En el marco del Día Internacional de Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, que se conmemora el 25 de noviembre, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) organizó sus Jornadas de Educación Integral en Sexualidad como Derecho Humano, en las que se cruzaron ambos fenómenos. La directora de Derechos Humanos de la ANEP, Gloria Canclini, sostuvo en la apertura que la educación sexual y su cruce con la violencia de género es una demanda cada vez más presente en estudiantes de la educación obligatoria. Según planteó, el sistema educativo en conjunto con las familias de los estudiantes deben “acompañar el proceso y la evolución del desarrollo” de los estudiantes “como un factor importante de protección”. “Es importante que reciban información de calidad y que se transmitan valores a través de la educación sexual”, planteó.

Dora Graziano, integrante del Consejo Directivo Central de la ANEP, planteó que “la educación de la sexualidad es un derecho de niños, niñas y adolescentes, que está contemplado en nuestro sistema educativo y se vincula al desarrollo de un estilo de vida saludable”. Según definió, se debe tratar con un enfoque integral, “porque abarca no solo el cuerpo sino también lo cognitivo, psicosexual y la afectividad”. En suma, sostuvo la importancia de “desterrar cualquier tipo de violencia”.

La consejera aseguró que en un enfoque curricular de competencias, como el definido por ANEP, “se debe atender prioritariamente las relaciones intrapersonales en un marco de respeto mutuo”. Además, planteó la importancia de que los centros educativos y los docentes realicen un trabajo coordinado con las familias de los estudiantes en este tema. “Los niños y adolescentes provienen de un contexto familiar con determinadas particularidades que el sistema educativo no debe desconocer. El rol de los docentes es fundamental en la relación didáctico-pedagógica y los recursos educativos a utilizar. La implementación de la metodología debe ser acorde al desarrollo evolutivo del niño, respetando su autonomía individual”, sostuvo Graziano.

Además de compartir la exposición de especialistas en el tema, en la actividad, que fue transmitida por el canal de Youtube de ANEP, también se mostraron diversas experiencias de trabajo en el tema que se están desarrollando en centros educativos públicos.

Importancia de la evidencia

Alejandra López, docente grado 5 de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República especializada en el tema, coincidió en la importancia de “visualizar el papel que tiene la educación integral de la sexualidad como una estrategia para la prevención de la violencia en todas sus expresiones, pero particularmente la basada en género”. Por su parte, planteó que si bien en Uruguay existe un desarrollo de la educación sexual desde principios del siglo XX, ha existido un “impulso y freno” constante, por el que el país no puede tener “un proceso proactivo que vaya acumulando y fortaleciendo las capacidades que vamos desarrollando”.

A partir de un estudio que desarrolló para Unesco con otra colega, la investigadora mostró un relevamiento de las principales evidencias de la educación sexual en el trabajo con adolescentes. Según dijo, existe un “impacto positivo” del tratamiento del tema con esa población, tanto en términos de aprendizaje como de cambios comportamentales, por ejemplo, en el uso de preservativo masculino.

Por su parte, planteó que esos impactos se ven “potenciados en la medida que la educación articula con la salud” y también cuando se logra involucrar a las familias de los estudiantes. Si bien dijo que esto último es deseable para todo el proceso educativo, en materia de educación sexual el involucramiento de las familias “mejora la comunicación entre estas y sus hijos” y ello repercute en “comportamientos sexuales más seguros”. De todas formas, aseguró que ese es uno de los principales desafíos que enfrenta el sistema educativo uruguayo, que no ha logrado generar una adecuada participación de padres y madres en el abordaje de la sexualidad de sus hijos.

López planteó como ejemplos exitosos las actividades y abordajes que incluyen la participación de los adolescentes y también aquellas que trabajan en el “desarrollo de habilidades comunicacionales” con el foco en construir “relaciones seguras, consensuadas y disfrutables”. Justamente, dijo que el consentimiento “es una dimensión compleja de la socialización sexual” y de las prácticas sexuales en general, incluso de las de adultos, que hay que problematizar. La docente también planteó que en materia de sexualidad no basta solo con poner información a disposición de los adolescentes, ya que entran en juego otros aspectos, como los emocionales o los familiares.

Pornografía no es educación sexual

Pablo López, también docente de la facultad, contó en su intervención las formas por las que niños y adolescentes acceden a mensajes e información de índole sexual, a partir de una encuesta que se aplicó recientemente y también de su trabajo en talleres sobre la temática desde hace varios años. Según dijo, la incidencia de los entornos digitales en la sexualidad tuvo un antes y un después en la popularización de los smartphones, que permiten estar todo el tiempo conectado a Internet, y en Uruguay ubicó ese hito entre 2021 y 2015. Al respecto, valoró que ese vínculo con la tecnología cambió la forma en que las personas se relacionan, especialmente para quienes han vivido su desarrollo con ese nivel de conexión, que muchas veces genera una alta dependencia de los dispositivos.

El docente se mostró especialmente preocupado por la cada vez más masiva y temprana exposición a la pornografía. En ese sentido, señaló que la encuesta realizada en 2022 arrojó que 67% de los adolescentes ve pornografía y, de ellos, 23% la había visto ya entre los seis y siete años de edad. López consideró que ese temprano acceso es “grave”, porque ocurre a una edad en la que “no tienen la capacidad de entender” el contenido.

También planteó que, en este contexto, el mundo adulto debe entender que para los adolescentes “se amplía el universo de lo posible” y, por lo tanto, dijo que “la educación sexual “siempre fue importante, pero ahora es más importante”. Al respecto, habló de la necesidad que sienten muchos niños y adolescentes de que alguien los oriente “con todo este mar de información”. Según completó, la encuesta marca que los adolescentes reciben mensajes o información sobre temas sexuales en mayor medida a través de amigos o buscando en Internet, con relación a lo que reciben de sus adultos referentes. Para López, eso marca que “tenemos que hablarles” y que “es urgente que la educación sexual coloque esos contenidos obligatorios para todo el mundo”.

Por su parte, el docente habló de que “hay que estar al tanto de lo que los gurises miran en Internet”, y llamó a los adultos a que entren a las plataformas de pornografía para que sean conscientes de todo lo que los menores de edad se pueden encontrar en ellas. En suma, planteó la importancia de que los adultos tengan “apertura mental” y “escucha para entender lo que precisan”, para que, de esa forma, se pueda generar confianza que permita “aportar al cuidado” de los adolescentes.

Formas de violencia

A su turno, Valeria Ramos, de la Oficina Nacional del Programa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), se mostró preocupada porque la violencia basada en género tiene víctimas y victimarios cada vez más jóvenes. Si bien dijo que “no se le puede pedir todo a la educación”, manifestó que cambiar ese tipo de conductas violentas “es imposible sin la educación”.

Ramos se refirió a todo el abanico de formas de violencia facilitadas por las tecnologías, tema que, según dijo, en 2020 no estaba en agenda, pero en poco tiempo comenzó a ser fuertemente demandado por quienes trabajan en educación, especialmente con niños y adolescentes. De hecho, contó que en el Unfpa están recibiendo consultas sobre el tema de profesionales que trabajan en educación inicial.

Según enmarcó, la misma violencia basada en género y generaciones de siempre es la que encuentra más facilidades a través de las nuevas tecnologías de información y comunicación, y esta “no es una violencia distinta”. De todas formas, planteó que presenta algunas particularidades, como su “alcance amplio” y “la persistencia en los contenidos”. Por ejemplo, mencionó que una adolescente “puede ser víctima de violencia estando sola en el cuarto” o puede entrar al liceo y estar pensando que todos vieron un video suyo que fue difundido sin su consentimiento. Justamente, sobre este último ejemplo Ramos planteó que la viralización de un video “impacta diferente emocionalmente”, ya que “el material se puede almacenar y el sufrimiento de la víctima se prolonga”.

En suma, analizó que estas tecnologías facilitan que la violencia sea ejercida desde el anonimato, en el que “la gente se anima a decir cosas que en persona no”. Por lo tanto, sostuvo que en esos entornos “a veces las personas se sienten más seguras para acosar o violentar”. Como contracara, planteó que este tipo de violencia es más difícil de denunciar cuando se trata de contenido sexual, ya que ello implica tener que mostrar o contar algo íntimo, lo que muchas veces produce vergüenza en las víctimas.

Ramos habló de la existencia de más de 40 formas de violencia digital, que también se ejerce a víctimas de edades cada vez más tempranas. Al respecto, contó que un relevamiento de Unfpa había encontrado víctimas de nueve años, pero en el último tiempo han aparecido casos de niños más pequeños.

La especialista mencionó algunas de estas formas, entre las que nombró al ciberacoso, la exposición involuntaria a material sexual o violento y la exposición a la pornografía, que reclamó no pueden sustituir a la educación sexual. También habló del “grooming”, al que definió como “acoso y abuso sexual online de una persona adulta hacia un niño, niña o adolescente”, algo que logra “ganándose poco a poco su confianza”.

Otra de las formas de violencia es el sexting -intercambio de material o mensajes online con contenido sexual- cuando se realiza sin consentimiento. Al respecto, explicó que en la producción o el intercambio de estos contenidos “muchas veces los chiquilines sienten que tienen la sartén por el mango” y marcó que es necesario mostrarles que, sin embargo, ello los expone a posibles peligros. Por ejemplo, mostró que en algunos casos el envío de ese tipo de mensajes se plantea como exigencia y luego se difunden sin permiso; otras veces se produce un robo de imágenes, que son difundidas de la misma manera; pero también ocurre que se realiza un envío consentido y luego las imágenes se difunden sin intención.

En suma, habló de formas de violencia en la pareja o la expareja que a través de medios digitales “se suman a la violencia tradicional”. También mencionó que en los centros educativos es cada vez más frecuente la grabación de agresiones físicas, igual que las plataformas que se dedican a la “iniciación a conductas dañinas”. Según aclaró, se trata de páginas que, por ejemplo, explican cómo hacer para que los padres no se den cuenta que sus hijos no comen e incluso algunas los premian por haber mentido, lo que puede generar trastornos alimenticios.

Si bien dijo que no se puede catalogar como violencia, Ramos también planteó que el hecho de que los adultos compartan todo lo que hacen los niños en redes sociales puede exponerlos a situaciones de violencia. En esa línea, sostuvo que “también es importante ver cómo se vinculan los adultos con el celular delante de los niños”, por ejemplo, “si están todo el tiempo mirándolo” o “si le doy el celular porque quiero que no me moleste”. “Después es difícil decirle que no lo use o que no haga lo mismo”, indicó.

Ramos dijo que la encuesta realizada en conjunto con los docentes de Facultad de Psicología mostró que uno de cada cuatro adolescentes dijo haberse encontrado con alguien que conoció en una aplicación o una red social, y uno de cada diez mantuvo relaciones sexuales en su primer encuentro con personas que conocen por Internet. Concluyó que “la mejor herramienta es que los chiquilines tengan ellos mismos la capacidad de hacer uso de estas tecnologías de manera más segura y protegida, y si en algún momento se encuentran en problemas cuenten lo antes posible”. En ese sentido, aseguró que “la educación sexual es un factor protector”.