El primer día de clases se hacía sentir varias cuadras antes de llegar al liceo 50 de Casabó. Jóvenes con mochilas más grandes que sus espaldas caminaban en grupos hacia el edificio de ladrillo rojo que se alza en la cima de una subida; alrededor del liceo, el cambio de turno en la escuela 143 hizo que las calles se llenaran de niños y padres. El hall de entrada del liceo estaba repleto cuando la diaria llegó a participar en la bienvenida a los primeros años: los protagonistas fueron los estudiantes, la gran mayoría jóvenes de 12 años que daban sus primeros pasos en secundaria. La jornada de ayer fue para una presentación distendida, cargada de actividades recreativas, entre las 12.00 y las 15.00; el trabajo curricular comenzará el miércoles, luego de las vacaciones de Carnaval.

La plantilla de profesores de primero está completa y todos se presentaron, micrófono en mano, ante la mirada de los jóvenes, que iban comentando entre ellos a medida que se sucedían los docentes. Algunos estudiantes ya tenían sus uniformes grises puestos, otros vestían con sus propias ropas; algunos con grandes mochilas, otros con una cuadernola en mano; todos estaban ahí, en la entrada del liceo, decorada con globos, mandalas y carteles de bienvenida; en uno de ellos se podía leer “Estudiar te hace bien” alrededor del dibujo de unas alas.

Después de la presentación de los profesores y de la bienvenida de la directora, Sonia Elizondo, hablaron varias inspectoras y el consejero Javier Landoni, en representación del Consejo de Educación Secundaria. Landoni se limitó a saludar a los nuevos estudiantes y al cuerpo docente, destacando que “los liceos no funcionarían sin profesores comprometidos a transformar realidades”. También les habló a los padres que estaban ahí y pidió compromiso para que puedan avanzar por esta nueva etapa; recordó que, según las estadísticas, si los estudiantes van todos los días, 95% aprueba, mientras que un estudiante que falta 30 días al año sólo tiene 30% de posibilidades de pasar de grado.

Una madre impulsó a su hijo a integrarse a la ronda con el resto de sus compañeros: “Le da vergüenza entrar”, le comentó a otra mujer que estaba acompañada de un niño pequeño. Un padre alzó su celular sobre las cabezas para poder hacerle zoom a su hijo, sacar una foto y así registrar el primer día de clases. Cuando todos los adultos terminaron de hablar, los adolescentes pasaron al patio para la primera actividad del día. Algunos padres aprovecharon el reencuentro para ponerse al día porque ya se conocían, pues la mayoría de los estudiantes llegan de las escuelas del barrio, la 316, la 328 y la 143. Otros se quedaron mirando a través de las ventanas, una madre le hacía señas a su hijo a lo lejos para que sonriera; estaba grabando un video para el resto de la familia.

Cobertura histórica

Landoni comentó en diálogo con la diaria que la situación del liceo 50, con la mayoría de las horas docentes tomadas, se replica en todo el país. “Terminamos ayer con la elección de horas y la cobertura es histórica, particularmente en Montevideo tenemos 99% de cobertura. Esto no quiere decir que todo se mantenga así, vamos a ver cómo se comporta, los profesores somos pocos y la movilidad existe; a nivel país hay alrededor de 98% de cobertura”, destacó.

En este punto, la directora del liceo está de acuerdo: “Tenemos 97% de profesores, sólo nos faltan algunos grupos de Astronomía y Física, después está todo cubierto; es algo maravilloso, yo recuerdo que el año pasado en abril seguíamos teniendo vacantes”, y agregó que en el caso del liceo 50 “la mayoría del plantel docente se ha conservado, son profesores comprometidos, que conocen la dinámica del liceo y las realidades de las familias. Les dan contenido a los proyectos del liceo, como el de huerta que se desarrolla hace años o el proyecto de Casabó por Casabó que comenzó el año pasado”.

Landoni resaltó que además de los profesores hay varios profesionales que acompañan a los adolescentes durante su paso por el liceo. “Tenemos una buena cobertura en el equipo de acompañamiento, que realmente va a tener una tarea importante a la hora de hacer los seguimientos en las trayectorias educativas, que es nuestro trabajo de estos años”, aseguró, y señaló que en las instituciones trabajan psicólogos, asistentes sociales y estudiantes de educación social, que hacen su práctica de cuarto año elaborando proyectos de egreso “muy interesantes”.

“Estos acompañamientos están en muchos liceos de Montevideo, no en todos, porque los aspirantes son pocos; tenemos un número interesante en unos 50 liceos. Hay vulnerabilidades que tenemos que atender, que tenemos que acompañar, aspiramos a que en todos los centros educativos tengamos las mismas personas que acompañan el proceso de enseñanza y aprendizaje. Particularmente, este año vamos a trabajar en 24 centros en Montevideo, donde a pesar de haber mejorado, aún los resultados siguen siendo escasos”, comentó el consejero.

Integrados

En el patio del liceo se veían pequeños grupos de adolescentes que conversaban entre ellos, hasta que la profesora de Educación Física armó una ronda y comenzaron las actividades. El primer juego tenía por objetivo conocerse entre ellos y con el resto de los profesores que se sumaron a participar. Cada uno tenía cinco porotos y tenía que conseguir el de alguien más, ganándole al clásico piedra, papel o tijera, pero antes de comenzar el duelo debían intercambiar algunos datos, como su nombre o su edad. Apenas la profesora dio la orden, los muchachos se dispersaron y empezaron a presentarse. Martín se había sentado en un escalón porque el juego era “aburrido” y no quería unirse, hasta que llegaron tres compañeros que lo fueron a buscar; todos se conocían de la escuela.

El trabajo de integración comenzó mucho antes que esta jornada. Durante todo 2018 el liceo 50 se unió a las escuelas del barrio para trabajar en el proceso de transición interciclos, una política que se alienta desde la Administración Nacional de Educación Pública. “Desde hace unos cuantos años nos propusimos trabajar antes de que los jóvenes lleguen al liceo; para nosotros es parte del acompañamiento de las trayectorias educativas, un proceso en el que profesores y maestros de alguna manera trabajamos con tiempo sobre el alumnado que pasa de la escuela al liceo, construyendo ese puente del que tanto se ha hablado, buscando que no se produzca en el joven un quiebre, sino más bien un deslizamiento entre un lugar y el otro”, explicó Landoni.

Para el consejero, “el cambio no es mágico, seguimos perdiendo algunos alumnos en el interciclo, pero durante muchos años se habló de la restauración de un puente roto; yo siempre dije que el puente no estaba y que lo vamos haciendo así: con centros cerca de la escuela, con coordinación profunda con las maestras, con diversos acompañamientos que nos dan una visión integrada, porque no se puede ver más al joven de forma compartimentada”.

Asimismo, destacó: “Los maestros tienen mucho para contar y enseñar [a los docentes de secundaria], son profesionales muy estables en sus centros educativos y acompañan a los niños de primero a sexto año. Nosotros aspiramos a lo mismo y trabajamos muy tempranamente con ellos para conocer de primera mano cuál es la problemática del estudiante y cuáles son sus principales fortalezas y desde allí avanzar”.

Para Elizondo, el trabajo con las escuelas es muy importante. “La bienvenida no es algo concreto de una jornada, se viene trabajando desde el año pasado por medio de campamentos y de diferentes actividades, por eso los chiquilines ya conocen el liceo, incluso conocen a alguno de los profesores”, afirmó la directora. Además, destacó el trabajo con la comunidad: “Hubo gincanas, usaban nuestras instalaciones para música, también se usó la cancha; hay una importante familiarización de los chiquilines con el liceo”.

Exploradores

Dentro de las actividades de la jornada, los estudiantes pasaron por el laboratorio de Biología y también recorrieron las áreas de trabajo de Educación Visual y Plástica. Al entrar al laboratorio los esperaban arañas embalsamadas, grillos en formol, una dentadura gigante y un ojo, entre varios otros objetos. Los chicos se sentaron en los bancos y rápidamente empezaron a tocarlo todo. Las profesoras se presentaron y explicaron las normas básicas del trabajo en un laboratorio, ya que era la primera vez que la mayoría entraba a uno.

En la pizarra se podía leer la clásica frase del filósofo Confucio: “Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”, acompañada de un gran “Bienvenidos al laboratorio de Biología”. Las actividades eran en equipo, debían analizar diferentes imágenes e identificar qué cosas estaban mal y cómo se podían mejorar. Después debieron dibujar cómo ellos se imaginan que es un científico, con la idea de tratar de derribar estereotipos.

Conocer todos los rincones del liceo es fundamental para que los estudiantes se vayan sintiendo cómodos en el espacio. Para eso, los profesores de Educación Física pensaron en otra actividad: divididos en grupos, les dieron una hoja que tenía algunas fotografías; todas representaban alguna parte del edificio. Los jóvenes, apoyados por un docente, debían descubrir en qué parte estaba el objeto, y con sus celulares recrear la foto. Nuevamente, apenas dieron la orden de salida, los adolescentes se dispersaron a las corridas. Buscaban los diferentes cuadros y pósters, recorrían los salones, subían y bajaban las escaleras. El diálogo se repetía con algunas variantes: “No tengo ni idea de qué es esto”, “Es la parte de un cuadro del fondo”, “Bien, corran”.

Todo el sistema

En el caso de primaria, las clases comenzaron con 99,66% de los 23.600 grupos con su maestro asignado. En los otros casos, unos 50 en el área metropolitana y 30 en el resto del país, si bien había un docente asignado, estos pidieron licencia por más de dos semanas, por lo que debe elegirse a un suplente, según explicó a la diaria el integrante del Consejo de Educación Inicial y Primaria Pablo Caggiani, quien agregó que 2019 “es el mejor de los últimos diez años” en la materia. Por su parte, el consejero de UTU Miguel Venturiello dijo a la diaria que ese subsistema comenzaría las clases con 10% de horas por asignar, pero en el caso de los primeros años, que comenzaron ayer, ese porcentaje sería menor.