“Los tres últimos gobiernos del Frente Amplio han tenido logros evidentes”, admite el programa de gobierno del Partido Independiente (PI). Pero esta colectividad política insiste con que se necesita un cambio en varios aspectos de la conducción del gobierno. Según el documento, muchas de las políticas impulsadas “se han erosionado y muestran claros signos de agotamiento”. Además, se sostiene que muchos de los obstáculos del país “son consecuencia de fallas de gobierno asociadas a la falta de consensos políticos para emprender reformas impostergables”. Como si fuera poco, el país se ha “deslizado por una pendiente caracterizada por la pérdida del principio de autoridad legítima y el decaimiento del nivel de cultura y valores sociales”.
El programa, de unas 125 páginas, será presentado esta noche en la sede del PI y se divide en cuatro capítulos: “Logros, obstáculos y desafíos”; “integración social y equidad”; “educación, cultura y tiempo libre”, y “bases para un crecimiento sostenible”.
A nivel económico, el documento aborda el problema del déficit fiscal del país y asegura que su solución está “íntimamente” ligada a la gestión futura de la seguridad social. Para eso, se propone que este continúe basándose en el sistema mixto, pero que a su vez adapte “un conjunto de ajustes en parámetros básicos” del sistema, para así poder responder a las “nuevas demandas”. A estos efectos, se propone crear una “comisión técnica de alto nivel”, con iniciativa del Poder Ejecutivo y venia del Parlamento, que haga un “diagnóstico independiente” de la situación para “poder identificar y procesar” esos ajustes.
Para el PI, “el problema del gasto público en Uruguay no es su tamaño”, sino “su baja eficacia y eficiencia de toda la administración pública”, por lo que “resulta imprescindible” un programa que se enfoque en fortalecer estos aspectos. Al igual que los precandidatos del Partido Nacional, el PI también se declara a favor de que el país adopte una “regla fiscal”, que “contribuye a asegurar una disciplina que produzca un manejo prudente de las cuentas públicas, lo que limita la discrecionalidad”.
Las relaciones laborales también aparecen en el programa del partido. Según el PI, la negociación colectiva podría tener un “mejor funcionamiento” si se reducen los números de grupos de los Consejos de Salarios, si se eliminan las cláusulas indexatorias o “correctivos” (lo que le daría “flexibilidad al mercado de trabajo”) y si se establecen “ajustes salariales nominales únicamente para los laudos mínimos, dejando cualquier otra mejora salarial en el ámbito de negociación bipartita para la negociación con la empresa”. También se identifica que “la mejora del salario real desalineado de los cambios en productividad constituye un problema a resolver”. Además, se estima que sería una buena contribución que los sindicatos elijan por voto secreto sus dirigentes y sus “medidas más extremas”, como las ocupaciones.
Respecto de las políticas sociales, el PI propone un rediseño de los programas del Ministerio de Desarrollo Social, bajo la premisa de que la cartera “requiere de una reingeniería que focalice con precisión sus objetivos y estrategias, disminuya los programas y dependencias, y procure incrementar los beneficiarios y la efectividad de las metas definidas y de los resultados alcanzados”. Ese rediseño se debe dar principalmente en las asignaciones familiares, dice el partido, de forma que –a partir de evaluaciones– se pueda “modificar el instrumento y su gestión”. De esa forma, esta asignación no se reduciría “a lo asistencial”, sino que buscaría “el desarrollo de sus beneficiarios, incluida su capacidad de asumir responsabilidades”.