A una semana de las elecciones internas, las repercusiones sobre los apoyos partidarios obtenidos y las definiciones de las fórmulas presidenciales siguen guiando las noticias en la agenda política nacional. Más allá de los análisis sobre los resultados, el hecho sorpresivo que estructuró el debate público en los días pasados refiere a la conformación de la fórmula presidencial nacionalista. La decisión del candidato Álvaro Delgado de invitar a Valeria Ripoll a integrar la fórmula generó las más diversas reacciones dentro y fuera del Partido Nacional.
Los necesarios análisis sobre las implicancias políticas y partidarias de dicha decisión fueron opacados por comentarios machistas, clasistas y violentos hacia la candidata a la vicepresidencia. Algo a lo que, parecería, deben acostumbrarse las candidatas y las políticas mujeres, ya que forma parte del “costo” que tienen que pagar por osar competir en ámbitos patriarcales y masculinizados.
Con relación a la candidatura de Ripoll a la vicepresidencia, ¿no escuchaste en los días pasados, directa o indirectamente, algún comentario de cuestionamiento o burla sobre su designación como candidata o sobre sus características personales? La reacción social machista y misógina no se hizo esperar. Fue instantánea. Tanto, que una grabación de la noche del domingo que reproduce abucheos e insultos de correligionarios cuando Delgado anuncia su nombre fue uno de los audios más viralizados en redes sociales los días posteriores.
Sin lugar a dudas, su designación es polémica. La figura de Ripoll, y su trayectoria política hasta llegar recientemente al Partido Nacional, es controversial, al pertenecer hasta el año pasado al ámbito sindical y entre 2011 y 2018 al Partido Comunista. Una jugada arriesgada del candidato nacionalista, que debió explicar en diversos medios su decisión, aludiendo a la necesidad de “abrir la cancha” e incorporar liderazgos con otras proveniencias políticas.
La vigencia de las críticas al gobierno en discursos y declaraciones públicas de la ahora candidata a la vicepresidencia desde el oficialismo es un aspecto más que suficiente para pensar en una campaña compleja para el Partido Nacional. En particular para Ripoll, que deberá estar constantemente reafirmando su adhesión no sólo partidaria, sino también, y sobre todo, a la gestión de un gobierno que criticaba hasta hace algunos meses.
Sin embargo, las críticas más encendidas en redes sociales se han vinculado a su condición de mujer. La repercusión desatada en este sentido no hace sino dejar visible la violencia de género a la que se exponen las mujeres que transitan por ámbitos políticos de visibilidad o de toma de decisión.
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El costo personal para las mujeres que se involucran en la política es mucho más alto que para los varones. La violencia política cotidiana opera como barrera para el desarrollo de su carrera política y la construcción de su liderazgo o integración en espacios de poder. Esto, sin considerar las dificultades materiales para poder sostener su participación política (como la responsabilidad de los cuidados o la existencia de importantes brechas salariales).
Al respecto, recomiendo el capítulo del pódcast La cosa del sábado 6 de julio, que profundiza sobre la elección de Ripoll como candidata, analizando el clasismo y el machismo en la militancia política uruguaya. Allí, la actual dirigente sindicalista Tamara García da cuenta de la constante crítica que reciben las mujeres que actúan en política y señala que Ripoll, así como otras compañeras que alcanzan espacios de poder dentro del ámbito sindical, ha recibido siempre cuestionamientos hacia los más diversos aspectos personales (como el color de las uñas, del pelo, la vestimenta, entre otros) que intentan inhabilitar o desprestigiar su palabra. Este enfrentamiento a una violencia cotidiana desestimula fuertemente la continuidad de la participación en dichos espacios.
En la trayectoria militante y profesional de las mujeres políticas, el trabajo sobre la autoestima y el autocuidado frente a la violencia machista y la descalificación constante se torna fundamental para poder amortiguar el daño personal que esta violencia produce. En varias entrevistas muchas legisladoras han hecho referencia a estas situaciones.1
En este contexto, las redes sociales son ámbitos de amplificación y reproducción de la violencia machista. ONU Mujeres en Uruguay ha realizado destacados estudios sobre la violencia política hacia las mujeres, especialmente en ámbitos digitales. Estos documentos revelan la existencia de una mayor violencia política hacia las mujeres que hacia los varones, pero sobre todo revelan particularidades sobre los conceptos y las valoraciones de estos ataques, que no se dirigen a criticar su posicionamiento político, sino a su condición de género.
Trasladándonos a la realidad de lo que fue esta campaña de elecciones internas, las precandidatas mujeres registraron niveles considerables e históricos de votación (como es el caso de Carolina Cosse, con más de 156.000 votos). A pesar de que las campañas de las dos principales precandidatas presentaron componentes fuertemente programáticos, tuvieron que afrontar cuestionamientos a sus capacidades y habilidades personales. Al respecto, una medición realizada en abril de este año de Nómade Consultora indaga en el apoyo a posibles fórmulas del Frente Amplio y el Partido Nacional por parte de sus simpatizantes, dando cuenta de un mayor rechazo a las fórmulas encabezadas por mujeres. Pero, sobre todo, destaca que, al sondear en las razones que argumentaban el rechazo, se señalaban aspectos vinculados a las características personales de las precandidatas, en especial aspectos negativos de su personalidad, o a su condición de género.
Es esperable que una dirigente con la trayectoria de Ripoll esté tristemente acostumbrada a este tipo de ataques personales. De todas formas, la visibilidad, la repercusión y la exposición que implica una campaña electoral nacional es desafiante. Tanto la definición de la fórmula como las críticas personales hacia la candidata elegida plantean reminiscencias a la campaña del Frente Amplio hacia las elecciones nacionales de octubre de 2019.
Las elecciones pasadas parecen haber marcado el hito de establecer la necesidad de fórmulas presidenciales paritarias, dejando la candidatura femenina en el segundo lugar. La definición parece dar una señal de compromiso en la lucha contra la desigualdad de género y la participación política de la mujer. Sin embargo, al igual que las críticas que se dirigen hacia la existencia de la ley de cuotas o paridad, el debate sobre los posibles nombres se reorienta en la falta de capacidad de las mujeres para ocupar espacios de poder.
En este contexto, algunos procesos en la elección de estas candidaturas dan cuenta de decisiones poco cuidadas, que potencian la visión de una candidatura femenina débil, dependiente de la decisión del candidato varón ganador (como ocurrió en las pasadas elecciones de 2019 en el Frente Amplio).2
La agónica elección de una compañera de fórmula del candidato a la presidencia electo, Daniel Martínez, debilitó las razones sobre su definición, pero, sobre todo, potenció importantes cuestionamientos hacia la figura de Graciela Villar. La campaña de 2019 estuvo signada por cuestionamientos violentos hacia sus capacidades personales y profesionales. Consultada luego de la campaña, Villar manifestó abiertamente haber sufrido prácticas machistas dentro del Frente Amplio, señalando que “cuanto más alto es el poder, peor es el machismo. Y eso que vengo del movimiento sindical, y del machismo no me asusta mucha cosa”.3
En marzo, mi primera columna se preguntaba si podíamos estar a la altura de una campaña que no se caracterizara por el ejercicio de violencia política machista hacia las mujeres precandidatas a la Presidencia. Esta semana muestra lo lejos que estamos de ello.
Tamara Samudio es politóloga.
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Resalto como ejemplo la entrevista en La letra chica (TV Ciudad) a las legisladoras Bettiana Díaz (FA) y Eugenia Roselló (PC) el 13 de mayo. ↩
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Al respecto, recomiendo la columna de Constanza Moreira del sábado 6 de julio en la diaria. ↩
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Búsqueda (12/12/19). busqueda.com.uy/Secciones/Villar-dice-que-sufrio-duro-y-feo-el-machismo-en-el-Frente-Amplio-uc43686 ↩