En el marco de su reclamo por un mayor presupuesto para la Universidad de la República (Udelar), la Asociación de Docentes de la Udelar (ADUR) organizó un ciclo de política universitaria que tuvo su primera jornada este jueves para discutir sobre la “precarización del trabajo docente universitario”. Héctor Cancela, presidente de ADUR, explicó que, precisamente, uno de los temas que está trabajando el sindicato es la carrera docente. En ese sentido, apuntó que más de 60% de los docentes de la institución son grados 1 y 2 y que, en buena medida, los grados más bajos están feminizados.

Otro de los temas que son prioridad para ADUR es la mejora de los salarios universitarios, que están sumergidos, tanto si se compara con el resto de la administración pública como con universidades del extranjero. Para ello, se apuesta por conseguir más recursos en la actual Rendición de Cuentas y, en ese sentido, el presidente del sindicato consideró que la lucha no sólo debe darse “en la calle”, sino también generando discusiones y debates sobre el futuro de la universidad.

En el panel de apertura, el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, celebró el ciclo organizado por ADUR, ya que forma parte de la discusión con perspectiva de mediano y largo plazo que también deben dar los actores de la institución, además de sostener reivindicaciones más inmediatas, como la que lleva adelante la Udelar en la actual Rendición de Cuentas. Según el rector, a nivel regional y mundial se transita hacia la universalización de la educación media superior, lo que supone un importante cambio. Al respecto, planteó que en todo el mundo cada vez más la educación universitaria es vista como el principal medio de movilidad social, algo que también sucede en Uruguay, que “no se puede dar el lujo de frustrar esas expectativas” sociales desde el sistema público.

Si bien a lo largo del siglo XX el movimiento estudiantil protagonizó buena parte de los conflictos y luchas de la educación universitaria, Arim planteó que en la actualidad quienes están tomando ese rol son los docentes más jóvenes, y agregó que en buena medida están asociados a la precarización laboral y en los sistemas de becas de posgrado de los distintos países. En ese sentido, el rector habló de la importancia de discutir temas presupuestales a largo plazo, al mismo tiempo que los de más corto plazo, y también dijo que la institución no puede detenerse por la “excusa” de la falta de recursos, ya que ello puede contribuir a la “estratificación” del sistema terciario y dar entrada a privados que “no siempre son sin fines de lucro”.

Sobre las asignaciones de recursos incrementales a la institución en los últimos años, Arim recordó que en todas las instancias presupuestales del actual gobierno el Poder Ejecutivo previó cero peso y que incluso el año pasado se había dispuesto una reducción de los recursos de la Udelar, a través de la eliminación del incremental del Fondo de Solidaridad. No obstante, valoró que en todos los casos se lograron incrementos en el trámite parlamentario de los diferentes proyectos de presupuesto y de Rendición de Cuentas, a través de la reasignación de recursos.

Según analizó, ello no es porque todos los actores estén de acuerdo en otorgar más recursos a la Udelar, sino porque “son conscientes de que hay costos sociales y políticos” asociados a no hacerlo. “Eso es una universidad que por distintas razones ha logrado blindarse de apoyo social”, señaló, y lo ilustró con el desarrollo de la institución en el interior, una línea de largo plazo que “cambia la ecuación política” sobre la forma en que se da una discusión parlamentaria respecto de los recursos de la Udelar.

Por su parte, Andrés Fernández, secretario de Comunicación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), apuntó contra el gobierno y señaló que a la mayoría del actual sistema político “le duele” la autonomía de la Udelar. En ese sentido, apuntó que defender el presupuesto de la institución es también defender su autonomía que, según consideró, no debe confundirse con “aislacionismo”.

El sostén

El ciclo de ADUR consta de dos jornadas, ambas en el local del PIT-CNT. En la primera, realizada este jueves, la discusión giró principalmente en torno a la precarización del trabajo docente. Noelia Correa, vocera de la asamblea de grados 1 y 2 de la institución que se formó el año pasado, mostró datos sobre esos cargos docentes. Para ilustrar la situación salarial, indicó que, por 20 horas semanales de trabajo, un grado 1 cobra 19.695 pesos nominales al mes y un grado 2 percibe 26.979 pesos.

Correa indicó que muchos docentes en esos cargos cuentan con esa carga horaria o incluso menos, y esos salarios hacen que tengan que acudir al multiempleo, que conspira contra la continuidad de la formación académica e “implica una carga corporal y mental”. En suma, planteó que 70% de las docentes mujeres de la Udelar tienen un cargo de grado 1 y 2, y añadió que si bien son mayoría en los grados 3, pasan a ser minoría en los 4 y 5, que son los de mayor jerarquía académica. Por su parte, la docente señaló que la mayor parte de los grado 1 tienen contratos interinos o contratados a término.

La asamblea de grados 1 y 2 se propone lograr una mejora salarial gracias a la obtención de más recursos para la Udelar, pero también plantean una revisión de la escala salarial interna de la universidad, de forma de priorizar la suba en los salarios más sumergidos. En ese sentido, Correa aseguró que pretenden salarios que no los obliguen a mantener varios cargos para lograr un ingreso digno y, al mismo tiempo, reivindican su derecho al ocio y el tiempo libre. En suma, reclamó la existencia de una “política integral de cuidados en la institución”, más allá de medidas puntuales que se vienen tomando en los últimos años, algo para lo que también se requieren recursos.

Entrar en la precariedad

Verónica Walker, investigadora argentina que ha estudiado la precarización en docentes universitarios de la región, señaló que durante muchos años esa noción se asoció a los términos contractuales, debido a que predominaba un modelo fordista en el mercado de trabajo. No obstante, eso ha ido cambiando y, en paralelo, la noción de precarización se fue complejizando, ya que actualmente se ha ido extendiendo a casi todos los empleos: como tiene distintas dimensiones, no es difícil encontrar un trabajo que pueda considerarse precario por alguna de ellas. Por ejemplo, mencionó que un aspecto que suele asociarse a la precariedad es la realización de tareas a las que el trabajador no le encuentra sentido, y puntualizó que la docencia universitaria tiene varias de ese tipo de tareas.

En particular, mencionó que las universidades en todo el mundo han sido permeadas por el neoliberalismo, que ha implantado dinámicas de mercado a su interna. Walker ilustró la idea con el crecimiento de contrataciones de tiempo parcial, el fomento de la “carrera docente nómade” y cada vez más individual, a lo que más recientemente se suma la “creciente virtualización”, entre otros aspectos. Según la investigadora, esas y otras características constituyen lo que se ha denominado un “capitalismo académico”, que gana lugar en instituciones en las que históricamente ha costado su identificación como espacios laborales, como las universidades.

Walker señaló que, en este contexto, en los últimos años se está constatando una “huida” de docentes jóvenes de esos espacios, ya que se trata de una generación que cuestiona el “orden tradicional de las sucesiones” a nivel académico. Según dijo, en muchos casos ello implica tener que “pagar derecho de piso” o tener que esperar muchos años para lograr roles de relevancia. En el otro extremo, apuntó, hay docentes que cada vez extienden más su retiro y, al mismo tiempo, las universidades apelan con frecuencia a recontratar a los profesores que se jubilan.

En síntesis, la investigadora planteó que quienes sostienen esta “universidad neoliberal” son los docentes, que con frecuencia pagan el precio con su tiempo personal, ya que se les demanda cada vez más, pero con menos recursos. Walker explicó que este proceso tiene repercusiones en la salud y en la vida personal de los profesionales, que con cada vez más frecuencia viven sintiendo que no tienen tiempo para hacer lo que quisieran. Además, coincidió en que ello afecta especialmente a las mujeres, que también son las que más se encargan de tareas de cuidados familiares.

La segunda instancia del ciclo se realizará el 17 de agosto y tendrá dos mesas temáticas: una en la que se intercambiará sobre la “privatización de la educación superior en América Latina” y en la otra el intercambio apuntará a generar “aportes programáticos hacia un sistema universitario público”.

La perspectiva racial

En la actividad, Mónica Olaza, docente de la Facultad de Psicología, se refirió a la necesidad de que la política de la institución incorpore una perspectiva racial. Según planteó, las universidades están construidas a partir del “monoculturalismo”, que da más relevancia a la cultura europea. En ese sentido, sostuvo que ese mecanismo opera de forma “naturalizada” e “invisibilizada” y para contrarrestarlo es necesario un proceso de “deconstrucción cultural”. En concreto, reclamó la necesidad de que la institución cumpla con el piso de 8% de cupo en los llamados públicos para personas afrodescendientes. Además, planteó que es necesario que la institución también piense acciones hacia los funcionarios que se autoperciben con ascendencia indígena, que entre los docentes son el 1%, según el último censo realizado por la Udelar.