Planos, posiciones de cámara, sonido, iluminación, tareas de producción y edición. Todo el proceso de hacer un audiovisual es parte del Manual de lenguaje cinematográfico, de Oscar Pozzoli y Jorge Cancela, que busca “hacer que el cine sea fácil. Es un manual práctico para que un niño o un abuelo pueda aprender, buscamos que el cine deje de ser algo para algunos y pase a ser para todos. Además, queremos que sea una herramienta para los docentes; la educación audiovisual está incluida en los programas de Primaria desde hace años, este manual también es para que la maestra sepa cómo enseñarles a los alumnos”, comentó Pozzoli en diálogo con la diaria.
El manual es, según sus autores, una “guía básica para aprender a hacer cine, es el ABC, el comienzo”. El libro está acompañado con varias ilustraciones de Matías Bernaola y Joel Rebour que ayudan a comprender algunos de los conceptos más complejos del lenguaje cinematográfico. Según explicó Pozzoli, el libro se hizo en base a la experiencia de muchos años de trabajo en el mundo del cine nacional e internacional; junto con Cancela intentaron llevar al mínimo el lenguaje técnico y sustituirlo por palabras sencillas para que estuviera al alcance de cualquiera que quiera hacer cine.
En el libro se pueden encontrar apartados como “El encuadre y el formato de cine”, “Movimientos de cámara”, “Guion técnico” y “Producción y financiación”. Además, sobre el final, los autores intentan responder por qué es importante la educación audiovisual y presentan al cine como herramienta cultural y educativa.
Los autores buscaron que el libro fuera un soporte para la práctica educativa: “A veces la gente llega a estudiar cine con algunos preconceptos, y lo que notamos es que falta mucha práctica, hacemos énfasis en empezar conjugando la práctica con la teoría, eso es lo que hace al crecimiento”, comentó Cancela. Por su parte, Pozzoli agregó: “Apostamos a la práctica y a que todos sepan todo, por eso el libro va más allá del lenguaje audiovisual e incorporamos todo el resto de los temas; la idea es que quien compre el libro pueda realizar su proyecto desde el principio hasta el final”.
Potencial sin descubrir
Los autores señalaron que las ventajas de hacer cine en la educación son mucho más que antes, y que es una herramienta para que los estudiantes hagan con sus propias manos o utilicen como material educativo. Por un lado, los jóvenes pueden “hacer un audiovisual para cualquier materia, todos los temas pueden entrar en un corto; cuando ellos realizan un audiovisual sobre un tema estudian mucho sobre eso y lo incorporan de otra forma”, destacó Cancela.
Por otra parte, los docentes “están trabajando mucho con tutoriales: si a esa producción que ya hacen le incorporan el lenguaje audiovisual, el producto sería muchísimo mejor, sería más claro, incluso. Explicar un tema de esta forma en vez de una exposición oral tradicional es hacerle frente a la educación del siglo XXI, las herramientas han cambiado y tenemos que estar a la par en materia de formación con la tecnología”, opinó Cancela, y Pozzoli agregó: “Creemos que los docentes no entendieron bien todavía el potencial que hay en lo audiovisual. Ellos no visualizan que el alumno al ver un audiovisual retiene 60% de la información, mientras que en una exposición oral tradicional es 30%. En una hora y media de audiovisual puede hacer más que muchas clases. Apostamos a hacer audiovisual y a consumir más audiovisual”.
Los autores también son docentes: tienen una escuela de cine y son parte de los módulos socioeducativos del Ministerio de Educación y Cultura. En sus clases “ven todo el potencial que tiene el cine si dejás que la gente lo haga”, dijo Pozzoli, y aseguran que cuando se acercan maestras o profesores, les encomiendan que ellos estén para guiar, pero que sean sus estudiantes los que se encarguen de todas las tareas que hay en un audiovisual.
Durante 2019 formaron 25 educadores en la materia y creen que sería muy bueno para los niños agregar un tiempo de cine al que ya tienen de música o de danza en las escuelas. Según Pozzoli, el énfasis debería estar en la escuela o en los primeros años de la educación secundaria, “para que después sepan que tienen un camino artístico para seguir en bachillerato: si no tienen arte antes, no saben que pueden seguir esa opción”.
Festival de Cine Estudiantil
Desde 2011, Cancela y Pozzoli organizan y llevan adelante el Festival de Cine Estudiantil, que en sus orígenes era de nivel nacional, pero que actualmente recibe más de 600 audiovisuales de otros países. La producción de cortometrajes de estudiantes uruguayos creció exponencialmente con los años: al comenzar se presentaban 60 proyectos, pero en la última edición fueron más de 300. “En Uruguay se nota, año a año, cómo mejora la calidad de la realización. Acá había muchos festivales de cine, pero un estudiante de escuela o liceo no podía presentarse. Nosotros tenemos todas esas categorías y mostramos los cortos en la pantalla grande, los gurises ven el corto que hicieron en la sala Nelly Goitiño y con su familia. Creemos que acá en Uruguay no había festivales para educar, y este festival apunta a eso”, comentó Pozzoli. Hasta el 20 de mayo están abiertas las inscripciones para que los estudiantes presenten su trabajo en la web del festival: www.fenacies.com.