El Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS) tiene sede en Uruguay y desde 2015 desarrolla el Programa de Promoción del aprendizaje-servicio. En tres años ha consolidado una red de centros que trabajan con experiencias de educación solidaria, y llegaron a 47 instituciones que abarcan la educación desde su etapa inicial hasta la universitaria. Apoyaron, con financiación y capacitación, a aquellos proyectos que reunían principalmente tres características: tener objetivos claros de aprendizaje, ya sean formales o no; articular institucionalmente con la comunidad –la idea principal es que los estudiantes, mediante diferentes estrategias, puedan diagnosticar las necesidades de la comunidad y ayudar a resolverlas–; y tener como protagonistas a los estudiantes para que participen desde la planificación hasta el cierre de la actividad, según explicó a la diaria Catalina Thölke, coordinadora operativa de CLAYSS.

En la evaluación externa de los tres años de funcionamiento del programa resaltaron dos ejemplos de proyectos apoyados. Por un lado, el del liceo 52 de Villa García, “una escuela en la que los alumnos son profesores”. “Los alumnos del turno vespertino madrugan para cumplir puntualmente con su tarea de tutores de años inferiores. Los que más se resistían a participar de las clases, gracias a esta nueva experiencia, disfrutan de quedarse después de hora. El interés por enseñar les devuelve también las ganas de aprender”, señala el documento síntesis. Por otra parte, destacan la experiencia de una escuela rural en Canelones que llevó a cabo un proyecto de gestión de residuos que produjo un cambio “notable no sólo dentro de la escuela (en el patio ya nadie tira papeles en el piso), sino también en la ciudad”.

El programa de apoyo que brinda CLAYSS tiene como fuerte el área de capacitación, más allá de que la ayuda económica sea fundamental para llevar adelante los proyectos. “El apoyo técnico es muy importante. Está a cargo de un tutor con capacitaciones presenciales y un seguimiento con los docentes referentes de cada institución. También hemos otorgado a los centros becas para varias instancias de formación: un curso de desarrollo de proyectos, que se gestiona y dicta en Argentina, otro curso de educación superior y la participación en el seminario internacional de este tipo de experiencias”, detalló Thölke.

El apoyo que otorga la ONG a las instituciones dure un año: “Aunque cuando llegamos a fin de año evaluamos cómo está la situación, si el formato está más institucionalizado la idea es que sigan solos, incluso que ellos sean multiplicadores de otras experiencias”, comentó la coordinadora. CLAYSS elige a las instituciones que apoyará cada año por medio del concurso de educación solidaria que organiza hace cinco años junto al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). En cada edición, las instituciones educativas, cualquiera sea su nivel, pueden presentar su proyecto solidario. Hasta el momento se han entregado 14 primeros premios que incluyen apoyo técnico y una ayuda económica de 20.000 pesos, así como 14 menciones especiales que buscan “visibilizar las buenas cosas que se están haciendo en Uruguay”, señaló Thölke. El concurso funciona como “semillero del programa de apoyo”. A partir de las presentaciones, la organización se entera de las “experiencias más cercanas al programa, porque se buscan proyectos que ya tengan algún trabajo previo”. La coordinadora explicó que “a partir del concurso se hace una selección, en acuerdo con las autoridades de la educación, según las prioridades de quienes necesiten más las herramientas metodológicas. Tratamos de centrarnos en la educación media, nivel en el que hay más necesidad o demanda de acompañamiento para encontrar caminos posibles de mejoras. Además, tenemos en cuenta la territorialidad para llegar a todo el país, porque tenemos el objetivo de formar redes”.

En el informe de evaluación externa “se destaca como un logro la capacidad que ha demostrado tener el Programa para articular y promover el trabajo colaborativo y cultivar alianzas con múltiples actores”. En esta línea, según precisó la coordinadora, son varias las áreas que proyectan consolidar en 2018: “Queremos avanzar en educación en contextos de encierro, ya hemos hecho un plan piloto el año pasado con dos unidades penitenciarias –la 7, de Florida, y la 29, de Canelones– y obtuvimos resultados muy buenos, con muy buenos trabajos, entre ellos la participación de 40 operadores penitenciarios en uno de nuestros cursos de capacitación. Hay mucho interés del Instituto Nacional de Rehabilitación en profundizar esta línea”.

Otra de las áreas que profundizarán este año es la educación rural, “con la idea de potenciar las comunidades rurales, fortalecerlas a través de centros educativos para evitar que migren”, además de seguir desarrollando la formación docente y las iniciativas en liceos, escuelas y jardines. También planean continuar con los cursos en línea destinados a directivos y docentes, referentes comunitarios, miembros de organizaciones de la sociedad civil y otros profesionales de la educación; y con la colaboración en el diseño de programas de apoyo a centros educativos.