El Programa Aprender Siempre (PAS) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) recibió el año pasado el premio de alfabetización UNESCO-Rey Sejong por su trabajo en educación no formal en las cárceles. Ese premio permitió hacer varias cosas este año: un seminario de educación en julio, una capacitación especial para el equipo de gestión y financiar una consultoría externa con el objetivo de sistematizar las prácticas y los procesos de los 11 años de trabajo. Esa investigación estuvo a cargo de la cooperativa Homoludens, y los resultados fueron presentados el martes 19. En líneas generales la consultora concluye que “el PAS es un programa consolidado y valorado ampliamente por los colectivos en los territorios” y es un “referente nacional en el trabajo en educación no formal, generando una pedagogía y metodología propia que testea y reformula en la práctica”.

En diálogo con la diaria Andrea Gil, coordinadora del PAS, señaló que los resultados de la evaluación externa coinciden con la evaluación interna que el equipo hace cada año, pero destacó el aporte de haber permitido “conocer el perfil de los educadores y participantes y cómo el programa está siendo valorado por las distintas instituciones con las que se articula”. Para Gil, el resultado “es un documento que va a servir mucho para pensar para adelante y era importante dejarlo instalado en este momento, ante un cierre de período de gobierno, para dar cuenta de lo que ya se ha hecho y lo que se puede hacer”.

El PAS se inició en 2008 como una de las propuestas de la Dirección de Nacional de Educación para incentivar el aprendizaje durante toda la vida, apuntando a personas mayores de 20 años que no habían terminado la educación formal, pero con el pasar de los años logró consolidar algunas propuestas particulares y pasó a ser uno de los pilares fundamentales de la educación no formal del ministerio.

La investigación, basada en el análisis de 500 documentos del PAS, tres bases de datos que recogen información de participantes y docentes, más encuestas y entrevistas, logró una caracterización de las poblaciones. La mayoría de los educadores son mujeres (73,4%), tienen entre 35 y 44 años y son egresadas universitarias. La mayoría de los participantes está en Montevideo, participan más hombres (64%) que mujeres (33%) y, sobre todo, son adolescentes y jóvenes de 14 a 25 años, aunque, sumados, los mayores de 35 llegan a ser 31% de los participantes. 47,6% afirma que se inscribió porque le gustaba la temática, mientras que 38,3% dijo que lo hizo porque de esta forma se mantenía ocupado.

Recomendaciones

El documento presenta una serie de sugerencias de cara al futuro. Una de ellas es “desarrollar en equilibrio la propuesta de encierro y la de comunidad”; según explicó a la diaria uno de los responsables de la investigación, el sociólogo Leonel Rivero, “el trabajo con la comunidad es el origen del PAS; talleres con policlínicas, con centros barriales o con grupos de vecinos estaban muy presentes en el inicio, pero desde 2015, cuando empezó a tomar forma la educación en contextos de encierro, comenzaron a demandar cada vez más al PAS en la privación de libertad, y hoy la mayoría de las actividades son en ese contexto”. De hecho, este año 32% de las propuestas fueron en comunidad y 65% en contextos de encierro. Desde la consultoría, recomiendan “por la identidad del programa, que se mantengan ambas propuestas, que no sea algo sólo de educación en contextos de encierro, porque el trabajo en comunidad permite llegar a poblaciones que no tienen una oferta educativa formal, como pasa con los adultos mayores”, comentó Rivero.

Sobre esto Gil apuntó que para el equipo “es importante tener equilibrio; si en un departamento hay una propuesta en cárcel, queremos que al menos haya una en comunidad, pero no siempre es posible, debido a un tema de recursos”. Además, enfatizó en la importancia de mantener ambos ejes de trabajo por “la salud del equipo, porque para los educadores si bien es una tarea que les gusta y la hacen con mucho compromiso y creatividad son contextos que desgastan. En nuestras evaluaciones internas en algunas situaciones vemos que es necesario generar un cambio y que salgan de ese contexto y pasen a comunidad”.

Otra recomendación que surge de la investigación es la “formalización de plantel de educadoras y educadores”. Según Rivero, “hay que darle a esa estructura bastante flexible, que tiene fundamento en la demanda, un plantel docente más estable. Algunos educadores podrían tener al PAS como su trabajo principal porque se evidencia en la consulta que hay voluntad de parte de muchos, eso enriquecería el trabajo del PAS”.

Gil señaló que el sistema actual sostiene propuestas de diferentes duraciones. “Los talleristas en contextos de encierro están contratados de marzo a diciembre, pero en otros espacios comunitarios se llevan adelante propuestas más breves, de tres meses, y se los contrata por el período en que están trabajando. Si bien nosotros desde el programa entendemos que hay un colectivo estable, no estamos en condiciones de garantizar nada, evaluamos las demandas y vemos año a año cómo repartimos entre los educadores que ya tenemos las propuestas que se nos solicitan, pero no siempre podemos asegurar que todos los años puedan tener lo mismo”, contó la coordinadora. Gil agregó que al trabajar en propuestas de tres meses, a veces la segunda mitad del año es más inestable, porque muchos docentes planifican de forma anual.