Jóvenes a Programar es un plan de formación en programación y testing destinado a jóvenes de entre 18 y 30 años que tengan el ciclo básico de educación media aprobado. El objetivo es contar con una preparación de nueve meses para poder insertarse laboralmente en empresas de tecnologías de la información. De los 700 egresados de la primera generación, que cursó en 2017, al día de hoy 350 están trabajando y 150 de ellos en empresas de tecnología, explicó Carinna Balsamo, directora del programa.

Este año, la particularidad de las inscripciones es que hay 500 cupos reservados para mujeres; otros 500 cupos están destinados a egresados del programa que podrán recibir otra capacitación que los acerque “todavía más a oportunidades en el sector de tecnología”. Balsamo explicó que a las mujeres “les cuesta mucho acceder al sector de tecnología: en general en la industria y en las capacitaciones hay entre 10% y 20% de mujeres solamente”. Esta situación también la vivieron en las primeras ediciones de programa, cuando si bien en las inscripciones se llegaba a que la mitad fueran mujeres, terminaban con 30% de mujeres y 70% de varones. “Si bien estamos un poco más alto que la media del sector, nuestra idea desde el Plan Ceibal es buscar la inclusión, entonces queremos acortar esa brecha y que las mujeres se animen, que no sea un espacio reservado para varones”, explicó la ingeniera. Aseguró que la decisión de hacer foco en las mujeres en esta edición “no quiere decir que en los próximos años no volvamos a hacerlo más amplio”, pero reafirmó que es una medida para “acortar la brecha”.

Para encontrar a las jóvenes el programa está haciendo una campaña digital y convocando a charlas informativas en Montevideo y en el interior. “Es difícil que rompan esa barrera de pensar que la tecnología es sólo para personas de la NASA, esto lo que requiere es práctica”, explicó Balsamo. Destacó, entre otras ventajas, que la propuesta apunta a insertar a las jóvenes en una industria “con alta demanda de recursos calificados, una industria dinámica, con cambio continuo y que está en crecimiento”.

Las inscripciones, disponibles en jovenesaprogramar.edu.uy, están abiertas hasta el 31 de enero. Después de completar un formulario en la página, a partir de enero a los inscriptos les llega un link para hacer el test de admisión, que evalúa nociones de cálculo, comprensión lectora, razonamiento, y su aprobación permite “garantizar que pueden terminar el curso”.

Los cursos varían en función de la oferta concreta, pero abarcan tres áreas: programación o testing, y se incluyen cursos de lenguajes como Genexus, Python, Java, desarrollo web o business intelligence; competencias o ideas transversales, como trabajo en equipo o resolver desafíos de comunicación; e inglés, “un idioma muy necesario para entender la codificación y seguir avanzando en una carrera en tecnología o continuar estudiando”. Los cursos se pueden hacer en todo el país: en Montevideo tienen una carga semanal de diez horas, de las que cinco son cursos que se dictan en escuelas técnicas o liceos a través de videoconferencia. En el interior tienen encuentros quincenales de cuatro horas, y el resto lo pueden hacer por conexión remota.

Después de que cursan, los jóvenes pueden recurrir al Servicio de Intermediación Laboral del programa, que pone en contacto a las empresas que requieren personal especializado en tecnología con los recién egresados. El programa cuenta con el apoyo de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional.