Más allá de los cambios que está atravesando el sistema educativo uruguayo, la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec) promueve su propio proceso de transformación para sus centros afiliados. La organización, que nuclea a más de 150 colegios y 170 proyectos socioeducativos, viene desarrollando un trabajo conjunto con la organización catalana Reimagine Education, liderada por Xavier Aragay, especialmente dirigida a los centros que se encargan de la educación obligatoria.

En diálogo con la diaria, Laura Guisado, directora nacional de AUDEC y Juan Achard, director nacional adjunto, plantearon que el proceso de transformación de los centros educativos que integran la organización comenzó antes de la pandemia de covid-19, pero que, obviamente, fue atravesado por la crisis sanitaria y también por la Transformación Educativa. En ese sentido, los directivos consideraron que, si bien todo contexto de cambios implica crisis, también es una oportunidad para transformar aspectos del trabajo cotidiano con los que no estaban conformes.

De hecho, según explicó Achard, todo este proceso en el que incursionaron más de 40 colegios de la asociación se inicia con una pregunta: ¿qué formación debe recibir una niña que ingresa a la educación formal ahora y que en 30 años deberá postular a trabajos que ni siquiera hoy existen? En ese sentido, los cambios que promueve Audec tiene puntos de contacto con la reforma curricular que promueve la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), ya que ambos procesos rescatan el valor de la educación en competencias.

“Esto de las competencias ya venía instalado, era obvio que el gobierno de turno, fuera cual fuera, iba a tener que ir por el lado de las competencias, porque esto es lo que en lo que empezamos a formar o acompañar a nuestros alumnos. Dos de las competencias en las cuales necesariamente van a tener que estar preparados es estar dispuestos al cambio y ser flexibles para poder adaptarse”, sostuvo.

En suma, los directivos de Audec contaron que una vez respondida la pregunta sobre el futuro de los estudiantes que ingresan ahora a la educación inicial, el siguiente paso fue pensar en un modelo de persona a la que se aspira a formar o, en otras palabras, un perfil de egreso. A partir de esta metodología, acompañada por el equipo de Aragay, se diseñaron algunos prototipos de acción que comenzaron a ser implementados en algunos grados y ahora están siendo evaluados, para determinar si cumplieron con los objetivos con que fueron pensados.

La Transformación Educativa

Más allá de coincidir en algunos de sus lineamientos, la forma en que fue procesada la Transformación Educativa por ANEP también implicó algunas “dificultades de implementación” para los colegios católicos, señaló Achard. En relación a lo que puede ocurrir el año que viene con los cambios planteados para bachillerato, el directivo señaló que desde Audec “abrazan la idea de la autonomía de los centros educativos” que promueve la propia ANEP y aguardan que esa concepción “se plasme en acciones concretas”, por ejemplo, en la definición de las materias optativas.

“Ojalá la autonomía de los centros nos dé la libertad de ver cuáles son esas optativas, si son semestrales o anuales, porque, si no, la gran mayoría de nuestros colegios, que son pequeños y trabajan en lugares con dificultades económicas importantes, no van a tener la capacidad de poder implementar cuatro o cinco opciones de escasa cantidad de alumnado”, sostuvo Achard.

En suma, sostuvo que en caso de que alguno de los cambios implique la pérdida de horas o fuentes de trabajo para algún docente, a diferencia del sistema público, las instituciones privadas no tienen forma de reasignarlos a otras tareas, más allá de que siempre intentan vincularlos a otro colegio. “Nosotros tenemos que hacer despidos, eso es plata y es doloroso, entonces es complicado”, sostuvo, y se mostró especialmente preocupado sobre lo que puede pasar si se ven obligados a implementar materias opcionales que duren sólo un semestre, ya que no está claro qué pasaría con el profesor el semestre que no da el curso.

Más allá de las dificultades, Guisado destacó que Audec ha trabajado “muy bien en equipo” para ir solucionándolas, en la medida en que se van presentando. En suma, planteó que se vienen reuniendo cada un mes o mes y medio con el equipo de ANEP a cargo del diseño y la aplicación de los cambios, lo que les ha permitido tener un vínculo más fluido. Precisamente, desde la asociación entienden que muchas veces las definiciones que se han tomado sobre la reforma no se han comunicado de la mejor manera, ya que terminaron enterándose por la prensa.

En suma, Achard valoró que los cambios en bachillerato no se implementen de una vez, sino en forma escalonada, que fue un planteo que el año pasado hizo Audec en relación a los cambios que se implementaron este año en la Educación Básica Integrada, que alcanzaron a varios grados al mismo tiempo.

El método de Reimagine Education

Los directivos de Audec plantearon que el proceso de cambios iniciado en los colegios desde 2019 implica una “transformación total”. Para explicárselo a las familias les presentan “una semana tipo del alumno, en función de las experiencias por las cuales va a pasar” en el centro educativo. Ahí se incluyen espacios de recreación, la aplicación de metodologías activas, por ejemplo, a través del trabajo conjunto en el aula de cuatro o cinco docentes para trabajar en la resolución de problemas.

“Empiezan a pasar otras cosas, se rompen las paredes de las aulas, hay algunos contenidos que necesariamente se dan con el alumno sentado mirando al frente, pero la gran mayoría sucede en patios, en recreos, en corredores, en desafíos como poner a volar un aparato durante 10 minutos y traer a los padres para ver si ayudan a los pibes”, ilustró Achard.

Por su parte, Guisado señaló que también se trata de situar a los estudiantes en “un proceso de reflexión” sobre cómo aprende y que la institución también pueda investigar al respecto. En ese sentido, los directivos de Audec destacaron la importancia de la “metacognición” en este tipo de procesos y, en relación a ello, con tener espacio para “la interioridad, la espiritualidad, la trascendencia, la explicitación de la fe”, algo que es importante para la educación católica.

Experiencias

En el caso del colegio San Juan Bautista, apostaron por formar personas solidarias, competentes y empáticas, y se lo proponen como una eutopía, es decir, como una utopía realizada, explicó a la diaria el director del colegio, Alejandro Gallesio. En el primer año de implementación, el prototipo comenzó a aplicarse en la educación inicial, al año siguiente fue evaluado y se continuó por el primer tramo de la educación primaria. En el colegio las experiencias de codocencia, por ejemplo, incluyen a la profesora de inglés con la maestra de español trabajando temas en conjunto para que vean que también pueden aprender en inglés. Al mismo tiempo, realizan lo que llaman “una inmersión artística”, por lo que la “semana tipo” tiene un componente artístico importante, igual que ocurre con la educación física. El año que viene aplicarán el modelo al segundo ciclo de primaria, de forma de garantizar una continuidad para los niños que comenzaron a cursarlo en el tramo anterior.

Por su parte, el colegio Beata Imelda, ubicado en Bella Italia, trabajó tres años en el diseño del prototipo y lo comenzó a aplicar este año en primer y segundo año de Primaria, más allá de que el equipo del liceo también estuvo implicado en el proceso. Según contó a la diaria Gabriela Núñez, directora del centro, allí fue donde consideraron que tenían “el terreno más fértil”. En ese sentido, señaló que hay actividades especialmente pensadas para el inicio y el cierre de la semana y también hay talleres de música, arte e inglés, que los estudiantes disfrutan particularmente. Además de implementar el prototipo, este año se están realizando dos evaluaciones, una de procesos y otra de impacto, para valorar mejoras y también extender la experiencia a otros grados.

Nelson González es integrante de una sociedad civil que acompaña a un colegio y a varias propuestas socioeducativas en San José, y dijo a la diaria que muchos niños y adolescentes que esos proyectos acompañan “vienen con cargas a veces muy pesadas, de sus entornos vulnerables y vulnerados”. Según planteó, lo que puede sanar en esos casos es “generar vínculos y redes y poner a esos chicos en el centro” y poder combatir algunos problemas como el individualismo y “la pérdida de sentido de la vida” en muchos de ellos. González planteó que la metodología de trabajo en las instancias con Aragay y su equipo han servido para ayudar a romper las lógicas adultocéntricas que muchas veces tienen las instituciones educativas. En el caso del colegio San José, de la ciudad de Libertad, ya están trabajando bajo esa modalidad desde hace cuatro años, pero recientemente comenzaron a aplicarla algunos de los proyectos socioeducativos con los que trabaja, como el club Nazaret de la ciudad Rodríguez.