Llamadas, audios y mensajes iban y venían en busca de un conocido. En algunos casos, personas que no se veían desde hace mucho tiempo aprovechaban para ponerse al día. Pero el encuentro para quienes no llegaron juntos no era sencillo. La gente que esperaba en la explanada de la Universidad de la República (Udelar) tomaba más de dos cuadras de la Avenida 18 de Julio a la hora de inicio de la marcha convocada por la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay (CSEU).
La marcha fue encabezada por los gremios estudiantiles de secundaria, que desde hace un mes han realizado decenas de ocupaciones en liceos, en el marco del conflicto que luego fue respaldado por el sindicato de profesores. En huelga desde el martes, los colectivos aprovecharon el paro para preparar carteles y canciones que lucieron en la marcha.
En las primeras cuadras los cantos de los adolescentes fueron acompañados por aplausos de varios adultos que los contemplaban desde la vereda, muchos de ellos integrantes o exintegrantes de colectivos de la educación. Más atrás iban pasando otros gremios y sindicatos, y también muchas personas que sin ser parte de ninguna organización se sintieron convocadas. Según los cálculos de los organizadores, participaron cerca de 50.000 personas que, distribuidas en al menos 10 cuadras repletas de gente, hicieron que el andar hasta el Palacio Legislativo fuera más lento que en las últimas movilizaciones.
El panorama contrastaba con la marcha que hace poco más de dos meses convocaron los sindicatos en el inicio del tratamiento de la Rendición de Cuentas en el parlamento, en la que no había más de 5.000 personas. Como en una especie de efecto contagio, de a poco más sindicatos y militantes empezaron a activarse.
Si bien se mantienen las históricas reivindicaciones de los colectivos, en las últimas semanas cada sindicato fue sumando disconformidades que desembocaron en una movilización cuya convocatoria compite con la última gran marcha de la educación, cuando en 2015 el gobierno de Tabaré Vázquez decretó la esencialidad de esa actividad.
Bruno Volpi, integrante del Gremio Estudiantil del Liceo Miranda, donde comenzaron las ocupaciones estudiantiles en secundaria este año, dijo a la diaria que la convocatoria del jueves se explica porque la marcha se gestó con tiempo y más coordinación entre los integrantes de la CSEU. Además, destacó las distintas instancias de diálogo con vecinos y vecinas que están realizando los gremios y sindicatos para explicar sus reclamos que, de todas formas, no siempre son sencillas. Según explicó, muchas veces sus planteos son “retrucados” de mala manera, pero ya se han acostumbrado a “lidiar” con ese tipo de situaciones.
Por su parte, Héctor Cancela, presidente de la Asociación de Docentes de la Udelar (ADUR), el primer sindicato que definió ir a la huelga a raíz del escaso incremento presupuestal obtenido en la Rendición de Cuentas, se mostró emocionado por la convocatoria de la marcha. Según valoró, no fue una movilización solamente de los sindicatos, que por sí solos no juntan 50.000 personas, sino que destacó la participación de “la gente misma” que concurrió a “defender su educación”. Además, destacó el trabajo descentralizado que realizó ADUR para ir aumentando la participación en el transcurso del conflicto, en articulación con los otros gremios universitarios, que permitió que más trabajadores y estudiantes de la Udelar visualizaran la importancia de hacer sentir los reclamos.
En la plaza
Después de que la marcha llegó a la Plaza 1 de mayo, frente al palacio, Amira Fagúndez, integrante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), fue la encargada de leer la proclama conjunta de la CSEU. Según dijo, la movilización se realizó “en defensa del presupuesto” de la educación pública, pero también en rechazo de la reforma educativa que promueve la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), a la que consideró una “imposición” porque no está siendo generada “con participación real” de los actores del sistema.
La CSEU planteó como una contradicción que en un contexto en el que el Producto Interno Bruto uruguayo registró un crecimiento de 7,7% también se esté registrando un aumento de la pobreza y la pérdida del poder de compra de la mayoría de los trabajadores. Según resume la proclama, “unos pocos se están quedando con los beneficios que generamos las y los trabajadores”.
Los sindicatos denuncian que “se ha avanzado en un recorte presupuestal” del entorno de los 150 millones de dólares en ANEP y en el caso de la Udelar se proyecta una pérdida de 7% de su presupuesto al final del período de gobierno. Según planteó Fagúndez, eso explica la “intensa lucha” de los últimos meses, con distintas medidas como ocupaciones, paros activos, clases abiertas, movilizaciones y “una huelga que comienza la Udelar pero que se extiende a otros gremios de la educación pública”. Al respecto, agregó que el ajuste del presupuesto “se refleja rápidamente en la imposibilidad de avanzar en mejoras en la calidad educativa con la que se formarán las futuras niñeces y juventudes de nuestro país”. En concreto, habló de dificultades para lograr mejoras edilicias, “postergaciones” en los sistemas de becas para estudiantes, en la atención de necesidades de cuidados y en la necesidad de conformar equipos multidisciplinarios en centros de educación media, entre otros aspectos.
En concreto
En el caso de la Udelar, mencionó que en el actual escenario presupuestal “no se podrá avanzar” en generar más horarios para los cursos y la eliminación de cupos para el ingreso, y tampoco podrá mejorarse la relación de horas docentes y de funcionarios con respecto a la cantidad de estudiantes. Según agregó, tampoco se podrá fortalecer el Hospital de Clínicas y se “pondrán en riesgo” muchos de los avances logrados en la institución en los últimos años. La CSEU también reclamó el derecho a la negociación colectiva y recordó que los sindicatos y la Udelar fueron convocados a una instancia de negociación después de que el Poder Ejecutivo definió el porcentaje de incremento para lograr una recuperación salarial. Además, denuncian que luego de convocada dicha instancia el gobierno no aceptó ninguno de los planteos realizados por los sindicatos.
La proclama de la marcha también hizo referencia a la “persecución” que sufren los gremios y sindicatos de la ANEP y plantea que estos “han visto cercenados sus derechos de libertad de expresión, libertad de reunión y de asociación”, establecidos en la Constitución. Además, se denunció especialmente “la persecución y judicialización” que viven los integrantes de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria.
La CSEU reivindicó el derecho de los sindicatos “a la participación activa en la construcción de la educación”, ya que son “actores partícipes del día a día en las instituciones”. Según afirman, allí “practican la solidaridad y aportan conocimientos técnicos, académicos, científicos, artísticos y populares” con el objetivo de “construir una educación que dé respuestas a las necesidades y aspiraciones de nuestro pueblo”. Por su parte, reivindicaron el cogobierno, al que definieron como “la manera más amplia y participativa de tomar decisiones” y “también la más eficiente”, lo que “se demuestra a través de las transformaciones que la propia Udelar lleva adelante”. En ese sentido, rechazaron el cambio de gobernanza para la Universidad Tecnológica propuesto por el gobierno en un proyecto de ley remitido al parlamento semanas atrás.
Finalmente, rechazaron los cambios que propone la reforma de ANEP para la educación media y denunciaron que hay “estudiantes y trabajadores con hambre”. En alusión al slogan del actual conflicto, Fagúndez expresó que “no nos da lo mismo el futuro de la educación y estaremos a la altura cada vez que se pongan en riesgo nuestros derechos”.