En 2017 Uruguay otorgó más de 13.000 residencias a inmigrantes, en su mayoría venezolanos, argentinos, brasileños, colombianos y peruanos. Esta inmigración reciente, que es visible en muchos barrios de Montevideo y que también ha impactado en algunas zonas del interior, empezó a notarse fuertemente en ámbitos educativos: aumentó la inscripción de inmigrantes en instituciones educativas y hubo un incremento de los pedidos de reconocimiento y reválidas de títulos. A raíz de estos cambios, la Dirección de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) creó un grupo sobre Educación y migración, que comenzó a trabajar en 2017 con participación de la Universidad de la República (Udelar), del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), de los consejos desconcentrados de la ANEP y de la Comisión de Derechos Humanos del Codicen.

Rosita Angelo, directora de Educación, explicó a la diaria que el grupo tiene tres grandes líneas de trabajo. Por un lado, lograr sistematizar la información sobre la población migrante en las instituciones educativas uruguayas, para lo que en primer lugar hubo que revisar los registros, ya que en muchos casos no se contemplaba esa dimensión. “El sistema GURI, de primaria, incorporó esa dimensión para hacer el registro, UTU y secundaria también, el Consejo de Formación en Educación también y en educación no formal ya lo tenemos, de forma que para 2019 vamos a tener un registro mucho más sostenido de la llegada de población migrante al sistema educativo”, explicó Angelo, que valoró que la información es necesaria “para la toma de decisiones”. Con ese mismo objetivo, se juntó en una jornada de trabajo con el Ministerio de Relaciones Exteriores a los grupos de investigación sobre migración, “de forma de que los actores tengamos información de qué población es, de los nuevos perfiles migratorios, los puntos en los que las personas se están radicando, para que haya información sistemática en la gestión educativa”.

En segundo lugar, el grupo se propuso revisar y poner al día la normativa vinculada a migración, en particular, con los cambios que introdujo la Ley de Migración, la 18.250 de 2008, y sus decretos reglamentarios. Por ejemplo, la Udelar modificó recientemente su normativa sobre las reválidas y los requisitos para la inscripción de inmigrantes, ya que hasta ahora exigía tres años de residencia en el país para habilitar la inscripción, algo que iba contra la ley. En este mismo sentido, Angelo explicó que se están organizando jornadas de trabajo con las comisiones departamentales de educación, para que estén al tanto de los cambios en la normativa, y están previstos talleres de formación para los funcionarios que atienden público en las instituciones educativas, quienes son, muchas veces, las primeras caras de la institución para la gente.

En esta línea fue que se inauguró, hace tres semanas, el Punto de Atención a las Personas Migrantes en la sede del IMPO, en 18 de Julio esquina Germán Barbato, con el objetivo de generar un lugar de consulta donde centralizar la información sobre instituciones educativas y guiar a los migrantes sobre a dónde ir y con qué documentación contar. Según Angelo, en estas tres semanas el punto de atención “ha tenido una demanda importante”. Por un lado, han recibido a personas que recién están llegando al país y tienen hijos de distintas edades y, por otro, a personas que llegan y quieren continuar sus estudios, y consultan sobre los trámites de legalización o reválidas.

Una tercera línea de trabajo del grupo apunta a generar los espacios de intercambio de experiencias y de formación para una educación inclusiva. “Muchas veces los inmigrantes vienen de situaciones complejas, llegan después de largos recorridos por tierra, que supusieron la división de su grupo familiar, a una cultura distinta, y es interesante poder trabajar en estas dimensiones, hacer circular las experiencias que se han venido desarrollando y potenciar los trabajos que ya están haciendo los consejos desconcentrados”, señaló la jerarca.

Según destacó Angelo, el objetivo es “manejar la información que permita tomar decisiones informadas, que permita planificar la atención correcta a mediano y largo plazo”. Por ejemplo, flexibilizando los períodos de inscripción a cursos y generando los dispositivos necesarios para fortalecer el aprendizaje de español entre aquellos inmigrantes para los que el español no es su lengua materna. Para la directora de Educación, además, es importante empezar a pensar en la formación de los educadores, porque se avanza hacia “aulas multiculturales”.

Angelo apuntó que “más allá de la novedad, los números de inmigrantes por ahora son relativamente pequeños” y, si bien reconoció que hay núcleos más visibles, como la zona céntrica de Montevideo, hay comunidades importantes en la zona de frontera, como Rivera, Chuy y Artigas, y en Rocha y en Colonia.

Primeros años

La mayoría de los inmigrantes que ingresan al sistema educativo en Uruguay, añadió Angelo, son niños que entran a la escuela pública. El aumento notorio de la matrícula de inmigrantes en determinadas escuelas fue lo que hizo que el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) creara recientemente una Comisión de Migraciones para estudiar el impacto de este tema en las escuelas. “Este año fue un fenómeno muy evidente en algunas escuelas: la 17, la 65, la 131, en general en las escuelas de la Ciudad Vieja, del Centro y de otros barrios de la jurisdicción este de Montevideo, y en algunas zonas de Canelones, como Santa Rosa, donde aparecían un número de solicitudes de inscripción sorpresivamente alto de niños migrantes, que llevaba a superar el 10% de la matrícula en varias de esas escuelas”, explicó el integrante del CEIP Héctor Florit. Según los datos que maneja Primaria, sólo en Montevideo hay alrededor de 1.000 niños inmigrantes asistiendo a las escuelas públicas.

Ese incremento, “además de llamar la atención, constituía una modificación de la matrícula en términos como lenguaje, costumbres, modales y modelos de interacción escolar, que genera nuevas oportunidades pero también nuevos desafíos”, por lo que, además de aprovechar la oportunidad para “rescatar algunos de los aspectos fundacionales de la matriz de la escuela uruguaya, que se construyó a partir de un crisol de nacionalidades”, también se vio la necesidad de conformar un espacio específico para, de alguna manera, “actuar como prevención”. Florit explicó que algunas de estas escuelas, por ejemplo la 65 de Ciudad Vieja, la 131 de Centro y la 4 de Cordón, se convirtieron en los últimos años en escuelas de tiempo completo debido al vaciamiento, en esos barrios, de la población escolar, pero son las que en los últimos meses han recibido el aluvión de niños migrantes. “Esta sobredemanda nos pone al límite en nuestra capacidad de respuesta”, mencionó Florit, por lo que se encomendó al Programa de Apoyo a la Escuela Pública Uruguaya la ampliación de algunas escuelas.

El documento Movilidad humana, migrantes y educación primaria, que elaboró el CEIP, registra las más diversas procedencias de los niños extranjeros que están acudiendo a las aulas uruguayas: Angola, República Dominicana, Brasil, Ecuador, Suiza, Colombia, Guatemala, Puerto Rico, España, Cuba, Alemania, Bolivia, Estados Unidos, Grecia, Argentina, Venezuela, Perú, Siria, México y Pakistán, entre otros 45 países. El documento recuerda el trabajo que se realizó en la Escuela Experimental en 2014, cuando se integraron los niños sirios, y otras experiencias como la de la escuela Chile en 2017. El informe destaca la facilidad de adaptación de los niños inmigrantes: “Es sustantivo remarcar la adaptabilidad que han mostrado los niños inmigrantes. Según lo informado en los últimos meses de 2017 por los equipos de supervisores, todos los niños inmigrantes se han integrado en la dinámica de aula y de las escuelas sin dificultades, adaptándose a las diferentes propuestas metodológicas y teniendo muy buen vínculo con sus pares y docentes. Desde el punto de vista social-vincular no hubo dificultades y sólo en algunos pocos casos fue necesario contar con apoyo pedagógico para la adaptación al grado y aproximación a los contenidos curriculares”, señala el documento.

Cambia la tendencia

Héctor Florit, integrante del CEIP, mencionó que la migración es uno de los “tres o cuatro factores” que motivó que este año, tras unos 15 años de caída de la matrícula, la inscripción en primaria aumentara: “Por primera vez en marzo de 2018 se revierte la tendencia y aumenta la matrícula”.

El trabajo menciona que en algunos casos se ha recurrido al Programa de Maestros Comunitarios, a profesores de segundas lenguas o al Programa de Escuelas Disfrutables para intervenir en las escuelas, además de haber utilizado como recurso la tecnología, por ejemplo, para contar con traducción. También da cuenta de los distintos proyectos institucionales que tuvieron como eje la diversidad y la integración, “haciendo una fuerte intervención desde la convivencia y la participación”, por ejemplo, con fiestas que integran a las familias e implican compartir comidas típicas de cada uno de sus países. Florit mencionó como desafíos “construir junto a los padres la bienvenida de toda la comunidad a esos niños y sus familias, trabajar la tolerancia, respecto, aceptación” y “vivir la multiculturalidad como una oportunidad: no son los diversos los que vienen, hay que aceptar la dinámica de la convivencia humana”.

Otro aspecto que mencionó el consejero es que los docentes puedan aprovechar esa diversidad como recurso en el aula, integrando lecturas, historias, canciones o comidas de los países de origen de los niños en sus clases. Y apuntó que existe una “especial preocupación en que no haya un proceso de inculturación, que no les impongamos a los demás una suerte de domesticación cultural, reforzando nuestras pautas culturales. Siempre hay algo de imposición, porque estamos en una sociedad en la que, por ejemplo, no se come plátanos, pero el objetivo es que que no haya una valoración a partir de esa relación asimétrica”, explicó Florit.

El consejero destacó que la escuela no exige documentos para la inscripción más que “ir y expresar la voluntad de anotarse” en cualquier momento del año, lo que permite que la escuela “se transforme en un apoyo” para la integración de los niños y sus familias.

Respuesta docente | Si bien la Comisión de Migraciones del CEIP está planificando actividades de sensibilización para docentes, con el objetivo de intercambiar experiencias de integración, el consejero Florit tiene la impresión de que las maestras han manifestado “un entusiasmo y una convicción de que recibir a inmigrantes es una oportunidad para ellos como maestros y para la escuela como centro educativo”. Comentó que si bien hay que tener la capacidad de ejercer la formación permanente de los maestros, es importante “reflexionar sobre estas nuevas formas de inclusión”. En ese sentido, retomó lo que manifiesta el académico Carlos Skliar sobre “enseñar a cualquiera”: “La heterogeneidad de cada uno de los niños nos tiene que llevar a tener una propuesta para educar a cualquiera, y eso también significa, en determinadas instancias, poder enseñar a cada uno”.