La Constitución de la República establece que los miembros de la Cámara de Senadores “serán elegidos por el sistema de representación proporcional integral”. Entonces, el procedimiento para asignar las bancas a partir de las elecciones nacionales comenzará por determinar la cantidad total de votos válidos, esto es, todo lo que no sea blanco o anulado. En las elecciones nacionales de 2019, este número fue 2.344.965, que dividido entre las 30 bancas en disputa del Senado arrojó un “cociente electoral” de 78.165. Los partidos políticos que no superen este primer umbral quedan automáticamente fuera del Senado.
El siguiente paso es contar cuántas veces está contenido este cociente electoral en la votación de cada lema. En 2019, el Frente Amplio (FA) obtuvo 949.376 votos, esto es, 12 veces el cociente electoral; con 696.452 votos, el Partido Nacional (PN) marcó ocho veces el cociente electoral; tanto el Partido Colorado (PC) como Cabildo Abierto (CA) lo marcaron tres veces, con 300.177 y 268.736 votos, respectivamente. Sin embargo, como por razones decimales este reparto no es exacto matemáticamente, los partidos pueden conseguir, con un saldo extra de votos inferior a 78.165, una o más bancas adicionales. En 2019, finalizado este segundo paso todavía quedaban cuatro bancas sin adjudicar.
Por eso, lo último que se hace es dividir la cantidad total de votos de cada lema entre el número de bancas que fueron ya adjudicadas más uno; en el caso del FA, por ejemplo, 949.376 entre 13. Dicha operación, que agrega un grado más de complejidad al sistema electoral, arroja un nuevo cociente electoral, a partir del cual, finalmente, se asignan las bancas restantes. Este tercer paso le permitió al PN sumar dos bancas extras en las últimas elecciones nacionales; el FA y el PC, por su parte, consiguieron una banca adicional cada uno.
Un sistema que “genera resultados muy proporcionales”
Fue el belga Victor D’Hondt quien, a fines del siglo XIX, diseñó este método que –con algún retoque– se utiliza en el sistema electoral uruguayo para repartir los cargos legislativos. En diálogo con la diaria, Daniel Buquet, doctor en Ciencia Política y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, señaló que “el método D’Hondt es seguramente el más usado en el mundo”, y apuntó que en Uruguay, en el caso específico de la Cámara de Senadores, “genera resultados muy proporcionales”, ya que se aplica a escala nacional sin condicionantes.
Buquet mencionó que en países como Argentina, Brasil o México, el método D’Hondt se utiliza con una adjudicación previa de las bancas del Senado por estado o provincia, lo cual “distorsiona fuertemente la representación a favor de los [partidos] mayoritarios”. Por el contrario, “en Uruguay el sistema D’Hondt genera resultados muy proporcionales; está entre los más proporcionales del mundo”, resaltó.
Posteriormente, los tres pasos que determinan la asignación de las bancas por lema vuelven a aplicarse por segunda y tercera vez para la distribución por sublemas y, finalmente, por listas. Así, siempre mediante un cociente electoral, el sistema D’Hondt posibilita que la cantidad de votos para la obtención de una banca en el Senado sea distinta para cada lista, en función de la votación del sublema que integra. Por ejemplo, en 2019, la lista liderada por el nacionalista Juan Sartori, que compitió dentro del sublema “Todo por el pueblo” junto a la lista de Germán Oller, obtuvo 93.588 votos, pero sólo obtuvo un senador. La segunda en la lista, Verónica Alonso, no consiguió ingresar al Senado.
En cambio, en 2019 la lista de la Vertiente Artiguista obtuvo 84.408 votos y dos lugares en el Senado, gracias a que compareció bajo el sublema “Progresistas” del FA, en el cual las listas lideradas por Álvaro García, Fernando Amado y Juan Francisco Giachetto aportaron –sin obtener ninguna banca– un total de 62.697 votos. Fue así que Enrique Rubio y Amanda Della Ventura ingresaron a la cámara alta.
Para la Cámara de Representantes rige un sistema de representación proporcional, que es similar pero sin la acumulación por sublema y con el agregado de que, como establece la Constitución de la República, ningún departamento puede tener menos de dos diputados. Esto exige una adjudicación previa por parte de la Corte Electoral, que ya se hizo para las elecciones nacionales del próximo 27 de octubre.
Las proyecciones según las encuestas
En pleno conocimiento de las reglas de juego, y con el reciente resultado de las elecciones internas como principal insumo, los distintos sectores de los diferentes partidos han cerrado en estos últimos días los sublemas que acumulan votos para el Senado, con el objetivo de hacer rendir al máximo cada voto. No obstante, la mayoría parlamentaria se resuelve en el primer escalón del sistema D’Hondt, esto es, en la distribución entre lemas.
Con base en su último sondeo de opinión, correspondiente a los primeros días de agosto, la consultora Factum proyectó que, con una intención de voto de 44%, el FA obtendría entre 14 y 15 senadores. La mayoría en la cámara alta se obtiene justamente con al menos 15 senadores y el triunfo en el balotaje, ya que el vicepresidente es el trigésimo primer integrante del Senado. En tanto, con una intención de voto de 49% pero divididos en cuatro lemas, los partidos de la coalición de gobierno también obtendrían entre 14 y 15 senadores. Según Factum, habría dos bancas en disputa entre el FA, el PN y el Partido Independiente.
A partir de las últimas encuestas divulgadas por la Usina de Percepción Ciudadana, Opción, Equipos y Cifra, y asumiendo que habrá un nivel de participación idéntico al de las elecciones nacionales de 2019 (90,13%), la diaria proyectó los mejores y los peores escenarios de cada partido para la integración de la Cámara de Senadores.
A menos de dos meses del día de la votación, el FA marca 14 senadores como mínimo y 16 senadores como máximo; si bien en el primer escenario la actual oposición no obtendría la mayoría en el Senado, en todos los casos existen, por lo menos, dos bancas sin adjudicar que serán definidas por los indecisos; probablemente, una sea asignada al FA. Por lo tanto, los sondeos muestran un escenario favorable para que el FA obtenga nuevamente la mayoría en la cámara alta, independientemente de si gana en la segunda vuelta. El FA obtuvo la mayoría en ambas cámaras siempre que votó por encima de 47%.
Para el PN, la proyección da entre siete y nueve senadores, también con la posibilidad de que al partido le otorguen bancas adicionales en función del porcentaje de indecisos, que en las encuestas analizadas oscila entre 6% y 15%. El PC, en tanto, marca un mínimo de tres senadores y un máximo de cinco. CA obtendría, en el mejor escenario, un solo senador.
“Con mayoría en el Senado se gobierna con comodidad”
Factum hizo también una proyección para la Cámara de Representantes. Según la consultora, el FA obtendría entre 46 y 47 bancas en la cámara baja, por lo que no alcanzaría la mayoría de 50 diputados. Esto configuraría un escenario inédito para el FA en el gobierno: únicamente tendría mayoría en el Senado.
El director de Factum, Óscar Bottinelli, sostuvo en VTV Noticias que el candidato del FA, Yamandú Orsi, “estaría obteniendo la presidencia de la República” según la última encuesta, y señaló que, en el Senado, el FA tiene “más probabilidades de tener [mayoría] que de no tenerla”. Dicho esto, consideró que “con mayoría en el Senado se gobierna con comodidad”.
Consultado al respecto, Buquet señaló que en este escenario el FA tendría la capacidad de bloquear la aprobación de leyes, lo cual “es importante para que no te legislen en contra”. “Si vos siendo gobierno tenés mayoría sólo en una cámara, tenés la ventaja de que frenás toda legislación que no desees”, resaltó.
No obstante, el FA también podría bloquear la aprobación de leyes si obtiene apenas 40% en ambas cámaras, mediante el instrumento del veto que tiene constitucionalmente el Poder Ejecutivo. Pero, aunque “tiene el mismo efecto”, Buquet señaló que “una cosa es que vos frenes legislación en contra y otra cosa es que vos estés vetando sistemáticamente las leyes que aprueba el Parlamento”, lo que “genera un escenario de enfrentamiento de poderes”.
En el sentido inverso, el FA estaría obligado a alcanzar acuerdos con diputados de otros partidos para la aprobación de leyes. Al respecto, Buquet sostuvo que, “tal como está configurado el sistema desde que el FA ganó por primera vez, existe un nivel de polarización política y de distanciamiento entre los bloques que hace muy difícil cruzar la frontera”. En ese sentido, señaló que CA, que en este período de gobierno ha aprobado leyes a partir de alianzas circunstanciales con el FA, “es el que menos está afectado por esa polarización”. “Pero es un escenario que en Uruguay es muy poco común por esta polarización en la que, con los de enfrente, nada”, expresó.