Durante más de un año, cuando se pasaba por la esquina de 18 de Julio y Beisso se podía ver el gran edificio amarillo y azul del colegio Varela cerrado. Hace algunos meses apareció un cartel que indicaba que ahora ese predio pertenece al Consejo de Educación Secundaria (CES) de la Administración Nacional de Educación Pública y que allí se instalarían los liceos 27 y 34. El día llegó y, luego de seis meses de obras y acondicionamientos del espacio, los 3.200 estudiantes que reúnen ambas instituciones tienen una nueva casa de estudios. la diaria recorrió el espacio remodelado junto con el consejero Javier Landoni, quien explicó que este cambio busca “darles a los muchachos y docentes un lugar donde pueden estudiar y trabajar con dignidad”.

“No sé dónde está mi salón”, le dijo un joven a una funcionaria del liceo 27; es que toda la institución se mudó el jueves y aún se están acostumbrado a los nuevos espacios. El CES alquilaba el local en el que funcionaba el liceo 27, una casa antigua en Ciudad Vieja que nunca fue pensada como un lugar de estudios. El local del liceo 34 –que se mantendrá activo hasta que pasen los exámenes de bachillerato– está en el Centro y pertenece al Consejo de Educación Inicial y Primaria. Está previsto que cuando termine la mudanza de Secundaria, ese local se acondicione y allí se instale el Instituto de Formación Permanente de Magisterio.

Ambos liceos apuntan a la población adulta. El 34 ofrece el bachillerato en tres turnos: mañana, intermedio y tarde, mientras que en el turno nocturno brinda el ciclo básico; por su parte, el 27 ofrece el ciclo básico en los turnos diurnos. “En esta institución van a funcionar dos liceos que tienen las mismas franjas etarias, por lo que va a ser muy bueno el tránsito de las personas adultas de un nivel al otro”, opinó Landoni, y agregó que “esta es la primera vez que dos liceos van a funcionar con la misma propuesta en el mismo edificio”. Ambas instituciones compartirán el hall de entrada, pero el 27 funcionará en los primeros pisos y el 34 en los últimos. Los jóvenes y adultos también convivirán en la biblioteca, la cantina, el salón de actos y el enorme patio de la azotea del edificio.

“El liceo cambió su estructura y se nota. Los profesores y los jóvenes vienen a lugares que son realmente dignos; es una forma de demostrar lo que ha sido la inversión pública en estos años en el rescate de aquellos edificios que estaban totalmente abandonados. Hicimos 45 liceos nuevos desde 2005 a la fecha, 24 nuevos en esta administración, y más de 5.000 intervenciones de mantenimiento edilicio”, subrayó el consejero.

Todo el espacio fue reacondicionado y se volvió a equipar con muebles y materiales nuevos; en total el CES invirtió 2.800.000 dólares. La construcción está a punto de terminar, sólo quedan algunos detalles de pintura y albañilería; en los próximos meses la obra quedará completa, cuando se instale un ascensor para asegurar la accesibilidad a todo el edificio.

El 31 de diciembre de 2015 la administración del colegio y liceo José Pedro Varela anunció que atravesaba una crisis económica que implicaba el envío a seguro de paro de 430 trabajadores, de los cuales 70% no podía acceder al beneficio porque tenía otro empleo. Luego de dos años de negociaciones y cambios en la dirección –que incluyeron la incorporación de padres y alumnos al directorio–, el colegio quedó en un punto de estabilidad, aunque para llegar ahí tuvo que tomar algunas medidas, como la venta de dos de sus locales. En 2017 el CES compró el edificio donde el colegio tenía las clases de secundaria: “La fundación que maneja el colegio Varela quería que el edificio del liceo siguiera con su finalidad educativa; felizmente pudimos llegar a una negociación, que fue muy buena para las dos partes y nos permitió rápidamente acceder a un edificio en pleno centro de la ciudad, que de otra forma hubiera sido imposible, porque hoy ningún espacio arquitectónico puede albergar tanta gente”, destacó Landoni.