Lorena Quintana, la compañera de fórmula de Guido Manini Ríos, el candidato a presidente por Cabildo Abierto (CA), es médica de familia y trabajó varios años en una policlínica comunitaria en Cerro Norte y en la puerta de la emergencia del Hospital Maciel. Según cuenta, fue en esos dos lugares donde se empezó a involucrar más con el tratamiento de las adicciones, y luego hizo un curso de posgrado sobre el tema. Dice que la regulación del cannabis (Ley 19.172), durante el segundo gobierno del Frente Amplio, le hizo sentir “como un enojo”, porque “no podía creer que, sabiendo que si disminuimos la percepción del riesgo el aumento del consumo de la sustancia va a aumentar, el país decidiera normalizar el consumo de cannabis”.
Entonces, de a poco, se planteó volcarse a la política, aunque inicialmente tuvo reparos: “Yo a la política la veía como algo en lo que nunca quería estar, porque todos me parecían... no voy a decir la frase. Me parecía que nunca eran jugados”, comenta. Quintana agrega que a esto se sumaron otros hechos que la inquietaron, como “toda la educación sexual con perspectiva de género”, que “de ciencia no tiene nada”.
Quintana trabaja en el Ministerio de Salud Pública (MSP) desde la gestión anterior (actualmente es directora del Programa de Adolescencia y Juventud de la cartera), y en este período la invitaron a formar parte de la Comisión de Salud de CA. “Al poco tiempo, propuse que CA formara la Secretaría de la Familia. Todos los partidos tienen la secretaría de la diversidad, pero, a mi modo de ver, es a través de fortalecer la familia que muchos de los problemas que hoy tienen los adolescentes los podemos prevenir en Uruguay”, señala Quintana en entrevista con la diaria.
O sea que CA era el único partido que podía dar cabida a todas estas inquietudes.
Sí. Mi mamá trabajó para [el expresidente Jorge] Pacheco, era pachequista. Es más, nosotros éramos cinco hermanos, en Colonia del Sacramento, nos tiraban a todos para el cuarto del fondo y el cuarto de adelante era el comité. “Pacheco es 123” lo escuchaba a todo lo que daba desde que me levantaba hasta que me acostaba. Vengo de una familia de partidos conservadores, pero entiendo que hoy dejaron de ser tan conservadores.
¿En CA ves una línea similar a la del pachequismo?
Veo una línea con algunos elementos del pachequismo. Pero, más que nada, veo que los temas que a mí me preocupan CA los habla como entiendo que hay que hablarlos.
Tu agrupación dentro de CA es Encuentro Nacional Cristiano. ¿De qué corriente del cristianismo sos?
Soy cristiana desde chiquita. Cerca de mi casa había un merendero de una iglesia cristiana. La situación económica no era la mejor y mi mamá nos llevaba al merendero. Me crie con valores cristianos; más allá de las diferentes doctrinas posibles, entiendo que el valor de la cultura cristiana, del decálogo de los mandamientos, “no matarás, no robarás”, todos lo tenemos incorporado, aunque hay algunos valores cristianos que hoy se han perdido, en especial en Uruguay, como la defensa de la vida. Los cristianos creen que hay uno que da la vida y que la quita; sin embargo, se aprobó el proyecto del aborto [Ley 18.897, de 2012] y se avanza para aprobar la eutanasia.
Hablando del aborto: en agosto escribiste en tu cuenta de X: “100 mil abortos se hicieron desde la legalización del mismo. 100 mil niños que hoy tendrían menos de 10 años y no tuvieron derecho a vivir”. ¿Cómo llegaste a esa conclusión? Porque cuando el aborto era ilegal también se practicaba.
No creo que 11.000 en un año, como tuvimos en 2023. De todas maneras, no hay datos para decir que eran muchos o pocos. El dato de ahora es el real. Para mí el primer derecho que tiene una persona, inalienable al ser humano, es a vivir. Puedo entender, porque he acompañado, desde la medicina, a muchas mujeres, las situaciones que pueden vivir; de todas maneras, nada me hace correrme de mi principio, que es entender que ahí hay un ser humano distinto que no tiene la culpa de lo que está sucediendo.
Cuando era ilegal no había datos sobre el número de abortos porque, obviamente, de todo lo que se hace en la oscuridad –en el sentido más amplio del término– no puede haber datos.
De todas maneras, te cuento que hice guardias en el Pereira Rossell, y nosotros podíamos haber tenido los datos, porque venían a la puerta, en su mayoría por los sangrados, a contarte que se habían hecho un aborto.
Como médica, ¿te parece bien que las mujeres tengan que pasar por todo eso que vivían antes, cuando el aborto era ilegal?
Yo, como médica, pienso que el primer derecho que tenemos todos los seres humanos es a vivir. Hubo muertes relacionadas con el aborto antes y hay ahora. Entiendo que hay mucha gente que no lo comparte. Te podría contar de pacientes que han venido a la consulta a decir que estaban embarazadas y el marido no lo quería tener por la situación económica. Hoy en día se habla de que el aborto es el derecho de la mujer, pero en realidad muchas mujeres siguen decidiendo quitarle la vida a su hijo en su propio vientre porque el marido dice que no lo quiere tener. Por eso, algunas propuestas de CA tienen que ver con la posibilidad de salvar las dos vidas. Sabemos que si hoy proponemos ir en contra de la ley de aborto, probablemente no se levante la mano de ningún otro partido en el Parlamento.
Cuando el embarazo es producto de una violación, ¿tampoco estás de acuerdo con que el aborto sea legal?
En ninguna circunstancia estoy de acuerdo. Cuando quieren avanzar en la regulación de una ley como la del aborto, generalmente utilizan casos paradigmáticos, tristes, horribles, que me ha tocado también conocer de cerca: una gurisa de 14 años que quedó embarazada abusada por su padrastro. Es horrible, de lo peor que le puede pasar a una persona, pero la realidad de hoy es que, de los 11.000 abortos que hubo en 2023, sólo cuatro fueron por abuso sexual y ninguna tenía 14 años. Entonces, utilizan ese caso paradigmático para después decir que es una normativa para todas, algo que también se está usando con la eutanasia: los países que avanzaron con la eutanasia al principio se basaban en la persona postrada, pero luego siguieron con situaciones que no son esos casos paradigmáticos, como la depresión. Imaginate lo que sería en Uruguay con los números de suicidio que tenemos.
Estás como primera candidata a la Cámara de Representantes en la lista 7001 de CA. Si llegaras a ser electa diputada, ¿qué proyectos de ley propondrías?
Uno es ir en contra de la ley de violencia de género [19.580], que es injusta y discriminatoria, porque el varón desde el día uno es culpable y no importa lo que diga porque no va a ser escuchado, no importa las pruebas que lleve porque no van a ser tenidas en cuenta. Me he reunido con familiares y con las ONG que están trabajando con este tema, y las historias que hay realmente son una película de terror. Es una ley que permite la denuncia falsa, y hemos visto historias en las que no siempre la víctima es la mujer.
Así como en el tema del aborto hablabas de casos paradigmaticos que, a tu juicio, son pocos, también puede pasar lo mismo en esta situación: que las denuncias falsas sean mínimas.
Lo primero es que en el aborto se utilizaron los casos paradigmáticos para abrirle la puerta a la decisión de quitarle la vida a tu hijo en tu vientre, y lo segundo es que una ley permite que existan denuncias falsas y le arruinás la vida a una persona. Son cosas bien distintas. Tuve reuniones con abogados y me dijeron que no son para nada mínimas, son muchas más de las que nos imaginamos.
Pero se puede hacer una denuncia falsa de lo que se quiera: puedo denunciar que me robaron el auto, aunque no haya pasado, para engañar al seguro, por ejemplo.
Pero el hombre no es escuchado y no importan las pruebas que lleve, solamente se va a escuchar la voz de la mujer. Hay una ideología atrás, entonces, creo que no es por ahí. Hay que abordar la violencia doméstica, que es un grave problema en Uruguay, no tengo dudas, pero no de esta forma.
¿Cómo pensás que debería ser la educación sexual?
Basada en ciencia, no en ideología. No está bueno que yo le diga a un niño que no nació mujer ni hombre sino neutro, que su sexo fue designado por el médico al nacer y es una construcción social, que tiene que decidir lo que quiere ser… Eso no es ciencia. La ciencia dice que desde que estás en el vientre de tu madre y hasta que encuentran tus huesos... “Era hombre, de tantos años”. Soy lo que soy, no soy lo que siento. El niño, hasta los diez años, tiene un cerebro inocente e inmaduro; en realidad, no tendríamos que enseñarle sexualidad a un niño, sino a cuidar su cuerpo, porque obviamente el abuso sexual existe en Uruguay y mucho. Creo que con un gobierno de derecha Uruguay tendría que haber cambiado la educación sexual con perspectiva de género.
¿Este gobierno es de derecha?
Si ser de derecha es defender la vida, no. Si ser de derecha es defender la educación de tus hijos, no. ¿Me vas a decir que nosotros [por CA] somos de extrema derecha porque defendemos la vida? Bueno, nos han etiquetado como extrema derecha; no me importan las etiquetas.
¿Te considerás feminista?
No. Considero que gracias a las primeras feministas pude estudiar, puedo votar y soy candidata en este momento a vicepresidente. Creo que hicieron una tarea buscando que la mujer tuviera su lugar y que tuviéramos igualdad de oportunidades con el hombre, pero las feministas de hoy en día no me representan para nada. No me parece que mostrar los senos haciendo un baile o tirarle bombas de pintura a una iglesia tenga algo que ver con la oportunidad de la mujer en igualdad con el hombre.
¿Cómo ves el nivel de la campaña?
Tiene un gran ausente y es el debate de propuestas. Quizás hay alguna propuesta aislada de uno o de otro, pero no existe un debate de propuestas. Creo que es una campaña con mucho marketing, en la que hay titulares de “vamos a hacer”, pero cómo y de qué forma, no lo sabés. CA gastó el dinero que tenía en la campaña por una deuda justa, con ese dinero ahora estaríamos saliendo mucho más en televisión.
¿Qué te diferencia de los otros candidatos a la vicepresidencia?
Algo que he visto en este tiempo es que dicen cosas en el medio y en realidad no sabés bien en qué lugar están. Conocer cómo piensa otra persona en la política es de lo más difícil que hay. Es más, salí a decir que soy de Peñarol –vamos a ver, ahora que se nos viene, si logramos ganar– y a veces pienso cómo puede ser que los políticos ni siquiera se animen a decir de qué cuadro son hinchas por las dudas de que algún fanático del otro cuadro no los vote. Y cuánto más en temas como los que estamos hablando ahora. Entonces, a veces no dicen lo que verdaderamente piensan por no perder un voto. Creo que, como soy nueva, como gato chico, no conozco el peligro. Entonces, en todos los temas que hablamos digo lo que pienso.
¿Qué pensás de la candidata a vicepresidenta por el Partido Nacional, Valeria Ripoll?
No la conozco mucho, la he encontrado en algunos lugares que compartimos. La realidad es que hace unos años decía una cosa y hoy dice totalmente lo contrario en el mismo tema. Eso me llama la atención. ¿No será que dentro de unos años otra vez volverá a lo anterior? Y Robert Silva [candidato a vicepresidente por el Partido Colorado]... Bueno, todo un tema, porque estuvo al frente de la educación, entonces, él está a favor de la ideología de género en la educación; no cabe duda, porque si no, hubiera hecho algo para cambiarlo.