En educación primaria y media la solución a la falta de clases presenciales llegó de la mano de Plan Ceibal, con la plataforma Crea; sin embargo, el nivel terciario de la educación se vio obligado a generar sus propias estrategias. Así como la Universidad de la República (Udelar) apostó al trabajo en el Entorno Virtual de Aprendizaje, el nivel terciario del Consejo de Educación Técnico-Profesional (CETP-UTU) también debió migrar hacia plataformas Moodle, pero, a diferencia de la Udelar, hasta ahora sólo seis carreras de ese nivel tenían relación con aulas virtuales, según explicó a la diaria el coordinador docente de Campus Virtual de UTU, Daniel Espíndola.

“Campus Virtual de UTU trabaja principalmente en educación terciaria. Hay cuatro carreras semipresenciales que se desarrollan en su plataforma: prevencionista, logística, turismo y tecnólogo cárnico. En total son 1.200 estudiantes por año los que venían trabajando en las aulas virtuales”, describió Espíndola. Este escenario cambió cuando, hace pocas semanas, el consejo resolvió que todas las carreras terciarias de UTU tuvieran también su espacio en la virtualidad. Esto involucra más de 11.000 estudiantes de más de 50 centros, entre ellos escuelas técnicas y polos tecnológicos. “Salvo las carreras que ya tenemos en el espacio y las de tecnólogo informático, sumado a una carrera de áreas naturales, que también tenían alguna presencia virtual de antemano, las demás no tenían aulas virtuales, ni siquiera como repositorio: eran 100% presenciales”, detalló Espíndola.

Por el momento está en desarrollo un plan que consta de tres etapas. La primera consiste en generar aulas grupales, es decir, un aula por grupo en vez de por asignatura, como se suele hacer, y no se matricula uno por uno a los estudiantes, sino que se habilita un estudiante genérico por grupo. De esta forma todos los docentes y estudiantes tienen acceso a un espacio virtualizado. “Esta primera etapa nos va a llevar hasta fines de abril. El objetivo es reconstruir el vínculo educativo o en algunos casos empezar a construirlo, porque tuvimos muy pocas instancias presenciales. Buscamos generar un encuadre de trabajo virtual”, puntualizó el coordinador.

Además de la plataforma virtual, recomiendan combinar el trabajo con momentos sincrónicos por medio de salas de conferencia web. “No creemos sólo en el vínculo asincrónico, sino en la combinación, porque estudiantes y docentes tienen una fuerte cultura de presencialidad. Buscamos que en este primer mes se familiaricen y generar vínculo educativo, con avances según la materia y el grupo, que podrán ser más o menos profundos dependiendo de factores como la conectividad y los equipamientos”, señaló el docente de UTU.

El resto del plan, pensado para mayo, es generar aulas individuales de cada asignatura y pensar diferentes tipos de evaluaciones en estos contextos; para eso, advirtió Espíndola, va a ser necesario elaborar reglamentaciones excepcionales que tengan en cuenta la situación de los estudiantes. Además, todo está condicionado a la situación sanitaria del país y al tiempo que permanezcan suspendidos los encuentros presenciales.

La parte más difícil del cambio es el componente práctico que tienen las carreras de UTU. “No se puede pasar de un día para el otro del taller o el laboratorio a la práctica virtual; hay algunas cosas que se pueden hacer, pero no todas. Gran parte de las carreras tiene que ser necesariamente presencial; decir otra cosa sería engañarnos”, puntualizó Espíndola, y agregó que se puede pensar en una lógica de aula invertida, con instancias presenciales centradas en lo práctico, y la teoría concentrada en la virtualidad.

Aún no hay un relevamiento de la cantidad de cursos en línea. “Sabemos que hay gente que tiene muy buen nivel, otros docentes que necesitan apoyo y lo logran, y otro porcentaje de docentes que se resisten a la conversión y no los captamos, porque no participan. Las cosas que hemos visto son maravillas, incluso dentro de la improvisación se han hecho cosas muy buenas”, comentó el coordinador.

Educación media

Los casi 90.000 estudiantes de educación media básica y superior de UTU, sumados a los de formación profesional básica, trabajan en la plataforma Crea de Plan Ceibal. Aunque tampoco hay un relevamiento del alcance de la herramienta, se sabe que no llega a 100% de los estudiantes: aún se siguen cargando perfiles en la plataforma. “Crea es fácil de usar, pero hay una complejidad en el volumen de estudiantes y docentes; por otro lado, hay que tener en cuenta la gran heterogeneidad entre los estudiantes de media; hay mucha diferencia en muchos aspectos, que van desde las edades de los estudiantes hasta sus contextos; hay estudiantes muy vulnerados, que no tienen acceso a internet o a dispositivos; hay una gran variedad de situaciones que no permiten hacer una generalización”, reflexionó Espíndola.

Por el momento se trata de que la mayor cantidad de estudiantes posible trabajen en Crea y mantengan el vínculo con los centros. Según el coordinador, “el principal objetivo es bajar los niveles de frustración que llevan a la deserción, y el segundo objetivo es asegurar aprendizajes, porque lo peor que podría pasar es generar aislamiento en los estudiantes”.