Después de varios meses de postergaciones, el Consejo Directivo Central (CDC) de la Universidad de la República (Udelar) aprobó cuatro nuevos institutos de investigación. La iniciativa fue una de las principales propuestas del exrector de la Udelar Rodrigo Arim para su segundo mandato, que quedó trunco después de que renunciara para convertirse en director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

La convocatoria fue a crear institutos que tuvieran una lógica interdisciplinaria y fueran transversales a diferentes servicios universitarios. La Udelar definió que fueran evaluados por una comisión académica de docentes extranjeros y externos a la universidad, que valoró a las 16 propuestas que consideró realizables en dos categorías: las “altamente recomendables para ser financiadas” y las “recomendables para ser financiadas”. Precisamente, la comisión entendió que las 16 propuestas eran viables y tenían puntos fuertes, aunque valoró que nueve de ellas eran particularmente fuertes y por ello realizaron una recomendación con mayor énfasis.

Las nueve propuestas altamente recomendadas por la comisión fueron un “Instituto del Espacio”, que tenía como responsables a Gonzalo Tancredi y Federico La Rocca; el “Instituto del Cerebro”, a cargo de Daniel Olazábal y Patricia Braga; un “Instituto de Estudios Avanzados en Física y Matemática”, con el liderazgo de Nicolás Wschebor y Martín Reiris; el Instituto de Ciencias Oceánicas, que tenía como responsables a Ángel Segura y Omar Defeo; un “Instituto de Criminología y Políticas Públicas”, a cargo de Nicolás Trajtenberg y Fernando Filgueira; el “Instituto de investigación en Tecnologías de la Información y Comunicaciones Aplicadas”, bajo la responsabilidad de Gastón Gonnet y Héctor Cancela; un “Instituto de Transiciones Sostenibles de Sistemas Alimentarios”, a cargo de Santiago Dogliotti y Pablo Chilibroste; el “Instituto de Investigación Una Salud, propuesta con Ana Meikle y Hugo Cerecetto como responsables; y el “Instituto de investigación en justicia social y desigualdades”, con Gustavo Pereira y Andrea Vigorito como responsables.

Según calculó la universidad, existen fondos disponibles para atender la creación de cuatro institutos. Después de definir algunos criterios, como apuntar a que haya institutos integrados por disciplinas de las tres áreas de conocimientos en las que se agrupan los servicios de la institución, el CDC realizó una votación entre las propuestas definidas como altamente recomendadas.

Las cuatro propuestas más votadas fueron las de los institutos de Ciencias Oceánicas, con 16 apoyos, el de Una Salud, con 14, y los de Transiciones Sostenibles de Sistemas Alimentarios y Justicia Social y Desigualdades, ambos con 12 votos.

¿En qué consisten los institutos de investigación creados por la Udelar?

En la propuesta presentada, el Instituto de Ciencias Oceánicas parte de la base del deterioro de los océanos registrado en las últimas décadas. Como se trata de un recurso “esencial para la vida” que, por ejemplo, regula el clima, se señala la importancia de generar conocimiento científico sistemático en el país sobre el tema. “Este instituto, con un fuerte enfoque en investigación, será un referente nacional y regional, promoviendo la generación de conocimiento, la formación de recursos humanos y el desarrollo de políticas públicas informadas y sustentadas en ciencia”, se fundamenta. Por su parte, incluirá cuatro programas: océano y clima; estructura, funciones y procesos de los ecosistemas; economía oceánica; y gobernanza.

Por su parte, el instituto Una Salud se propone generar “una visión sistémica de los problemas de la interfase humana-animal-ambiental” a través de la investigación en “medicina humana y veterinaria, integrando a las ciencias químicas, ambientales y sociales, la conservación de la biodiversidad, los sistemas productivos de alimentos y las políticas sanitarias”. En particular, se apunta a generar conocimiento acerca de “las interacciones complejas entre personas, animales, plantas y el ambiente impactando en la salud y bienestar global y la conservación de las especies”, y también se plantea como objetivo la incidencia en políticas públicas.

El Instituto de Transiciones Sostenibles de Sistemas Alimentarios abarcará “todas las actividades involucradas en la producción, concentración, procesamiento, distribución, consumo, eliminación y reciclaje de alimentos, y sus entornos económicos, sociales y naturales”, según se apunta en la propuesta presentada. En ese sentido, se señala que la generación de conocimiento en esa área es “clave para asegurar la seguridad alimentaria, el bienestar social, la salud humana y ambiental” en Uruguay, país que “produce alimentos para 20 millones de personas y tiene potencial para incrementar su producción significativamente”.

No obstante, se advierte que existen importantes desafíos para lograrlo de forma sostenible a nivel social, económico y ambiental y, de forma de aportar a “transiciones sostenibles”, se generarán cuatro programas de investigación interdisciplinaria: una plataforma permanente de investigación a escala de paisaje; uso, gestión y cuidado del agua; bases de datos interrelacionadas y sistemas de información en tiempo real, modelado de sistemas complejos y herramientas de gestión; y uno de “coinnovación, plataformas de innovación y desarrollo, y evaluación de políticas públicas”.

Por último, el instituto de investigación sobre justicia social y desigualdades parte de la base de que, si bien estos asuntos han ganado terreno en discusiones académicas y públicas de los últimos años, el debate ha estado “desconectado” de la evidencia empírica, lo que “socava la calidad de la discusión”. En ese sentido, se plantea estudiar “la naturaleza, causas, consecuencias y evolución de las diversas desigualdades que impactan a las sociedades, especialmente en América Latina a lo largo del tiempo”. Precisamente, tiene un enfoque regional por el que aspira a convertirse en un referente en la temática a nivel internacional.

A través de distintas disciplinas de las humanidades y las ciencias sociales, se analizarán las desigualdades en el plano histórico y también su abordaje a nivel institucional y desde la sociedad civil organizada. En concreto, se plantea crear una Unidad de Generación de Información Socioeconómica y Comportamental, que va a apoyar el desarrollo de la agenda de investigación del instituto.

Más allá de la procedencia de los responsables de cada propuesta, los institutos contarán con decenas de docentes que serán sus integrantes y que contarán con financiamiento estable para llevar adelante cada propuesta.