76% de los estudiantes trans relevados en el estudio “Convivencia y discriminación en educación media” declaró haber sufrido una situación de violencia en su centro educativo en el último año; mientras, la investigación de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) reveló que, en general, el guarismo es menor: 48,8% de los estudiantes siente que vivió una agresión en el mismo período. En estas cifras y otras similares se basan las autoridades de la educación para definir acciones positivas hacia la población trans en el marco del sistema de protección de trayectorias educativas. El Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU) presentó la semana pasada a varios estudiantes y docentes un resumen de las acciones que se han tomado para apoyar a las poblaciones más vulnerables y para derribar estereotipos de género relacionados a las carreras.
Representantes de la Unidad Coordinadora de Atención al Estudiante de UTU tomaron algunos casos en los que las intervenciones oportunas posibilitaron la continuidad educativa. El primero que relataron fue el caso de un estudiante que pudo solicitar a sus compañeros y profesores que lo llamaran por el nombre acorde a su identidad de género, gracias a que el equipo multidisciplinario y la referente de educación sexual armaron un taller sobre género y diversidad. A partir de que el centro educativo habilitó el espacio para que se expresara, se desencadenaron otras modificaciones de las prácticas tradicionales para hacer más amigable su estadía, y eso fue “muy importante, ya que su familia rechaza la expresión de su identidad, por lo que en la escuela se terminó respetando algo que en la casa no se respeta”, comentaron.
Otra de las situaciones que relataron ocurrió al momento de la inscripción. En esa instancia el estudiante habló con una funcionaria y le contó que prefería ser llamado con un nombre diferente del de su documento, a lo que la funcionaria le respondió que debía hablar con cada uno de los docentes y convencerlos. “Esa acción concreta, que parece tan chiquita, hacía que el estudiante no quisiera volver a la escuela técnica: su proyecto educativo estaba puesto en cuestión por eso que se le dijo”, relató una de las profesionales de la unidad. Agregó que se intervino para hablar con la dirección y adscripción de ese centro: “Hubo un proceso de conversar sobre el pedido del estudiante; todos necesitamos comprender las realidades distintas a las nuestras, y a veces da trabajo”. En ese caso se logró modificar el reglamento de uso de baños, y fueron los propios compañeros del estudiante quienes se posicionaron como garantes, con cuestiones sencillas como corregir con lápiz un acta con el nombre con el que no se identificaba.
Verónica Massa, directora en derechos humanos en el Consejo Directivo Central de la ANEP, destacó que, según el último censo nacional, el acceso a la educación de la población trans es de los más bajos: “Los factores por los cuales esa población abandona o ni siquiera llega a los centros educativos se basan en la discriminación, y eso no puede pasar; son cuestiones de convivencia que se dan en los centros educativos”. Dijo que la ANEP realiza “acciones afirmativas hacia esta población porque necesitamos, como país, que puedan estudiar y avanzar”. Massa señaló que “el enfoque de derechos humanos de la política pública educativa hoy no deja a nadie afuera, pero hace énfasis en aquella población que tiene el derecho pero no tiene el acceso”.
Vos para acá, vos para allá
A pesar de que la población de UTU se ha diversificado, aún hay carreras más feminizadas que otras: en las relacionadas a belleza y administración la mayor parte de la matrícula son mujeres, mientras que en las carreras relacionadas a la informática y a la industria hay una amplia mayoría de hombres. Estos datos fueron presentados por el sociólogo Leonel Rivero en agosto y retomados la semana pasada en la charla. Según explicó Rivero en su momento, más allá de las matrículas, durante la trayectoria como estudiantes no hay mayores inequidades, pero ciertos elementos cualitativos señalan a la convivencia como una cuestión relevante, en la que las diferencias entre géneros se hacen más notorias, y también aparece una desigualdad relacionada a los cuidados, ya que estas tareas son absorbidas por mujeres jóvenes y afectan su trayectoria educativa.
Virginia Verderese, directora de Planeamiento Educativo de UTU, comentó a la diaria que la institución ha tomado cartas en el asunto para incentivar “la presencia de la mujer en algunas carreras, y queremos poner en relevancia esta información para que puedan tenerla en cuenta a la hora de elegir carrera, sobre todo en el interior del país”. Agregó que han avanzado en la investigación con equipos técnicos “que se focalizan en cuál es el papel de la mujer y la educación tecnológica. El desafío es poner estos temas arriba de la mesa y empezar a trabajarlos con los estudiantes y los docentes”.