Este jueves, la Universidad de la República (Udelar) y el Ministerio del Interior (MI) inauguraron un nuevo centro universitario: el cuarto existente en todos los centros penitenciarios. Esta vez, en la Unidad 3 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), conocida como Penal de Libertad.

Según los datos proporcionados por el MI, en 2023 fueron 166 las personas privadas de libertad que cursaron asignaturas universitarias en contextos de encierro. Eso significó un “crecimiento significativo” en comparación con lo sucedido en 2020, cuando hubo 95 inscriptos. Tenienedo en cuenta las tendencias, manifestaron que se espera que en este 2024 el crecimiento sea aún “mayor”.

A las 15.00 de este jueves se inauguró el espacio educativo en la cárcel de Libertad, con la presencia del ministro del Interior, Nicolás Martinelli, el director del INR, Luis Mendoza, la prorrectora de Enseñanza de la Udelar, Estela Castillo, el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Pablo Martinis, y el equipo del Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa). Hablaron varias de las autoridades, dos privados de libertad, se cortó cinta y también se entregaron “diplomas” en forma de reconocimiento.

Gabriela Pasturino, docente del Progresa, dio inicio a la inauguración y enfatizó en que es el cuarto centro universitario de la Udelar que se crea en el marco de un convenio firmado por ambas instituciones en 2020.

“Simbólicamente este día marca un hito en el recorrido histórico de la política universitaria en cárceles”, señalaron los estudiantes universitarios de la Unidad 3 Maycol Medina y Roberto Sánchez, que leyeron una carta que sistematiza la visión del estudiantado del Penal de Libertad. “Propiciar las condiciones edilicias mínimas que aportan a la construcción de condiciones materiales que de cierta manera permiten proyectar condiciones apropiadas para los estudios superiores en este contexto es, definitivamente, avanzar hacia el acceso y continuidad de la educación como derecho humano fundamental, como bien rectifica nuestra legislación”, continuaron.

De acuerdo a los estudiantes, “pese al contexto crítico, hemos vivenciado los obstáculos como desafíos a superar, conociendo nuestros alcances y limitaciones, siendo conscientes de que cuando se implementa una política determinada puede presentar avances y retrocesos, pero como bien lo menciona el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, en la inauguración del Centro Universitario de la Unidad 4, es momento de que la política universitaria en privación de libertad forme parte de las políticas centrales de Udelar”.

La visión desde la privación de libertad

En la carta, los privados de libertad señalaron que identificaron como “común denominador para que esta política sea efectiva” la necesidad de una “planificación centralizada y articulada territorialmente junto con los diferentes servicios de Udelar, con personas e insumos específicos para llevar adelante esa gestión”. Eso implica, aseguraron, que puedan generarse “directrices” a nivel del Consejo Directivo Central de la Udelar “para que no quede a resorte de cada facultad, adecuar o no la cursada” o, incluso, que “exista la posibilidad ética subjetiva de no permitirnos el cursado, apartándose de las posturas generales de Udelar”.

Rodrigo Arim en la inauguración de Centro Universitario, el 11 de abril, en el Penal de Libertad.

Rodrigo Arim en la inauguración de Centro Universitario, el 11 de abril, en el Penal de Libertad.

Foto: Mara Quintero

En este marco, el estudiantado de la Unidad 3 reclamó dos puntos: “¿Por qué no hacer de los centros universitarios sedes donde también se puedan impartir cursos universitarios? Necesitamos más presencia de docentes que puedan dar sus cursos en estos espacios”. Y, por otro lado, resaltaron la necesidad de “pensar, planificar y financiar un Programa Integral Universitario en cárceles, para dar un salto sustancial hacia la equidad e inclusión educativa”. La mejora de la red wifi para poder soportar las clases de Zoom y que, al mismo tiempo, se habiliten más clases virtuales fueron otras de las solicitudes.

“Visualizamos este espacio como un gran paso dado, sin embargo, hoy nuestro tiempo en él es limitado con respecto a lo que implica el tiempo de dedicación a una carrera universitaria”, agregaron. Para finalizar, los privados de libertad resumieron que “es necesario darle una cuota de atención a la progresividad estudiantil, acompañada de progresividad en el tránsito penitenciario, para sanear y renovar los espacios e incidir favorablemente en las condiciones de reclusión; al respecto, sería bueno dar continuidad a trámites de traslado a otras unidades a quienes se encuentran dentro de ese marco y siempre dentro del circuito universitario”.

La visión de las autoridades

“Hay que mirar para atrás para saber dónde estamos hoy”, esbozó, por otro lado, Mendoza. Puntualizó que en la actualidad en las cárceles del país hay más de 15.000 personas privadas de libertad, de las cuales cerca de 5.000 “tienen algún tipo de educación”, mientras que trabajan poco más de esa misma cantidad. En el Penal de Libertad la cantidad de población es de 1.132 internos, y estudian 176. Asimismo, 22 de ellos son los que forman parte del grupo de estudiantes universitarios.

En este contexto, el director del INR dijo que estudiarán la propuesta presentada por el grupo de estudiantes de la Udelar de la Unidad 3 y aclaró que, aun así, “en las políticas todo lleva su tiempo”. Asimismo, señaló que para el INR “la posibilidad de rehabilitarse pasa por el trato y tratamiento de las personas por parte de la subdirección técnica, que está basado en trabajo, estudio, deporte y cultura”. Justamente, enfatizó en que este nuevo centro “va a ser la oportunidad y las herramientas que van a tener para que cuando recuperen su libertad puedan seguir estudiando”.

Por su parte, el rector de la Udelar se detuvo en los años previos al convenio, y recordó que en ese entonces la educación terciaria en contextos de privación de libertad “descansaba en la voluntad de los docentes y de algunas autoridades del INR, pero sin un marco común”.

A partir de 2020, cuando ambas partes firmaron el convenio, para Arim se habilitó “comenzar un proceso más sistemático, donde la voluntad comienza a dar paso a la institucionalidad”. “En la medida en que se institucionalizan los acuerdos y avanzan, aseguramos la permanencia en el tiempo de ciertas políticas que ya no descansan en la voluntad individual sino en los acuerdos institucionales”, manifestó.

La inauguración del centro actual permite, según el rector, “pensar que tenemos mejores condiciones para seguir estudiando” y “presupone asumir la democratización de la educación terciaria”.

A su vez, admitió que existen “dificultades” a la hora de “aprender y enseñar en contextos de privación” de libertad. Sin embargo, resaltó que es “obligación” de la Udelar “afrontarlas e intentar dar respuestas concretas”. En ese marco, Arim señaló que la Universidad “tiene mucho más que hacer”, como “construir plataformas en las que generemos conocimientos e investigación de calidad, una vinculación más allá de la formación, y que aportemos diseños para otras políticas públicas”.