Los estudiantes están distribuidos en distintos puntos del país mientras toman la clase, pero, pese a estar en sus casas, pueden ver a la profesora parada en un atril mientras da la clase. También pueden ver a sus compañeros e interactuar con ellos, aunque lucen un poco distintos. Cada uno con un avatar, parecido a un dibujo animado de Pixar, vivenciaba estar sentado en un salón de clases tomando su curso de Contabilidad en Sistemas Integrados de Gestión, de la carrera de Contador Público en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración (FCEA).

Para entrar al salón bastaba con que cada uno se pusiera un casco que les fue entregado en una instancia presencial al principio del curso y luego seleccionaron un ítem que los colocaba automáticamente en la clase. En las primeras clases los estudiantes terminaron cansados e incluso con algún mareo, algo que suele pasar en las primeras experiencias en realidad virtual o metaverso, según contó a la diaria Fabricio González, gerente del Laboratorio de Investigación y Desarrollo del grupo Quantik, que dio el soporte y desarrollo tecnológico a la experiencia. Pese a ello, aseguró que la gran mayoría manifestó que volvería a transitar por un curso en esas condiciones: sólo uno no completó el curso.

La experiencia se desarrolló en el marco de un experimento, ya que al mismo tiempo se habilitaron otras tres modalidades de cursada de la misma materia, todas híbridas. Por ello fue posible comparar la forma en que los estudiantes transitaron por la experiencia. Según surgió de la investigación, quienes participaron del curso en metaverso registraron una mayor participación en comparación con los alumnos de las clases por Zoom, y un poco menos en comparación con el formato presencial.

Más allá de que se trató de un experimento, es de las pocas experiencias de ese tipo que se hicieron en cursos reales, que se desarrollaron durante todo un semestre. Precisamente, lo novedoso de la experiencia, no sólo en Uruguay, sino en la región y el mundo, hizo que las profesoras y los integrantes de Quantik presentaran un paper científico que fue expuesto en un congreso de realidad virtual organizado por el Institute of Electrical and Electronics Engineers, en Orlando, Estados Unidos.

El proceso

Inés Urrestarazu, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Enseñanza en la FCEA, fue la docente de la facultad que viajó a Orlando para presentar la experiencia. Desde Estados Unidos dijo a la diaria que en el congreso presentaron los resultados del cuestionario que se aplicó a los 14 estudiantes que participaron del curso en realidad virtual. En ese sentido, contó que se evaluaron aspectos que son importantes en el proceso de aprendizaje, como la motivación, el vínculo con los docentes y compañeros y, en este caso, el vínculo con la tecnología.

Al respecto, señaló que las molestias físicas por el uso del casco de realidad virtual fueron desapareciendo a medida que transcurrió el curso. También planteó que del relevamiento surgieron los problemas de conectividad como la principal dificultad que señalaron los estudiantes. “Pensamos que la tecnología no está lo suficientemente madura en este momento como para poder extender esta experiencia, pero sí tenemos atisbos de que los resultados son buenos o al menos comparables a lo que ocurre en un aula tradicional de clase”, dijo Urrestarazu, quien contó que ahora el equipo de investigación se encuentra procesando datos de los cambios que experimentaron los estudiantes a nivel de aprendizajes en los distintos formatos de curso.

González, por su parte, también valoró muy positivamente la experiencia y mencionó que representa una innovación importante para la educación en metaverso. Al respecto, contó que si bien en otros países se ha desarrollado esa línea de trabajo, pocas veces se ha aplicado de forma constante en el tiempo a la totalidad de un curso. Por ejemplo, dijo que lo más común es que la tecnología se use para emular algún episodio que sea imposible de ver en la vida real, como el funcionamiento de los órganos del cuerpo humano en una clase de Biología.

Desde Quantik esperan continuar con el desarrollo de esa línea de trabajo y, a propósito, González señaló que se plantean seguir trabajando con la FCEA y otras universidades para pasar a “un segundo nivel” en el experimento. Sobre qué pasos planean dar, dijo que están considerando agregar más estudiantes a la experiencia y también “agregar algún ingrediente adicional”. Dijo que en la experiencia desarrollada en 2023 se limitaron a replicar un salón de clases tradicional, pero la realidad virtual da “para muchísimo más”.

Origen tienen las cosas

Tanto González como Urrestarazu destacaron el rol que jugó en el desarrollo del proyecto la docente de la FCEA Carolina Asuaga, fallecida el año pasado. Al respecto, su excompañera recordó que, precisamente, el vínculo con Quantik surgió a partir de que Asuaga estaba preocupada por la interacción entre estudiantes. Sobre esta preocupación, dijo que la docente observó “aulas vacías” en la FCEA, ya que muchos estudiantes optaban por cursar de forma remota a través de Zoom, que también plantea limitantes para el vínculo con los profesores.

Urrestarazu señaló que ella tiene formación en estadística y desde su rol como coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Enseñanza de la facultad comenzó a colaborar con la concreción de la iniciativa. “Me pareció interesante la propuesta de Carolina, pensando en diseñar un experimento, en la terminología estadística, para ver si efectivamente esta modalidad de dictado de un curso podría asimilarse o podría incluso ser mejor o peor que los cursos tradicionales”, dijo la docente de la FCEA.

En tanto, González recordó que cuando les llegó la consulta de parte de Asuaga y Urrestarazu estuvieron varios meses pensando cómo bajarla a tierra y vieron una oportunidad en el metaverso, justamente por el poco desarrollo de experiencias de cursos reales enteros en ese formato. En ese momento, junto al ingeniero José Joskowicz, comenzaron a pensar en la solución tecnológica y se contactaron con la empresa Meta –dueña de aplicaciones como Facebook, Instagram o Whatsapp– para el desarrollo de la plataforma.

Sobre el diseño del experimento, Urrestarazu contó que eligieron la materia Contabilidad en Sistemas Integrados de Gestión por la cantidad de estudiantes que suele anotarse, lo que les permitía formar cuatro grupos y distribuir a los estudiantes aleatoriamente.

Según recordó, uno de los formatos fue el “tradicional híbrido”, que transcurría en un salón de clases, con algunos estudiantes en el aula y otros conectados a través de Zoom. En otro horario el curso se dictaba de forma totalmente remota, en clases de dos horas: la primera hora para todos a través de Zoom y la segunda hora el grupo se dividía entre quienes ingresaban al aula en metaverso, que eran 14 estudiantes más una profesora, y los demás, que se integraban a Microsoft Teams, una plataforma similar a Zoom en la que también había otra profesora como apoyo.