El Comité Uruguayo de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP), una organización internacional con estatus consultivo ante la Organización de las Naciones Unidas, emitió un comunicado en el que manifiesta su preocupación ante el anuncio de la posible apertura de los centros de primera infancia en el marco de la pandemia generada por el nuevo coronavirus. Consideran que por la necesidad de hacer foco “en las poblaciones de mayor riesgo en términos de salud, las consecuencias de la pandemia sobre la población infantil parecen estar invisibilizadas”, por lo que piden que la toma de decisiones sea “debidamente asesorada, informada y equilibrada”.

En la nota, enviada a Presidencia de la República y a las autoridades del Ministerio de Educación y Cultura, reconocen la necesidad de mantener el equilibrio entre las medidas sanitarias y los efectos en la economía, pero advierten que es “inaplicable” la idea de contar con protocolos para retomar las actividades presenciales en los centros de primera infancia. Entre otros motivos, mencionan que en educación inicial (de cero a seis años) el juego, el involucramiento del cuerpo y el contacto entre pares son centrales en las metodologías aplicadas, y que modificarlas, “además de resultar imposible por las características de la etapa y la necesidad de niñas y niños de construir un vínculo corporal con las educadoras, educadores y con su grupo de pares, afectaría el mundo de relaciones de niños y niñas, alterando seriamente la función educativa y de promoción del desarrollo integral de estos espacios”.

Señalan además que, para comunicarse, los niños de estas edades utilizan lenguaje verbal y preverbal, “lo que sumado al riesgo de dificultad respiratoria que produciría el uso de tapabocas hace inviable su utilización tanto para la población infantil como para las educadoras y educadores, que acompañan sus interacciones comunicativas con expresiones del rostro y lenguaje gestual”. “Nuestra experiencia en el vínculo con niñas y niños menores de seis años nos indica que las medidas tomadas serían transgredidas de forma natural y permanente por la libertad y actividad lúdico-expresiva que caracteriza a las infancias siendo una de las evidencias de su buen estado de salud”, concluyen.

En el comunicado la organización propone conformar un grupo asesor específico para tomar decisiones en relación a la primera infancia, integrado por especialistas del área de la pediatría, la pedagogía, la psicología y la psicomotricidad entre otras, y consideran que la decisión de la apertura de los centros “no puede depender solamente de una visión científico-sanitaria sin especificidad en temáticas de primera infancia en respuesta a necesidades adultas provenientes del mundo del trabajo”. Según comentó Elizabeth Ivaldi, integrante de la directiva del comité, a la diaria, la organización se encuentra “muy preocupada por no volver a instalar el esquema de las guarderías, sin normas de lo que es esperable y deseable para educar y atender a niños pequeños”.

Además, en el comunicado proponen que como parte de un plan integral se generen “alianzas con los medios de comunicación privados” para que “produzcan contenidos de carácter educativo-recreativo dirigidos a niñas, niños y familias con un enfoque comunicacional debidamente asesorado y unificado”.

También advierten que se deben implementar acciones de corresponsabilidad de género y del Estado con el mundo del trabajo “que garanticen acciones de cuidado de la primera infancia”, y recomiendan el otorgamiento de un “subsidio laboral a un adulto referente que asuma los cuidados mientras dure la pandemia, sin distinción de género y con posibilidades de alternancia”. Ese subsidio podría tener la forma de “licencia parental, seguro de paro, combinación de jornadas laborales presenciales y a distancia u otras estrategias personalizadas”.

Por último, consideran que se debe “brindar sostén, mientras dure la pandemia, a la amplia red de centros de educación y cuidados en primera infancia de carácter público, privado y con financiamiento estatal que existen en nuestro país”, promoviendo su rol como centros de recursos en este contexto, y con apoyo económico a los centros y al colectivo de trabajadores (en el que incluyen también a transportistas, talleristas, proveedores), y plantean que como esta red de centros “resultará imprescindible” en los próximos meses, “los apoyos para su sostenimiento económico deben ser considerados una inversión a futuro”.