Marcos Samuel Costa, más conocido como Samuel, es un joven maestro de una escuela rural del departamento de Rivera. Cuando culminó la educación media tenía la intención de estudiar cine y televisión en Montevideo, pero por motivos económicos su familia no lo pudo costear y se terminó decidiendo por estudiar magisterio junto a su hermana. En 2016, recién graduado, llegó a una escuela rural por casualidad, admite en conversación con la diaria. Según recuerda, estaba mandando currículums a centros educativos y se encontró con una vacante en la escuela rural de Chircas de Mazangano, “una que nadie quería”, a 180 kilómetros de la ciudad de Rivera, donde él vive.

En ese momento, se encontró con un trabajo que, pese a las dificultades, lo sorprendió para bien y después de dos años se trasladó a la escuela de Valle del Lunarejo, donde trabaja desde hace cuatro años. “La química que tenemos con los gurises es fantástica, trabajamos muy bien; me encontré en la ruralidad, o la ruralidad me encontró, no sé, una de las dos”, reflexiona. Para llegar a la escuela debe salir a diario a las seis de la mañana, recorre 65 kilómetros en ómnibus desde la capital del departamento hasta Tranqueras, donde toma una moto que guarda en la casa de una compañera, y hace otros 15 kilómetros hasta la escuela. Lo mismo a la vuelta, pero a la inversa.

Además de un paisaje digno de ser retratado, cuando llegó a Valle del Lunarejo se encontró con una comunidad con poca confianza en sí misma. La percepción de los lugareños era que vivían en un pueblo al que nadie le importaba, lo que estaba incidiendo en la escasa motivación de los escolares. Si bien en otros tiempos el centro educativo llegó a albergar hasta a 70 niños, ahora sólo recibe a ocho, muchos de ellos primos o hermanos, lo que permite un vínculo más cercano.

En ese contexto, el maestro afirma que más que un motivo profesional, sintió una “convicción personal” que lo impulsó a mostrarle al mundo el trabajo de los niños rurales de la comunidad en la que trabaja. Además de atender las necesidades de comunicación que tenían los escolares, el canal también sirvió para motivarlos y generar confianza en su trabajo, ya que “había cierto temor o una angustia por querer hacer y que no sea valorado”. Ello se combinó con la vocación personal de Costa por el audiovisual y desembocó en la creación de un canal de Youtube, llamado TeleLunarejo, en el que se muestra el trabajo de la escuela y que se ha convertido en una importante vía de comunicación para la comunidad.

En marcha

El maestro recuerda que en un principio los niños recibieron la idea de trabajar en un canal con algo de temor y desconfianza, pero en la medida en que empezaron a llegar mensajes de aliento y elogios, enseguida confiaron en que lo estaban haciendo bien. “Eligieron continuar y avanzar. Se puede ver desde los primeros videos hasta los últimos, del año pasado, cómo tienen otra manera de expresarse y otra actitud frente a las cámaras”, resume el docente.

Costa cuenta que los videos son filmados a partir de la primavera, principalmente por motivos climáticos, y que en la escuela siempre están pensando en abordar temas que se puedan adaptar al canal. El contenido es variado y va desde recetas de cocina hasta obras de títeres, pasando por una serie de cuatro capítulos elaborada el año pasado. Precisamente, la idea es “hacer de todo un poco” y “sin un tema fijo”.

El pasaje a la virtualidad durante la pandemia de covid-19 dificultó el trabajo en el canal, pero no fue un impedimento para que siguiera funcionando a distancia. Según relata el maestro, el año pasado fue más complicado porque la escuela no tenía conexión a internet y los hogares tampoco tenían las mejores condiciones materiales para seguir las clases virtuales. No obstante, el hecho de que este año Antel dispusiera paquetes de internet para las familias y que el acceso a la plataforma Crea de Plan Ceibal fuera gratuito generó mejores condiciones. Gracias a ello, todos los días podía mandar tareas a los niños a través de Crea y la clase por videoconferencia pasó a ser una posibilidad real. En ese escenario, el canal lo usaron para actividades puntuales en las que Costa les pidió a los niños que grabaran material en sus casas sobre el Día del Libro o fechas patrias y él lo editaba para subirlo a Youtube.

Reconocimiento

El jueves, Costa se enteró de que fue distinguido con el premio al docente del año organizado por la fundación ReachingU, a partir de la evaluación de un jurado integrado por diversos actores de la educación. Consultado al respecto, Costa menciona que constituye un hito importante para la escuela y la comunidad en la que está inserta, principalmente porque contribuye a consolidar el reconocimiento y la confianza en el trabajo que estaban sintiendo los niños.

El reconocimiento es premiado con 5.000 dólares que deben ser usados para el fortalecimiento del proyecto. Costa proyecta que pueda construirse un pequeño estudio de televisión en la escuela, que cuenta con capacidad edilicia ociosa. Además de mejorar la calidad de las producciones, de esa forma podrán grabar cuando las condiciones climáticas no sean las mejores y, por ejemplo, concretar la grabación de una película sobre la historia del lugar, que fue importante para la historia política uruguaya del siglo XX. En concreto, el camino que pasa por la escuela fue transitado por tropas que pelearon en la batalla de Masoller, que causó la muerte del caudillo blanco Aparicio Saravia en 1904 y consolidó el gobierno de José Batlle y Ordóñez.

El trabajo en la ruralidad

Las escuelas rurales se caracterizan por el trabajo multigrado, es decir, con niños de distintos grados en la misma clase. Costa resume que la dinámica consiste en abordar en conjunto un tema, pero luego enfocarlo a cada estudiante, en función del grado que está cursando. En el caso de Valle del Lunarejo, todos los días comienzan trabajando idiomas: inglés los lunes, miércoles y viernes, y francés los martes y jueves. Además, la escuela tiene un comedor en el que el maestro a veces también trabaja. Si bien el centro educativo cuenta con una funcionaria financiada por la Comisión de Fomento, su contrato es por tres horas diarias y no alcanza para cubrir todas las tareas de cocina y limpieza. Ello, sumado a las dimensiones del edificio, que fue diseñado para diez veces más estudiantes que los que asisten actualmente a la escuela, hace que el maestro deba apoyar en esas tareas y en algunas ocasiones realizarlas él mismo.