La “comperación”, el híbrido entre competencia y cooperación, fue la mayor victoria para los estudiantes de Tala, Canelones, que llegaron ayer de Washington. En la capital estadounidense participaron en el concurso First Global con un robot elaborado a base del kit LEGO que recibieron durante su participación en el FIRST Championship World Festival, en Houston, en abril. El equipo Garra Charrúa, integrado por Camilo Baldivia, Belén Barreto, Nicolás Borges, Javier Borges, Axel Cuendes y Agustín Rey, logró en la última competencia un desempeño “bastante bueno”, según Fabiana Pedrini, coordinadora de Robótica del Plan Ceibal, quien los acompañó junto con la docente de informática Alicia Ferrando. El FIRST Global es en una competencia en equipos: “La idea es un desafío para los robots: tienen dos minutos y medio para recoger distintos tipos de pelotas que están en medio de un río; las naranjas son partículas y deben llevarlas a un laboratorio arriba de una rampa y las azules son agua que deben llevar a una reserva”, explicó Pedrini.

El equipo nacional jugaba en una alianza de tres equipos. Eso implicaba ponerse de acuerdo para definir la estrategia a seguir para completar el desafío en el tiempo establecido y ganar la mayor cantidad de puntos posible. Garra Charrúa, junto a sus compañeros, ganó en tres de los seis desafíos que enfrentó y se posicionó a mitad de tabla en el ranking final; trabajó para lograrlo con estudiantes de Oceanía, Hong Kong, Irak, Palestina y Guatemala. El idioma fue una barrera para los estudiantes uruguayos, que no dominaban el inglés; sin embargo, lograron sortear ese obstáculo y generar “muy buenos vínculos con los otros competidores”, aseguró Pedrini.

Los estudiantes ya no tienen edad para competir en las Olimpíadas Nacionales, que comienzan el 17 de noviembre, pero se desempeñarán como jurados y asesores de los futuros participantes.

Más allá del buen desempeño en las distintas competencias en las que participaron en los últimos días, lo que más destacaron los jóvenes al llegar y hablar con la prensa que los esperaba en el aeropuerto fue la relación con otros estudiantes.

Hubo dos situaciones en las que el compañerismo de los uruguayos se destacó, contó Pedrini. “Compartimos cuarto con estudiantes de Filipinas a los que no les llegaron sus valijas; el equipo se movió, habló con otros participantes y juntaron más de 300 dólares para ayudarlos a comprar las cosas esenciales mientras no llegaban sus equipajes”, comentó la representante del Plan Ceibal. También ayudaron a los estudiantes del equipo de Venezuela, porque su robot quedó detenido en Miami. Garra Charrúa “habló con la organización para que le prestaran un robot hasta que el suyo llegara y los ayudaran a armar y programar para que pudieran practicar”, dijo.

La competencia quedó en segundo plano y los estudiantes aprovecharon el intercambio y las nuevas amistades. Además, tuvieron la oportunidad de recorrer la capital estadounidense gracias al financiamiento del Plan Ceibal, que posibilitó la participación nacional en las distintas instancias.