El senador Carlos Camy del Partido Nacional fue uno de los impulsores del plebiscito para habilitar los allanamientos nocturnos, que no llegó a los votos necesarios para ser aprobado. La iniciativa tenía el apoyo de todos los partidos de la coalición oficialista y del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI). Según dijo el legislador nacionalista en diálogo con Subrayado, “no se respondió a la expectativa que sentíamos, con una mayoría que marcaban las encuestas”.

“La ciudadanía habló y hay que respetar el resultado, yo creo que es una herramienta que el Uruguay la necesita, no en vano hace más de 10 años se planta en esa dirección, pero en esto manda la ciudadanía, la Constitución la modifica la ciudadanía y los resultados se respetan siempre”, dijo.

Dirigentes del Partido Colorado también se pronunciaron sobre el fracaso del plebiscito. El candidato a la vicepresidencia por el Partido Colorado, Robert Silva, dijo que “cuando la gente se pronuncia, se pronuncia”. “Yo lamento que no haya salido, hice todo mi esfuerzo para que saliera”, aseguró. Por su parte, Tabaré Viera opinó que, “por el momento”, el tema “está saldado”; no obstante, mencionó que “podría haber una iniciativa legal” en el mediano o largo plazo, porque “no hubo un voto por el No”. “No sabemos los que no votaron por qué no votaron”, añadió Viera. Conrado Rodríguez, en tanto, reconoció que el ensobrado de la papeleta amarilla “no fue todo lo global que se necesitaba” y señaló que “en muchos departamentos no se tenía la papeleta”.

La iniciativa planteaba habilitar los allanamientos nocturnos, lo cual actualmente está prohibido en Uruguay expresamente en la Constitución, que plantea en su artículo 11 que el hogar es un sagrado inviolable, que “de noche” nadie podrá entrar en él sin consentimiento de su “jefe” y que de día sólo se podrá allanar mediante orden expresa de un juez competente, por escrito y en los casos determinados por la ley.

El plebiscito proponía modificar la Constitución y establecer un nuevo texto para el artículo 11, en el que se quitaban las referencias asociadas al día y la noche.

El texto propuesto sostiene que “el hogar es un sagrado inviolable” y que “nadie podrá entrar en él sin el consentimiento de su morador o por orden expresa y fundada de juez competente, dictada por escrito en los casos y formas establecidas por la ley”.