplicación del programa, porque es el único que logró el objetivo final, que era darle luz eléctrica y conectividad a todas las escuelas del país mediante los paneles solares y los equipos fotovoltaicos”. Explicó que en Uruguay se apuntó directamente a las escuelas rurales, porque las urbanas ya tenían luz y acceso a internet, lo que lo diferencia de países como Brasil, El Salvador, México y Perú, que todavía tienen cientos y en algunos casos miles de escuelas que no cuentan con acceso a esos servicios. Además, consideró que sin conectividad ni electricidad las personas tampoco pueden acceder a la cultura, y dijo que al mismo tiempo eso las priva del desarrollo comunitario. Según explicó, sin conectividad ni luz eléctrica, el ejercicio de ese derecho en el medio rural está obstaculizado por lo alejado de las casas de familia, y “la escuela sigue siendo uno de los centros de la vida rural”, por lo que en general el maestro o la maestra son “líderes comunitarios naturales”.
En 2014 todas las escuelas rurales uruguayas contaban con acceso a luz eléctrica e internet. Hernaiz señaló que como al mismo tiempo UTE siguió avanzando con el tendido eléctrico, finalmente se utilizaron menos paneles solares que los que se habían previsto. El integrante de OEI señaló que actualmente la cobertura por intermedio de UTE se encuentra cerca de 100% de los centros educativos, y eso hace que el saldo de los paneles sin usar haya crecido. En lugar de distribuirlos en otros países de la región, se optó por darle otros usos dentro de Uruguay, lo que da comienzo a una segunda etapa del proyecto que se formalizó semanas atrás con la firma de un acuerdo entre las instituciones socias.
Segunda etapa
Hernaiz señaló que para este segundo momento se apunta a tres ejes fundamentales: el acompañamiento y la promoción de proyectos comunitarios; la generación de espacios didácticos; y el acceso de algunas casas de familia a la electricidad. Con respecto al primer eje, planteó que la idea es acompañar proyectos que contribuyan a fortalecer el espíritu de cohesión social en las comunidades. Detalló que la primera demanda fue el proyecto La Cocina de la Barra, en la Laguna de Rocha, impulsado por las mujeres de la comunidad, mayormente esposas y familiares de los pescadores que trabajan en el lugar, con apoyo de dos dinamizadoras del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y del Servicio Nacional de Áreas Protegidas. Los paneles solares para ese emprendimiento fueron instalados en febrero, antes de la firma del convenio entre las instituciones.
“Es un proyecto gastronómico, pero que hoy ya tiene otra dimensión, cultural y de integración social. Habíamos pensado en ofrecer los paneles solares para las casas de familia de los pescadores, pero después de una consulta quedó nuestra propuesta de apoyar el proyecto comunitario. Los paneles permiten tener más potencia de energía para la cadena de frío, en algunos casos para la iluminación de la sala de fileteado, o de la sala general, donde concurren los turistas que, por ejemplo, van a La Paloma y La Pedrera y se acercan a conocer la Laguna de Rocha. Desde el punto de vista turístico es un punto estratégico, es un proyecto comunitario con todas las dimensiones posibles, sociales, culturales, educativas”, detalló Hernaiz. Además, el integrante de OEI adelantó que han recibido pedidos para la instalación de paneles de otras áreas protegidas del país, como Quebrada de los cuervos.
Acerca de la conformación de espacios didácticos, Hernaiz explicó que la iniciativa surgió de un planteo que le hizo hace un tiempo al presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Wilson Netto, y a la actual ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, a quienes “les pareció muy bien”. Para concretarlo, Hernaiz detalló que el primer caso que se está explorando es la instalación de un espacio didáctico sobre energía solar y eólica en la sede de la Universidad Tecnológica (Utec) de Durazno. Ello se hará en conjunto con la carrera de energías renovables de la Utec, que colaborará en la puesta en funcionamiento de un laboratorio didáctico para que cualquier persona o grupo que lo visite pueda ver un panel solar y un molino funcionando, además de videos con explicaciones y un guía, que va a ser un estudiante de la Utec.
En suma, el director comentó que para instalar el resto de los espacios didácticos visualizan los centros tecnológicos de UTU ya montados en varios departamentos, “que son ideales para incorporar este espacio de difusión de energías limpias”. Además, se buscará la alianza de los tres centros de capacitación de educación rural, porque en ellos participan docentes y líderes juveniles.
Sobre el tercer eje, Hernaiz señaló que a partir de un estudio de UTE pudieron ubicar casas que van a ser las últimas a las que les llegue el tendido eléctrico y que tienen muchas dificultades de acceso a la electricidad. “Esas casas que elegimos son un primer grupo de diez o 12 que están alrededor de escuelas del proyecto Luces para Aprender, entonces ya conocen la dinámica y los cambios que produce. Estamos asignando alrededor de 35 equipos de paneles solares, y seguramente este número se extienda en la medida en que vayamos recuperando equipos solares a medida que UTE llega a otras zonas”, detalló.
Presente y futuro
Acerca de la situación de la educación rural en la región, el director de OEI para el Mercosur indicó que en la mayoría de los países ocurre lo mismo que en Uruguay en cuanto a migración del campo a la ciudad, “con la tensión permanente de que los estados intentan y desarrollan estrategias para arraigar a los jóvenes en el medio rural”. En el caso de Uruguay, puso como ejemplos de estas estrategias estatales la descentralización de la Universidad de la República y la creación de la Utec. Según dijo, para analizar la situación deben considerarse factores socioeconómicos y otros vinculados a la producción en el campo, además de un tema identitario. Sobre esto último, opinó que “no está mal” que un país busque la calidad de los procesos afectivos y educativos en las escuelas del ámbito rural para apelar a una valoración “más alejada del materialismo y cercana a la unidad de la familia, a la creatividad”.
Hernaiz señaló que en general, la vida rural tiene en la escuela “un centro de actividades, de difusión, de participación comunitaria”, y acotó que en el caso de Uruguay también jugaron un papel importante las Mesas de Desarrollo Rural impulsadas por el MGAP, ya que son importantes para la dimensión de lo productivo y de las relaciones de trabajo. “Nosotros apostamos a que si bien siempre hay algún político que piense que son pocos votos, [existe] la dignidad de las personas, y 'donde haya una necesidad hay un derecho', decía Eva Perón. En el ámbito rural sigue habiendo muchas necesidades. Uno ve el nivel de desarrollo diferente y el Estado tiene que estar presente. La cooperación internacional acompaña los esfuerzos del Estado”, añadió. Destacó que para la OEI ha sido importante el trabajo con el área de Educación Rural de la ANEP, igual que los agrupamientos de escuelas rurales, mediante los cuales los centros educativos que están geográficamente cerca aúnan esfuerzos y coordinan. En muchas escuelas rurales el único personal con el que se cuenta es el maestro director y un asistente de cocina o para otras tareas, dijo, por lo que el mantenimiento de los paneles solares hasta ahora estuvo en manos de la comunidad. En esta segunda etapa, dicha tarea quedará a cargo de UTE.