Divididas en siete ejes, las Jornadas de Investigación del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) tocaron una gran variedad de temas. En el eje 3, correspondiente al cruce entre educación y política, algunas investigaciones profundizaron en la desvinculación escolar y en su contrapartida: la inclusión educativa. Santiago Arias y Stefanía Conde, ambos investigadores de la FHCE, analizaron en sus ponencias la Propuesta 2016 del Consejo de Educación Secundaria (CES), que llegó a sustituir el programa de Aulas Comunitarias y este año tendrá a sus primeros egresados.

Arias presentó la ponencia “Un acercamiento a las políticas educativas enfocadas a la desvinculación educativa en Educación Media Básica de Uruguay. Análisis documental de la Propuesta 2016 y estudio de caso”. Dijo que parte desde una noción compleja de la desvinculación y propone conceptualizarla como “una problemática estructural del sistema educativo y de nuestra sociedad, en la que entran en juego una multiplicidad de decisiones políticas sectoriales macro (vivienda, laboral, educación, salud, etcétera), de los distintos subsistemas educativos, y micro, de los actores de cada comunidad educativa”.

Asimismo, enmarcó la Propuesta 2016 en “el conjunto de políticas de inclusión educativa que el Estado viene desplegando” para revertir la desvinculación. Agregó que las políticas educativas relevadas son consideradas políticas “de carácter focalizado y compensatorio”, y destacó que, “en este marco, comienza a introducirse la noción de ‘inclusión’ desplazando a la de ‘equidad’, acción iniciada por parte de organismos internacionales en la región”. Conde, por su parte, agregó que al hablar de inclusión se constituye un significante vacío, en tanto es un término que hace referencia a diferentes grupos poblacionales y con múltiples significados.

Arias aseguró que “en la producción de esta política se invita a concebir al sujeto educativo como un ser integral y a potenciar las dimensiones personal, social y cognitiva, desde las asignaturas, el proyecto pedagógico, el trabajo en red y el del equipo docente”. Además, subrayó: “El argumento central que enmarca a esta política como de inclusión gira en torno a otorgar soporte y seguimiento a las poblaciones de mayor vulnerabilidad social, para que culminen los estudios obligatorios”.

A partir de un análisis de datos extraídos de documentos y entrevistas realizadas, Arias concluyó: “La Propuesta 2016 aún no cuenta con un plantel docente que respalde dicha política; por el contrario, viene siendo cuestionada. La mayoría de los liceos han rechazado esta política, y si bien los estudiantes acreditarían la enseñanza media básica, se encuentran en un estado de incertidumbre respecto del egreso y continuidad por la enseñanza media superior”. Además, destacó que “estas políticas educativas tendrán logros educativos siempre y cuando otras políticas sectoriales garanticen el desarrollo humano desde otras líneas de acción. En este sentido, se hace necesario continuar el trabajo intersectorial a fin de garantizar realmente una plataforma de partida equiparada y digna para todos los sujetos sociales. También es crucial que no se desplace lo educativo de los espacios y tiempos pensados y destinados para la formación y desarrollo de los niños, niñas y jóvenes, tanto para el presente como para el futuro”.

Comparados

Por su parte, Conde presentó la ponencia “Políticas de inclusión educativa y formato escolar tradicional. Alteraciones y disputa de sentidos en el marco de la tensión focal-universal”, en la que hace una comparación entre el programa Aulas Comunitarias (PAC) y la Propuesta 2016, y a su vez analiza cómo se diferencian del formato escolar tradicional.

La autora detalló que “la población destinataria del PAC ha pasado por experiencias previas de fracaso escolar, lo que de alguna manera habilita y exige pensar una propuesta diferente desde la cual los estudiantes puedan reencantarse con lo educativo. Ser parte del reconocimiento del que el formato escolar tradicional expulsa, motivo por el cual el PAC fue pensado como una propuesta que debía funcionar fuera del liceo y actuar como ‘puente’”.

Dentro de las características del PAC hay alteraciones del formato tradicional. Entre ellas, Conde mencionó “la forma en que ciertas condiciones organizacionales de la propuesta propician condiciones favorables para el trabajo pedagógico. En este sentido, se destaca la escala del Aula Comunitaria, que promueve el carácter personalizado”. Por su parte, otra de las alteraciones que destacan varios actores refiere a la confluencia de la educación formal y no formal en la propuesta, explicó.

Sobre el paso del PAC a Propuesta 2016 aseguró que la última “emerge en un contexto de disputa con respecto a algunas construcciones de sentido en torno al PAC”. En suma, dijo que la propuesta surgió con el objetivo de atender a la población atendida por el PAC, conceptualizada como de ‘alta vulnerabilidad social y educativa’”. En su ponencia, la investigadora afirmó que las principales alteraciones de esta propuesta se producen en torno al formato escolar tradicional y refieren al currículum y a la evaluación.

A su entender, ninguna de las propuestas “escapa a la tensión focal-universal, aunque se evidencian manifestaciones particulares en cada caso. El PAC puede reconocerse como una política focal con vocación universal e igualitaria o como parte del movimiento focal universal planteado en el Plan de Equidad. Ello en el entendido de que el propio programa se constituye como ‘puente’ hacia el liceo o escuela técnica”. Por otra parte, señaló que la Propuesta 2016 surgió en el marco de una disputa entre lo focal y lo universal, “en tanto algunos actores entienden que el liceo debe ser concebido como espacio universal, por lo que debe estar abierto a todos los sujetos”. Sin embargo, de su trabajo se desprende que, aunque en el origen de la Propuesta 2016 algunos actores destacaron la universalización del espacio liceal que esta implicaba, la propuesta “termina diseñando un circuito diferencial al interior del centro educativo, lo que produce fragmentación y estigmatización de los sujetos destinatarios”.