Los niños uruguayos consumen azúcares, sodio y calorías en exceso, ácidos grasos inadecuados y poca fibra, posiblemente debido al escaso consumo de frutas, verduras y legumbres, sumado a demasiados productos ultraprocesados. Esa es una de las conclusiones a las que se llegó después de que durante 2018 se hiciera una evaluación del Programa de Alimentación Escolar (PAE) y un monitoreo del estado nutricional de los niños de escuelas públicas y privadas de Uruguay, a cargo de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y otros varios socios colaboradores. Los resultados finales estarán en 2020, pero el viernes 20 se presentó una síntesis que detalla, entre otros datos, que 22% de los niños que participaron en la investigación tiene sobrepeso y 17% tiene obesidad.

Andrés Peri, director de la División de Investigación, Evaluación y Estadística de la ANEP, comentó a la diaria que ese porcentaje es “propio de los países de alto nivel adquisitivo, porque ahora el problema no está en la malnutrición por defecto, sino más bien por exceso”, y en este contexto el PAE tiene nuevos desafíos y se consolida como una herramienta importante entre las políticas públicas para promover los hábitos de alimentación saludable: “Funciona como un protector de la alimentación frente a todo el ecosistema de alimentos”.

La investigación incluyó la medición de peso, talla y medida de circunferencia de la cintura de una muestra de niños de nivel inicial 4, segundo y quinto año de escuelas públicas y privadas. En total se seleccionaron 130 escuelas: 104 públicas y 26 privadas, y se alcanzó a 4.945 niños.

Al desglosar los datos del estado nutricional de los niños escolarizados se observa que 74% de los menores de cinco años y 58,3% de los mayores de cinco años tienen un índice de masa corporal adecuado para su edad. Entre los mayores de cinco años, cuatro de cada diez presentan sobrepeso u obesidad, mientras que entre los menores de cinco se observa una prevalencia de 10,2%; en este subgrupo la malnutrición por exceso se identifica en 24,5%.

Programa de Alimentación Escolar

El PAE funciona en tres modalidades: en 90% de los casos es un comedor tradicional, que es parte de la escuela y allí mismo se preparan los alimentos; en 5% de los casos funciona la modalidad “cocinando en la escuela”, semitercerizada, ya que una empresa lleva los alimentos y los prepara en un espacio de la escuela; y en el restante 5% es tercerizado y la comida ya llega pronta a la escuela. En la investigación se evaluó la calidad de los servicios de alimentación y se concluyó que “los comedores escolares mayormente siguen las recomendaciones alimentarias”; de 21 dimensiones valoradas, en 15 las proporciones de cumplimiento son altas.

El tamaño de la porción servida fue el indicador con menor grado de adecuación de los comedores, pero según señala la síntesis de la investigación a la que accedió la diaria, “los operadores manifiestan que prefieren servir varias veces porciones pequeñas a que aumente el desperdicio por servir las porciones sugeridas”, mientras que, por otra parte, “casi la totalidad de los comedores se adecuaron a la normativa y/o a criterios establecidos por el PAE en cuanto al menú ofrecido, la cocción de las preparaciones, y el tiempo entre la elaboración y el consumo”.

Clientes satisfechos

El estudio midió la satisfacción con el servicio de alimentación escolar, a partir de opiniones de directores, niños y familias. Nueve de cada diez personas presentaron valoraciones positivas acerca de su experiencia. “Si bien en las tres modalidades existen mayoritariamente opiniones positivas, el servicio de alimentación escolar tercerizado transportado presentó proporciones inferiores de directores, niños, y familias con valoraciones positivas, en comparación a los servicios con modalidad tradicional y tercerizado cocinando en la escuela. Esta percepción podría responder a una mayor aceptación de la comida elaborada en el momento”, detalla el documento.

Peri opinó que, de cara al futuro, se debe pensar en “cómo mejorar la aceptación de los programas con algún grado de tercerización y, por el otro lado, cómo mejorar la calidad de los servicios tradicionales que ofrece la escuela”.

El director aseguró que las dimensiones pedagógicas que se trabajan en los comedores también se pueden fortalecer a futuro, pero “lo cierto es que, siguiendo lo que dice la Federación Uruguaya del Magisterio, la escuela sola no puede; es un ecosistema alimentario que tenemos que trabajar como sociedad, en el que el PAE es el programa público más importante de difusión, y puede mantener la veta de alfabetización alimentaria, ya que lucha contra grandes corporaciones del otro lado”.