El femicidio se define como un delito de odio contra las mujeres. Se tipifica cuando se mata a una mujer “por el hecho de ser mujer”. En la mayoría de los casos, las mujeres son asesinadas por alguien que las conoce: parejas, ex parejas u otros familiares.
Es la máxima expresión de la violencia de género. Es el punto de ebullición de una situación de violencia mediada por el poder que ejerce un varón sobre una mujer. Las niñas, los niños y las mujeres están comprendidos dentro de la violencia de género. Los niños varones entran en esta categoría porque esta se establece respecto de la relación de poder que tiene el agresor con la víctima.
En 2018 hubo 35 homicidios domésticos a mujeres. De estos casos, 26 fueron catalogados como femicidios. 22 fueron femicidios íntimos, en los que el responsable fue la pareja o ex pareja de la mujer, y cuatro fueron femicidios familiares. El resto de los casos se están investigando o no hay datos.
Daniela, Edelma, Julia, Vanesa, Sirley, Olga, Mirtha, Luna, María Esther, Nelly, María Laura, Cinthia, Milka, Kattia, Rocío, Eva, Mónica, Claudia, Mirta, Violeta, Lucía, Naiara, Rocío, Magda, María Josefina, Liliana, Roxana, Nibia, Odalisca, Fanny, Laura, Gabriela, Carolina, Loreley y Mercedes fueron asesinadas este año.
Tenían entre dos y 86 años. Sin considerar a Naiara, la niña de dos años que forma parte de esta lista, el promedio de edad de las mujeres es de 41 años.
16 de ellas fueron asesinadas por sus parejas, siete por sus ex parejas, cuatro por familiares (tío, hijo, ex yerno, padrastro), una fue asesinada por alguien con quien tuvo un vínculo sexoafectivo eventual. En los restantes siete casos se desconoce el vínculo o no hay imputados.
11 de las mujeres fueron asesinadas con armas de fuego, 11 con arma blanca, seis fueron asfixiadas, a cuatro las mataron a golpes, otra fue asesinada por intoxicación con gas, otra se presume que fue por ahogamiento y otra se cree que murió carbonizada.
Respecto de los femicidas, la tendencia muestra que la mitad se suicida. Sin embargo, este año hay diferencias respecto de años anteriores. Diez de los hombres se mataron luego del delito de género cometido, mientras 20 fueron procesados. Cuatro de esos 20 intentaron autoeliminarse pero no lo lograron. En los cinco casos restantes no hay datos sobre los homicidas. Más de 53 niños hoy viven sin sus madres. Gran parte de ellos tampoco tienen a sus padres.
Juan Carlos Oviedo y Fernando Farinha son los dos funcionarios policiales que murieron cumpliendo funciones en casos asociados a violencia de género.
Daniela Pérez fue asesinada de un disparo en la cabeza el 8 de enero. Tenía 25 años. Había ido a almorzar con familiares a la playa del río Olimar, en Treinta y Tres. Al mediodía algunos parientes fueron a hacer compras mientras Daniela se quedó con su pareja. El hombre decidió salir a buscar a otro familiar y ella se quedó sola. Cuando volvió su familia, ya no estaba. Su perra los guió hasta el cuerpo. El padre de Daniela dijo a los medios que su hija le había comentado que tenía “grandes diferencias” con su pareja. La investigación no ha arrojado resultados y ha vuelta a cero varias veces. No hay imputados por el caso.
Edelma Suanes vivía en una casa que ella misma había construido, en Tranqueras, Rivera. Tenía dos hijos. A sus 65 años, era empleada doméstica y ama de casa. El 23 de enero de este año fue asesinada. Luis Farías, su pareja, le disparó un tiro en la cabeza. Acto seguido, se suicidó. Habían estado juntos 12 años. Ella quería separarse, cosa que su pareja no toleraba. En reiteradas ocasiones le pidió a Farías que se fuera, aunque él siempre terminaba volviendo. Aunque no había denuncias formales de violencia basada en género, los vecinos conocían la situación y era habitual escucharlos pelear.
Julia Olivera, de 29 años, fue asesinada el 9 de febrero en la intersección de 12 de Octubre y 25 de Mayo, en Fraile Muerto, Cerro Largo. El responsable fue su ex pareja, Rodolfo Arancet, de 46 años, que le disparó cinco veces mientras iba en bicicleta. Se habían separado hacía poco y tenían un hijo que tras los hechos quedó bajo la responsabilidad de sus abuelos maternos. Julia era docente de inglés en la UTU de Fraile Muerto. Arancet fue condenado por femicidio. La pena, de 25 años, fue la más larga que se aplicó hasta el momento.
Vanesa Monzón, de 32 años, fue asesinada el 19 de febrero en su casa en Vergara, Treinta y Tres. Su pareja, Daniel Araujo, le dio tres disparos en la cabeza. Tenía seis hijos, uno de ellos dormía en la casa cuando sucedió el crimen y fue su hija mayor quien encontró su cuerpo. El hombre se fugó. Fue detenido por la Policía y se ahorcó en la comisaría antes de declarar.
Sirley Silva, de 26 años, fue asesinada por su tío luego de una discusión familiar. Fue el 21 de febrero. Vivía en Barrio López, Tacuarembó. Era madre de un niño. El asesino llegó borracho a la vivienda y la apuñaló en el tórax.
Olga Costa, de 44 años, recibió dos disparos de parte de su ex pareja. Fue el 8 de marzo, en su casa en Salto. Luego de cuatro años de convivencia ella había decidido separarse. Estaba viviendo con su hijo. Olga había denunciado a su ex pareja por las amenazas de muerte que recibía desde la separación. Por eso tenía custodia policial. Fernando Farinha, uno de los policías a cargo de su seguridad, también fue asesinado cuando se produjo el ataque. A ambos los mató Cleomedes Medina, de 60 años.
Mirtha Rocha tenía 30 años y estaba embarazada de siete meses. Su ex pareja tenía antecedentes por haber incendiado la vivienda de una pareja anterior y haber violado ordenes de restricción. El sábado 10 de marzo la llamó para decirle que quería tener contacto con el hijo que tenía en su panza, ella accedió. Cuando se encontraron en La Coronilla, caminaron unos 300 metros hacia un monte. Él la asfixió con su cinturón y le cortó el cuello. Murió en el lugar. El femicida se comunicó con su madre, a quien le contó lo que había hecho y ella decidió denunciarlo. Confesó todo a poco de ser detenido, contó que lo tenía decidido hacía dos meses. Jesús Pampillón, de 23 años, fue procesado por femicidio y aborto. Mirtha tenía cinco hijos que vivían con el padre.
Luna Chiodi atendía su almacén todos los días en el barrio La Comercial, en Montevideo. Tenía 51 años. Su ex pareja, Boris Pérez, de 56 años, había sido denunciado varias veces por violencia de género. Una orden de restricción pesaba sobre él. El femicidio fue premeditado. El 19 de marzo resolvió comprar una cuchilla en el supermercado Tata ubicado en 18 de Julio y Carlos Roxlo. Caminó 25 cuadras hasta el almacén que Luna atendía todos los días. Los vecinos, que estaban al tanto de la situación, se turnaban para protegerla. Boris aprovechó el momento. 41 segundos dentro del local le bastaron para matar a Luna con el cuchillo que recién había comprado. Seis meses después, fue condenado por homicidio especialmente agravado. La magistrada consideró que no correspondía tipificar femicidio porque “no hubo un delito de género” sino una disputa económica. El hombre dijo sentirse estafado por quien había sido su pareja y dice haberla matado por eso.
María Esther Rovira tenía 86 años. Era jubilada, vivía en Malvín Norte, Montevideo. En 2013 había presentado una denuncia por violencia basada en género contra su hijo de 55 años que vivía con ella. El 23 de marzo María Esther falleció luego de estar siete días internada en un CTI producto de una golpiza que le dio su hijo. Una serie de manuscritos, que contaban en detalle varias de las golpizas sufridas cuando él volvía alcoholizado, fueron encontrados en su casa y fueron clave para imputar al acusado.
Nelly Goyeneche vivía en Quebracho, Paysandú. Tenía 41 años, era auxiliar y cocinera en una escuela en las afueras de su pueblo. El 28 de marzo, su hija fue a la comisaría a denunciar a Martín Bentancur, su ex pareja, porque la noche anterior había entrado a su casa por la fuerza y la amenazó de muerte. En ese momento Bentancur irrumpió en la casa de Nelly y la mató. También asesinó a Juan Carlos Oviedo, un funcionario policial que respondió a la llamada de emergencia. Se escapó con el arma y la moto del policía. Estuvo varios días prófugo. Primero se escondió en una escuela, luego en un bosque. Los medios siguieron el minuto a minuto. El 2 de abril fue encontrado muerto. Varios comercios del pueblo cerraron por duelo.
María Laura Duarte era enfermera y vivía en Sarandí del Yi, Durazno. Fue apuñalada por su pareja el 8 de abril, quien luego se ahorcó en el fondo de su casa. María Laura tenía 41 años. Eduardo Hernández, de 52 años, era empleado municipal. Tenían tres hijos en común.
Cinthia Risso tenía 29 años. Vivía en Maldonado. En enero denunció a su pareja por violencia basada en género. Fue asesinada el 13 de abril. Se dijo poco sobre el caso, salvo que había estado privada de libertad. Se cree que el antes denunciado la mató. Fueron al menos tres disparos. La encontraron en la calle, caída al lado de su moto. Su hermana dijo que Cinthia tenía muchos problemas con su pareja. Está pendiente el fallo de la Justicia para saber si se considera un caso de femicidio.
Milka Tomassini, de 37 años, había denunciado en varias ocasiones a su ex pareja, Luis Franco, por violencia basada en género. Luis tenía una orden de restricción que le prohibía acercarse a Milka, con quien tenía dos hijos. El 17 de abril apareció en el tambo del establecimiento en el que ella trabajaba. Un disparo alcanzó para matarla. Después se mató. Milka tenía cuatro hijos, Luis era el padre de dos de ellos.
Kattia López tenía 35 años. Vivía junto con su pareja en Canelones. Lo había denunciado dos veces por violencia de género. Él la asfixió y trasladó su cuerpo hasta el camping 25 de Agosto, en Florida. Allí se ahorcó. Era 17 de abril. Él era funcionario policial, tenía 37 años, cumplía tareas en la puerta de ingreso de la cárcel de mujeres (Unidad 5 Femenino) del Instituto Nacional de Rehabilitación. Tenían dos hijos chicos.
Rocío Paredes fue asesinada a puñaladas el 2 de mayo. Tenía 55 años. Su cuerpo apareció en la bahía del Cerro. A su lado estaba el cuerpo de su pareja, de 70 años, con un puñal clavado en el pecho. Los vecinos del barrio los habían visto llegar en el auto, tomar mate y mirar el paisaje. Una discusión posterior habría desencadenado el hecho.
Eva Reyes, de 42 años, vivía en Cerro Largo. El 10 de mayo, su ex pareja, Javier Cuello, de quien se había separado hacía dos meses y con quien tenía dos hijas, se acercó hasta su casa y luego de discutir, le disparó y se fugó. Con la misma arma se suicidó.
Mónica Señorini fue asesinada el 12 de mayo por su pareja en Ciudad Vieja, Montevideo. Tenía 52 años. Era mamá de dos hijos. El femicida, de 58 años y de iniciales AF, dijo que se le escapó un tiro mientras limpiaba su arma estando alcoholizado. Por la posición de Mónica, la trayectoria de la bala y las lesiones que tuvo se comprobó la intencionalidad. Estaban en pareja hacía seis años, y hacía un año que convivían. El hombre fue procesado por femicidio.
Claudia Martínez, de 29 años, fue encontrada en una cuneta el 12 de mayo en Jardines del Hipódromo, Montevideo. Apareció desnuda de la cintura para abajo, por lo que se presume la existencia de violencia sexual. Fue asesinada a golpes en la cabeza, con una piedra que encontraron en el lugar. Está pendiente el fallo de la Justicia para saber si se trata de un caso de femicidio. No hay imputados.
Mirta Lunsther vivía en situación de calle en Malvín Norte, Montevideo. Ahí la mataron, el 22 de mayo, a golpes en la cabeza. Tenía unos 50 años. No se sabe bien desde cuándo vivía en la calle. La encontró un vecino y dio aviso a la Policía. Su cuerpo estaba en Iguá e Hipólito Yrigoyen. El caso no fue catalogado como femicidio. No hay imputados.
Violeta Expósito, de 74 años, fue encontrada el 24 de mayo en una cañada, en Quebracho, un paraje rural de Cerro Largo, con signos de haber sido golpeada y luego asfixiada. Violeta estaba en pareja con el femicida, de iniciales JNBH, de 49 años. Vivían en una vivienda precaria a varias cuadras del centro del paraje. Él trabajaba cortando leña y en la construcción, ella era jubilada. Si bien no había denuncias de violencia de género, los vecinos coincidieron en que el hombre atormentaba a Violeta, al punto de hacerla pasar noches durmiendo afuera del rancho.
Lucía Hernández tenía 23 años. José María Saravia, de 35 años, la mató el 29 de mayo. Se habían conocido ese día y acordaron ir a un local en reformas. Los vecinos escucharon gritos de auxilio y llamaron a la Policía, pero el patrullero no vio nada extraño. Dos horas después, la encargada de la limpieza del local encontró el cuerpo de Lucía, degollada y con la cabeza tapada por arena y tierra. El homicida dijo que luego de golpearla y cortarle el cuello, le tiró arena en la cabeza y en la boca, lo que provocó que muriera por asfixia mecánica, según la autopsia. El caso se formalizó y no fue tipificado como femicidio. El asesino fue imputado por un delito de homicidio simple en juicio abreviado.
Naiara tenía dos años. Fue asesinada por su padrastro el 11 de junio en Villa García, Montevideo. El hombre, que tenía antecedentes por violencia basada en género y una orden de no acercamiento a otra mujer, vivía hacía un mes con la pequeña y su madre en la casa de ellas. Después de golpear a la niña hasta matarla, pidió ayuda a los vecinos para trasladarla a la policlínica del barrio. Llegó sin vida. La niña había sido abusada sexualmente y tenía golpes en todo el cuerpo, recientes y anteriores.
Rocío Duche tenía 14 años. El 7 de julio fue atacada con un hacha y su cuerpo fue abandonado en una zanja del barrio Abreu, en la capital del departamento de Treinta y Tres. Fue trasladada a un centro de salud, pero nada pudieron hacer.
Magda Diniz, de 46 años, fue asesinada en su casa el 7 de julio, en Rivera Chico. Su pareja, HNF, de 59 años y con una denuncia previa de su pareja anterior por violencia doméstica, la asfixió. La encontraron, muy golpeada, tirada en el suelo de su habitación. Estaban juntos desde hacía un año y medio. Dicen que era habitual ver a Magda con golpes en todo su cuerpo. Ella tenía intenciones de dejarlo y mudarse con su mamá.
María Josefina Monzón tenía 34 años. Fue asesinada y su cuerpo sin vida fue hallado en su casa el 11 de julio en San Rafael, Maldonado. A su lado estaba su esposo, Rosendo Boggio, de 43 años, aún con vida. Fueron encontrados por la madre del hombre. En principio se creyó que era un accidente y que la situación se había dado por el escape de una estufa a gas. Pero el cuerpo de María Josefina presentaba golpes y señales de violencia física. Cuando superó su internación, Boggio fue formalizado por femicidio.
Liliana Pérez, de 39 años, fue asesinada el 7 de setiembre por su ex pareja, WC, de 51 años. Estaban separados desde hacía un tiempo, se habían divorciado hacía dos semanas. Delante de la casa que ambos compartieron por casi dos décadas en Colonia Valdense funcionaba una gomería. El hombre la mató cortándole el cuello con una herramienta de trabajo del lugar. Fue detenido por la Policía y reconoció haber cometido el crimen. Fue procesado por homicidio muy especialmente agravado por femicidio. Hacía una semana ella había presentado una denuncia en su contra por violencia de género. Ambos tenían cuatro hijos, de entre 2 y 19 años.
Roxana Vilche tenía 24 años. El 26 de octubre fue asesinada a puñaladas por su pareja, un hombre de 27 años. Estaban juntos desde hacía tres años y vivían en un asentamiento en Manga. Tenían una hija en común de esa edad y Roxana tenía otra hija de seis años. Ambas estaban presentes en el momento de los hechos. La hija mayor de Roxana intentó interponerse y recibió varios cortes. Luego del femicidio, él intento matarse. Se cortó el cuello y fue trasladado a un hospital. Está detenido a la espera de la formalización del caso.
María Nibia Moreira, de 68 años, fue asesinada en su casa, en la intersección de Rodolfo Rincón y Carlos de la Vega, en el barrio Belvedere de Montevideo. Fue el 21 de octubre. Su pareja, un hombre de 70 años de iniciales JCFS, le disparó con un arma de fuego que fue incautada en el lugar. Habían estado en pareja cinco años, y hacía dos que se habían mudado juntos. Si bien ella no hizo denuncias por violencia de género, el hombre reconoció que la amenazaba frecuentemente con un arma. Ingresó a la vivienda y, tras una discusión, comenzó a romper diversos objetos de la casa. Luego de ese episodio, María Nibia se sentó en un sillón a ver televisión. Él tomó un arma y le disparó. Los vecinos alertaron a la Policía. Cuando esta llegó a la casa, el femicida se entregó y confesó el delito. La Fiscalía solicitó la formalización por homicidio muy especialmente agravado por femicidio. También se sumaron cargos por tenencia y porte ilegal de armas.
Odalisca Peñaflor tenía 48 años y vivía en el barrio Trampolín, en Melo, Cerro Largo. Fue asesinada el 8 de noviembre por su pareja, Plácido da Luz, de 58 años, que se suicidó luego de matarla con un arma blanca. Estaban juntos desde hacía cinco años. No había denuncias de violencia de género y los familiares dijeron que no estaban al tanto de hechos de violencia que hubieran ocurrido antes. Odalisca tenía dos hijos con otra pareja.
Fanny Aguiar era una mujer trans de 34 años. Fue asesinada el 15 de noviembre en su casa, en Cufré y Cagancha, en el barrio La Comercial, en Montevideo. El femicida fue su pareja, Fernando Izquierdo, de 21 años. La mató propinándole varias puñaladas junto con otro hombre, cuya identidad no se dio a conocer. Fernando Izquierda formalizado por femicidio, el otro hombre también fue formalizado.
Laura Cabrera tenía 40 años. Fue asesinada por su pareja, un hombre del que se desconoce identidad. Laura fue asfixiada y prendida fuego. Luego de matarla dejaron su cuerpo en un vagón de un tren abandonado en la estación de AFE de Rivera. El hombre fue detenido y se aguarda por la formalización del caso como femicidio.
Gabriela Cardozo, de 38 años, fue asesinada y su cuerpo fue encontrado flotando en un arroyo en Sarandí Grande. Pasaron varios días para que pudiera ser identificado. Cuando lo hicieron, pudieron ver que había realizado denuncias por violencia de género contra su ex pareja. La última había sido presentada hace menos de dos meses. El hombre está detenido y se espera su formalización en Fiscalía. Gabriela pasó por lo menos cinco días en el agua antes de ser identificada. Aunque vivía en Parque del Plata hace algunos años, su cadáver apareció en Sarandí Grande, donde vive su familia. Tenía tres hijos.
Carolina Vivero, de 25 años, fue asesinada en la madrugada de Navidad por su pareja, también de 25 años, en su casa en Zum Felde y Prudencio Murguiondo, en las cercanías del Parque Rivera, en Montevideo. Aunque estaban en vías de separación, pasaron Nochebuena juntos. Luego de matarla, el femicida se cortó el cuello y otras partes del cuerpo. Lo encontraron sus padres caminando por la calle con la cuchilla en la mano. Está internado en grave estado y espera la formalización por femicidio. La mujer tenía un hijo, de nueve años, que estaba en la casa cuando sucedieron los hechos.
Loreley Carmona, de 38 años, fue asesinada el 26 de diciembre en el predio del hipódromo de San José. Su cuerpo presentaba varias heridas de arma blanca, fueron 18 puñaladas. Su ex pareja, de 40 años, principal sospechoso del crimen, incendió su casa y se entregó horas después. Se habían separado hacía un mes. Ella recibía amenazas y era acosada por el hombre, que será formalizado por femicidio. Loreley tenía cuatro hijos y cuatro sobrinos a cargo. Él la había obligado a ir al hipódromo bajo amenaza: le dijo que si no iba la mataría frente a los niños de los que era responsable.
Mercedes San Juan, de 54 años, fue asesinada el 27 de diciembre en Durazno, en el paraje Las Cañitas, en una zona rural. Su cuerpo apareció carbonizado en la casa que compartía con su pareja. Los peritos confirmaron que tenía varias heridas de bala. Manuel Malvarez, de 45 años, con quien estaba en pareja hacía 10 años, la mató y luego se dio a la fuga. Tras varios días de búsqueda, se suicidó y su cuerpo apareció flotando en una laguna.
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