Varias son las actividades que el representante docente en el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública viene realizando en todo el país con motivo de la presentación del libro Emergencia cultural y transformación educativa, editado junto a su equipo de trabajo. En muchos casos, los pedidos de organizar presentaciones o intercambios a partir del contenido del libro llega desde las propias comunidades educativas.

Ese fue el caso de la sala de coordinación docente de un liceo de la capital, que consideró oportuno convocar al consejero, que propuso un intercambio junto a otra integrante de su equipo de trabajo.

Según explicó Mazzoni a la diaria, la actividad ya estaba organizada, pero, para su sorpresa, la inspectora asignada al centro educativo no consideró adecuado que el intercambio se llevara a cabo. Parte de su sorpresa tuvo que ver con que jerárquicamente una inspectora está por debajo de un integrante del Codicen. En ese sentido, explicó que, al igual que cualquier consejero, los representantes docentes en el organismo tienen la potestad de ingresar a los centros educativos que gestiona la ANEP sin necesidad de pedir autorización.

Ante lo que estaba ocurriendo, Mazzoni planteó el tema en el Codicen y en sesión la directora general de Educación Secundaria, Jenifer Cherro, sostuvo que necesitaba recabar información sobre el episodio, porque no lo tenía presente. La respuesta llamó más la atención del consejero, que considera que la directora general debería ser consultada si una inspectora prohíbe que un consejero organice una actividad con sus representados en un liceo.

Con todos los insumos sobre la mesa, en la sesión de este miércoles la mayoría política en el organismo, incluyendo a Cherro, tampoco consideró adecuada la organización de la charla. La única consejera que acompañó la postura de Mazzoni fue la otra representante de los docentes, Daysi Iglesias.

Al respecto, Mazzoni consideró que su libertad de expresión fue “totalmente limitada” y, si bien entiende que tiene el derecho de desoír lo que entiende la mayoría del Codicen, aseguró que no lo hará. En su decisión de no concurrir al centro educativo pesan las posibles represalias que podrían sufrir los profesores y el equipo directivo del liceo si se realiza el intercambio sobre el libro, que es crítico con la Transformación Educativa impulsada por las autoridades políticas.