En Montevideo hay nueve Centros de Atención a la Primera Infancia (CAPI) que se encargan del cuidado de niños menores de tres años. Actualmente enfrentan “una situación crítica: la falta de recursos humanos que provoca la capacidad ociosa” en sus centros, a pesar de contar con “proyectos socioeducativos renovados, edificios de calidad y ofertas que cubren las necesidades de las familias, como la atención diaria desde los tres meses o servicios de ocho horas”, según afirma la Comisión de Primera Infancia del Sindicato Único del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (SUINAU).
Para reforzar su reclamo por mayor presupuesto, la comisión del sindicato llevó a cabo una jornada lúdica el viernes en la plaza Primero de Mayo, a la que acudieron cerca de 300 personas, para reclamar que, al igual que hizo la Cámara de Representantes, el Senado también apruebe el proyecto de Rendición de Cuentas que le otorga al INAU un aumento presupuestal de unos 84 millones de pesos para la contratación de educadores y otros profesionales.
Albestela Colonnese, integrante de la comisión del SUINAU y directora del CAPI Los Teritos del Cerro explicó a la diaria: “Ese incremento permite, entre otras muchas cosas, financiar la regulación de los contratos y el ingreso de personal, que además de educadores incluye a otros profesionales que hacen falta, como trabajadores sociales, psicólogos y maestros, aunque sin duda el déficit mayor son los educadores”. La directora señaló que hay un llamado abierto para 160 educadores en Montevideo, que no sólo abarca el área de primera infancia y “está sujeto a disponibilidad financiera”, por lo que estimó que “sin incremento presupuestal no se podría hacer”.
Ese nuevo personal se tiene que distribuir entre varios programas que también tienen carencias en recursos humanos, como los clubes de niños, comentó Colonnese, por lo que esta partida tampoco garantiza que los CAPI logren explotar al máximo su potencial. Según la educadora, “los ratios convencionales establecen un trabajador cada tres bebés, cada cinco niños de un año, cada siete pequeños de dos años o cada 15 de tres años; se necesita mucho personal para trabajar en primera infancia y con lo que tenemos hoy no alcanza. En Los Teritos, por ejemplo, necesitaríamos diez educadores más”, enfatizó.
Otra de las preocupaciones del sindicato es que “la plata está destinada al área de primera infancia, pero no sabemos cómo asegurar que no se vaya para otras propuestas dentro del Sistema Nacional de Cuidados y dentro del propio INAU, es decir, cómo hacer que se destine a la contratación de educadores para los CAPI”, afirmó Colonnese. Además, la educadora tiene dudas con respecto a la próxima votación en el Senado, porque entiende que “todos empiezan a tironear de su lado; la enseñanza, en general, también tironea por el mismo pedacito de torta”.
Colonnese aclaró que “en general, aumentó la cantidad de personas que ingresaron al INAU, pero cuando se hicieron todas las remodelaciones edilicias de los CAPI no previeron el aumento que también se iba a necesitar en recursos humanos”. Además, señaló que “hay que tener en cuenta las bajas naturales en todos los trabajos, como las jubilaciones, lo que tampoco se ha cubierto”, y consideró que “el último concurso se demoró casi tres años, por lo que claramente hay un rezago” que provoca una dificultad a la hora de proyectar a futuro en cada centro.
Según la directora, hay “una apuesta del gobierno a otro tipo de planes, como los CAIF [Centro de Atención a la Infancia y la Familia], una política nacional que da resultados numéricos importantes y se nota en el Presupuesto Quinquenal, cuando se planificó la construcción de 150 nuevos CAIF y sólo cinco CAPI”.
Colonnese planteó que “el gobierno debe hacer los esfuerzos para atender a la primera infancia en todas las propuestas que se ofrecen hoy, sin dejar a ninguna de ellas de lado: lo que está debería funcionar bien”. Para la educadora, los CAPI ofrecen la posibilidad de una “organización familiar más amplia”, porque al trabajar con los niños ocho horas diarias, “la familia puede planificar trabajo o estudio”, en comparación con otras posibilidades como los CAIF, que atienden a una “mayor cantidad de niños pero en turnos más cortos, y los menores de dos años con el plan de Experiencias Oportunas, que van sólo una vez a la semana”.