Franco Castro, del colegio Santo Domingo; Rodrigo Moreira, del liceo Bauzá de Montevideo; Eddie Kaitazoff, del Colegio y Liceo Alemán, y Agustín Lorusso, del colegio Woodside School de Maldonado, fueron quienes representaron a Uruguay en las Olimpíadas Internacionales de Química, que se llevaron a cabo la semana pasada en Bratislava, capital de Eslovaquia. Los resultados de la competencia, en la que participaron delegaciones de 76 países, dejaron a Uruguay con una medalla de plata, obtenida por Castro, y una mención, que fue otorgada a Lorusso.

En diálogo con la diaria, Lorena Martínez, docente de la Facultad de Química de la Universidad de la República que viajó con los liceales como mentora del grupo, explicó que los jóvenes uruguayos quedaron muy contentos con su participación en la olimpíada. Más allá de los resultados académicos, la docente destacó la experiencia de vida que implicó para ellos estar en un campus con pares de otros 75 países. Como los participantes del certamen no podían utilizar sus teléfonos celulares, la organización de la olimpíada diseñó actividades de integración entre las delegaciones para que pudieran distenderse de los nervios de la competición y establecer vínculos. De hecho, los competidores sólo tuvieron tres instancias de contacto con sus docentes mentores a lo largo de los diez días que duró el certamen: al inicio, en la mitad y al final.

Más allá de que las olimpíadas internacionales están diseñadas de forma tal que las delegaciones compitan con otras que están en un momento similar de la trayectoria académica, se generan algunas diferencias vinculadas con el diseño de los sistemas escolares y con los calendarios de cada país, y también con la forma en que los distintos participantes se preparan para la competencia, en la que los ganadores obtienen distintas becas. Si bien en el caso uruguayo concurrieron estudiantes de quinto y sexto de liceo, otras delegaciones eran integradas por jóvenes que ya están comenzando carreras universitarias, debido a que el calendario lectivo de los países del norte finaliza en junio, mes en el que terminaron sus estudios secundarios.

Además, según detalló Martínez, en otros países se prepara a los estudiantes para las olimpíadas desde el primer año de secundaria, mientras que en Uruguay las delegaciones se eligen año a año. Los cuatro jóvenes que compitieron en las últimas Olimpíadas Internacionales de Química se clasificaron después de varias etapas de la olimpíada nacional. Cada año, en primera instancia se lleva a cabo una competencia en cada departamento, en la que los jóvenes interesados en participar son preparados por los profesores de química de sus liceos. De los mejores clasificados de esa primera etapa salen los participantes de la siguiente instancia, que se realiza a nivel nacional, y quienes obtienen los mejores puntajes de esa fase son seleccionados para participar en los certámenes internacionales. Además de la competencia internacional que tuvo lugar en Eslovaquia, en setiembre de este año se hace una olimpíada con países de Iberoamérica y Portugal.

Si bien hasta 2009 la olimpíada uruguaya era organizada por el Consejo de Educación Secundaria, desde ese año pasó a estar bajo la órbita de la Facultad de Química de la Universidad de la República, que de todas formas coordina acciones con Secundaria. Desde la facultad esta tarea se incluye entre las actividades que permiten acercar la química a más jóvenes, y los docentes universitarios del Programa de la Olimpíada Uruguaya de Química son los encargados de preparar a los liceales que compiten en el certamen. Según señaló Martínez, con el correr de los años se va ganando experiencia en la participación en competencias internacionales, tanto entre los docentes como entre los estudiantes. De hecho, el joven uruguayo que ganó la medalla de plata ya había participado en la edición del año pasado del certamen internacional, algo que le sirvió para saber a qué se iba a enfrentar y estar con menos nervios en la previa, explicó Martínez.