Cuando estaba terminando quinto mis padres me dejaron ir sola a la escuela; había ganado una batalla que a los ojos de una niña era enorme. Una mañana lluviosa, cuando ya estaba en sexto, me crucé con un hombre que venía haciendo cosas raras; cuando me lo crucé me di cuenta de que tenía el pene fuera del pantalón y se estaba tocando. No me dijo nada y no me di cuenta de si me miró o no porque a lo único que atiné fue a taparme la cara con el paraguas. Caminé media cuadra más y tuve que luchar contra el terror para darme vuelta y ver si no me seguía. Por suerte no lo hacía. En ese entonces no se lo conté a nadie, pero pasaron muchos años y todavía recuerdo el episodio como si hubiera pasado ayer.

Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, me tocó trabajar en las políticas de género que llevan adelante los tres partidos políticos más grandes de Uruguay: Frente Amplio (FA), Partido Nacional (PN) y Partido Colorado (PC). Se dice que la violencia de género no discrimina clases sociales ni ideologías, por eso me pareció pertinente preguntar a las mujeres políticas si alguna vez pasaron por una situación de ese tipo, y por eso también incluí mi experiencia personal.

Dianne Martínez, integrante de la Comisión de Género del PC, dijo que no sufrió violencia de género pero sí recibió comentarios machistas en ámbitos laborales: “Piropos desagradables o el comentario ‘Ah, es porque es mujer!’. A lo mejor cuando empecé en política lo veía como algo natural; las mujeres estábamos para ensobrar listas o alcanzar o llevar cosas. Éramos poco consideradas”.

Susana Pecoy, directiva del Centro de Estudios y Formación Josefa Oribe del PN, contó que sufrió violencia de género. “Yo pasé por un par de episodios; muchas veces son difíciles de detectar. Hay cosas que se van dando de a poco y son muy sutiles”. Pecoy, que es ingeniera química especialista en gestión ambiental, dijo que, además, fue discriminada, “en particular en la industria”. “Es un medio complejo para las mujeres; todos sabemos que para una mujer llegar a la gerencia de producción es muy difícil”.

Fabiana Goyeneche, enlace entre la Comisión Nacional de Programa y la Unidad Temática de Género del FA, y directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, también sufrió violencia de género por parte de una ex pareja, pero además ha sido víctima de agresiones en las redes sociales. “La forma de agraviar es apuntar a la apariencia física, a la manera de vestir, a la orientación sexual o a la pareja que tenga o haya tenido”. Goyeneche relató dos ataques especialmente agresivos; el primero pasó cuando trabajó por el plebiscito por No a la Baja: “En ese momento tenía una foto de perfil con mi sobrina de tres años y me dijeron que ojalá algún día le pusieran un chumbo en la cabeza para que yo viera lo que es la violencia”. El segundo pasó hace poco y “fue una amenaza de violación”. “‘Adoctrinamiento a través de la violación’ decía el mensaje de Facebook”, contó.

Martínez, Pecoy y Goyeneche coincidieron en que la violencia en la calle afecta a todas.

“Que te toquen en la calle es violencia de género; no es un golpe, pero es violencia igual”, dijo Pecoy, y aclaró que es algo que también les pasa a los niños. La nacionalista aseguró que habla con sus compañeros de trabajo “porque el que no vive estas cosas no las visualiza”. Además sostuvo que es algo que cambia el comportamiento; “si hay un grupo de varones se cruza la calle”. Para Pecoy la solución pasa por generar conciencia contando estas experiencias para generar empatía; “puede ser que un día una persona vea una cosa así y pueda accionar”.

“No me acuerdo de qué edad tenía la primera vez que un tipo me acosó sexualmente en la calle. No tengo ninguna duda de que no debe haber una mujer a la que no le haya pasado. Ahora se está empezando a hablar y a mostrar que está mal, pero de adolescente, primero me sentí incómoda e intimidada, pero después creía que era normal. Me decían que eso siempre había pasado y que es parte de la vida: ‘Callate y seguí de largo’, decían”.

Las propuestas de los partidos

No todos los partidos encaran los asuntos vinculados al género de la misma manera; en el PC y en el FA hay comisiones específicas, pero en el PN es el Centro de Estudios Josefa Oribe el que se encarga de las políticas de género.

En el PC todas las diputadas presentaron, en 2017, un proyecto para que los delitos sexuales no prescriban; el texto está en la Comisión de Legislación y Códigos pero aún no se ha discutido. Además “está el proyecto de la jubilación para las amas de casa”. Otras propuestas son vivienda para las mujeres golpeadas y más tobilleras.

En el PN prepararon una proclama para hoy y algunos de los puntos son más pulseras electrónicas para las víctimas de violencia, reconocimiento como trabajadoras de las mujeres que se dedican exclusivamente al trabajo en su casa, más presupuesto para la Ley de Violencia Basada en Género, eliminar la diferencia salarial en el ámbito privado, el reconocimiento de las mujeres rurales como trabajadoras. Pecoy aseguró que es necesario implementar una campaña de sensibilización contra la trata de mujeres y niños. Con relación al programa del PN dijo que hasta ahora no tuvo un punto especial vinculado al género porque apuestan a que sea un tema transversal a todas las áreas.

En tanto, en el FA uno de los cinco desafíos programáticos es el de la igualdad. Goyeneche también dijo que “es fundamental transversalizar la perspectiva de género en todo el programa”. “Se ha venido hablando de fortalecer al Instituto Nacional de las Mujeres [Inmujeres] con, por ejemplo, más presupuesto”. Otra de las preocupaciones del FA es generar las condiciones presupuestales para aplicar la Ley contra la Violencia Basada en Género. Se habló también de una integración paritaria en todos los órganos de decisión partidarios y en todos los tipos de candidaturas, tanto en cargos ejecutivos como legislativos y en los tres niveles de gobierno.

Sobre las adolescentes dijo: “Los datos nos han revelado que los embarazos adolescentes se generan después de la deserción escolar. Las niñas tienen asumido desde muy temprano que su valor en la sociedad pasa por ser cuidadoras, entonces se desligan del sistema educativo para continuar con su trabajo y, en función de eso, terminan teniendo un embarazo muchas veces no deseado”; ante estas situaciones el FA hace mucho énfasis en continuar con el Sistema Nacional de Cuidados.