En la localidad de Palmitas, en el departamento de Soriano, hay un solo jardín público y un solo CAIF. Eso hace que gran parte de la población de primera infancia de la zona y también de rincones rurales aledaños inicien su período educativo en esos centros.

La demanda, por tanto, es alta y cada vez mayor, según afirmó a la diaria Sofía Medina, una de las madres de la sala de tres años del jardín 121, el único de Palmitas. Medina es la representante del grupo de padres y madres de esa clase. Recientemente, le entregaron al presidente Luis Lacalle Pou una carta, que también enviarán a la directora del centro educativo para que la haga llegar a la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP): “Nos encontramos realmente muy consternados y preocupados”, manifestaron.

Quienes suscriben la carta –madres, padres, tutores y familiares a cargo de los niños y niñas del grupo, así como también “todas las personas interesadas de la localidad”– solicitan, “en carácter grave y urgente, el reintegro del puesto de un docente a cargo para el grupo inicial de tres años”. Al respecto, lamentan que dicho cargo fuera eliminado a fines de 2022 y desde ese momento quien debe hacerse cargo del grupo es la directora del jardín, según sostienen.

La consternación y preocupación se vincula, además, con el hecho de que el año pasado varios de los mismos adultos que escribieron esta carta habían hecho la misma petición, “intentando prever que esta drástica situación se repitiera para el presente año”, y, sin embargo, hasta el momento no recibieron “consideración alguna”.

El entrecruce de tareas

Medina explicó que en octubre de 2022 se llevaron a cabo las preinscripciones al jardín y, al evaluar que “la cantidad de niños inscriptos no eran suficientes, el cargo se perdió”. La pérdida, asimismo, aseguró que no fue avisada la directora: tiempo después de asumir la dirección del centro en 2023, se le informó que también tendría un grupo a cargo.

“Una cosa es la inscripción de octubre y otra en febrero, cuando siguen llegando [niños]”, exclamó la madre. Según reiteró, los centros educativos “de la vuelta no toman niños de tres años” y, por tanto, es el único jardín “de referencia”. Así fue que en febrero de este año las inscripciones llegaron a 25.

Por otra parte, Medina explicó que el jardín también tiene un grupo de cuatro y cinco años, y que en total el centro educativo tiene 72 alumnos. En el caso de estos dos niveles, cada clase tiene una maestra a cargo y también una auxiliar. Explicó que quien debe atender la cocina está certificada desde hace dos años y que es la auxiliar docente de la clase de tres años la encargada de cubrir sus tareas.

Según narró, el año pasado el grupo de padres que conformaban la Comisión Fomento resolvió cubrir el salario de una funcionaria para que apoyara en la cocina en algunos horarios, “porque no podían cubrir un salario para todo el turno”. La intención era “que la auxiliar [docente] que se iba a la cocina pudiera volver a la sala, al menos para que le permitiera a la directora hacer trámites, fotocopias, papeles, cosas que tiene que armar”.

Este año, sin embargo, aspiran a que pueda incorporarse una docente y que la directora pueda volver plenamente a su función. Es que, con la falta del apoyo de la auxiliar docente por cubrir a la de cocina, sumado a “la tarea administrativa que lleva un jardín de tiempo completo, los gastos, ir al banco, en una localidad donde el banco no abre todos los días, entre otras cosas, implica que los niños queden ahí, con otra maestra, que los repartan en los otros dos grupos, o que la directora deba quedarse fuera de horario”, esgrimió Medina.

Camino a seguir

En la carta subrayaron que los 25 niños y niñas son “claramente una cantidad no menor” y que, al mismo tiempo, “son quienes requieren mayor cuidado y atención por tratarse de los alumnos más pequeños del centro educativo”.

Por otro lado, detallaron las diversas tareas que debe llevar a cabo la directora: “Las demandas rutinarias de las demás docentes que requieran su autoridad, como así de los padres y familiares de todos los alumnos del centro”, lo que genera que deba “buscar a alguien que atienda al grupo en cada momento que se la requiere, algo imposible ya que no hay personal a la orden”.

A su vez, señalaron que la directora “realiza varias capacitaciones docentes, tiene compromisos personales y, como todos, por enfermedad, por lo que debe faltar con aviso a su trabajo”. “Así nos pasó ya al tercer y cuarto día de iniciadas las clases; también el año pasado esta misma situación generó en reiteradas oportunidades que los niños quedaran sin clase”, recordaron. Al respecto, aclararon que “tales inquietudes son sin ánimo de cuestionar su labor como docente, sino que se entiende lo muy difícil que resulta atender todas estas situaciones para una misma persona”.

“Es inviable una atención de calidad con 25 niños de tres años, algunos incluso con pañales, para una maestra que además tiene que asumir las tareas de dirección”, resumió Medina. Otra de las preocupaciones es que el CAIF de Palmitas, que tiene una “gran demanda” y avanza cada año, supone que el año que viene ingresará la mayor parte de los niños y niñas de dos años al jardín, y se estima que sean alrededor de 30. Con respecto a esto, contó que “algunas familias dudan de llevar a los niños de tres años al jardín por la atención y la calidad cuando no están dadas las condiciones”.

En este marco, el grupo de madres y madres de la sala de tres años está juntando firmas para ser escuchado y que se incorpore una maestra para la clase. A esta altura, ya llevan más de 1.000 firmas, han entregado los planteos a diversos referentes políticos y luego de Turismo entregarán la solicitud a la directora del jardín para que “arme un expediente” y lo eleve a la DGEIP.