Manual de indicadores para el planeamiento educativo es el nuevo documento en formato libro y digital que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) puso a disposición de todos los subsistemas de la educación y del público en general.
El lanzamiento se hizo este viernes en el edificio de la ANEP y fue presentado y comentado por distintas autoridades educativas y por el equipo que elaboró el manual. En la convocatoria se explica, en concreto, a qué apunta el nuevo documento: “Establecer un marco conceptual y metodológico para la construcción de indicadores educativos comunes al conjunto del organismo, contribuyendo al fortalecimiento de los sistemas de información estadística en la educación en Uruguay”.
Tania Biramontes, coordinadora de la elaboración del manual, explicó que “un indicador es un artificio, un constructo de los investigadores en base a las problemáticas educativas que se consideran relevantes”. En el documento se explica que el manual actual “viene a actualizar un manual anterior, editado en 2008, elaborado en el marco del Plan Estadístico Maestro”.
Así es que los investigadores delimitaron 30 indicadores. De acuerdo con Biramontes, “algunas dimensiones quedaron pendientes”, por tanto, este manual “es un primer paso para seguir trabajando en ampliar el centro de información, seguir construyendo indicadores, sobre todo en las situaciones de contexto y aprendizaje”.
Además de “calcular indicadores” e “intercambiar información” a partir de este manual, Biramontes resaltó que el “propósito es la toma de decisiones basada en evidencia, la rendición de cuentas para la ciudadanía y la contribución al debate sobre los problemas educativos del país”.
Los indicadores
Los indicadores presentados en el manual están organizados en sistemas de indicadores con dimensiones y subdimensiones, “a efectos de brindar coherencia y soporte conceptual a la información de la que buscan dar cuenta”.
De tal manera, las dimensiones desarrolladas son cuatro: acceso, recursos, proceso y resultados. El propósito planteado para la primera dimensión es “abordar indicadores relativos a la magnitud del acceso a la educación”. Para eso, se implementaron tres subdimensiones: la matrícula, es decir, “algunas características básicas de los estudiantes al momento del acceso; estudiantes “y la valoración, a escala poblacional, de los niveles de asistencia o cobertura de la educación”; y asistencia a la educación, para “no sólo medir el acceso a la educación en términos absolutos y relativos, sino también las condiciones bajo las cuales los estudiantes transitan por el sistema educativo desde el punto de vista de sus características sociodemográficas”.
La segunda dimensión son los recursos y fue acotada “al tamaño medio de los grupos, como medida de la disponibilidad de personal docente para atender a los estudiantes, y al tamaño medio de los establecimientos educativos (proxy de la cantidad de estudiantes que albergan los establecimientos)”. De acuerdo con quienes elaboraron el manual, esta dimensión “requiere ser ampliada en el futuro, a la luz de nuevos indicadores sobre recursos edilicios, humanos y financieros”.
El proceso es la tercera dimensión, en la que los indicadores refieren al “tránsito entre grados escolares valorados al término del período curricular”. En este punto hay tres subdimensiones: el flujo intranual, el interanual y la asistencia a clase, para dar cuenta de eso durante el año lectivo.
Como explicación de las dos primeras subdimensiones, en el manual se especifica que “refieren al tránsito de los estudiantes por los grados y unidades curriculares”. En el primer caso, “se miden los indicadores al término del período curricular (a partir de los fallos finales)”, y en el segundo, “se realiza un seguimiento de una cohorte de estudiantes entre dos períodos curriculares”.
Por último, los resultados. A través de esta dimensión, los indicadores planteados “buscan sintetizar los resultados de los estudiantes al término de su trayectoria educativa”. Para eso, se presentan dos subdimensiones. Una de ellas es el egreso, que “mide la magnitud de los egresos en términos absolutos y relativos, así como una aproximación al tiempo utilizado por las cohortes para el egreso”. La otra son los logros educativos de la población, en la que “se reportan los impactos del proceso educativo en términos del acervo educativo alcanzado por la población de diferentes tramos etarios, medido por la culminación de los sucesivos niveles educativos y por los años de educación alcanzados”.
La directora interina de Políticas Educativas de la ANEP, Verónica Zorrilla, fue una de las presentes como comentarista en el lanzamiento del documento. De acuerdo con Zorrilla, este nuevo manual “fortalece y robustece el sistema educativo” e impulsa a “seguir generando coherencia y solvencia entre todos los que estamos interesados y trabajamos en el sistema educativo”.
El presidente de la ANEP, Juan Gabito, también tomó la palabra: según el jerarca, hace 45 años “la visión fragmentada de cada departamento generaba dificultades”. Sin embargo, consideró que, a partir de este documento, se “mejora la calidad del análisis” de los datos presentados en los monitores educativos de los subsistemas de la ANEP y los datos que releva el Instituto Nacional de Evaluación Educativa.