Las historias de desaparición de personas son particularmente dolorosas porque están marcadas por la incertidumbre y la esperanza del retorno; de que todavía hay vida. De que la silla está temporalmente vacía y esa persona querida, eventualmente, va a volver. Aunque pase el tiempo, la posibilidad de hacer un cierre es imposible y la única pregunta que late con una fuerza desgarradora en los familiares es: ¿dónde están? Las personas no desaparecen. Se van, o se las llevan.

El ministro del Tribunal de Apelaciones en lo Penal, Luis Charles, explicó el año pasado en la Comisión Especial de Seguridad y Convivencia de la Cámara de Diputados que las desapariciones pueden clasificarse en tres grandes grupos. Están las personas que deciden irse voluntariamente; las que tienen algún problema de salud, en especial mental; y las que “deciden irse por factores externos, no teniendo nada que ver la voluntad”. 

En esta última categoría entran las personas que son captadas por las redes de trata, una problemática que existe en Uruguay y que tiene que ser priorizada en la agenda política, según consideran organizaciones y colectivos que trabajan en el tema. Pero para abordar la trata de personas, primero hay que generar conocimiento. Uno de los principales obstáculos a la hora de buscar soluciones es que no hay estadísticas oficiales de las cuales partir y los organismos que llevan el registro de las personas ausentes (Ministerio del Interior, Ministerio de Relaciones Exteriores y Poder Judicial) no desagregan los datos según las razones de la desaparición.

De esta necesidad surgió “Uruguay mira la trata”, un proyecto impulsado por la asociación civil El Paso, en asociación con El Abrojo y la Unión Europea. La idea es realizar, durante 38 meses, una investigación a nivel nacional que profundice sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual y la situación de niñas, niños y adolescentes en situación de explotación sexual comercial. Son los dos grupos sociales más afectados por estas prácticas. Además, quienes lideran el proyecto buscarán hacer una primera aproximación sobre la trata con fines de explotación laboral, una modalidad que todavía no ha sido investigada en Uruguay.

Los resultados y conclusiones de la investigación serán sistematizados y compartidos con los distintos actores políticos, para que puedan diseñar políticas públicas que fortalezcan los mecanismos de prevención, detección y respuesta.

Se espera que el trabajo pueda aportar a la ley integral para la prevención y el combate de la trata de personas que el Senado uruguayo aprobó en noviembre del año pasado pero que, desde entonces, está a la espera de la media sanción de Diputados.

Para el diseño del proyecto, las organizaciones civiles responsables contaron con el asesoramiento del mexicano Rodolfo Casillas, licenciado en Relaciones Internacionales y experto en temas de derechos humanos, migración, explotación sexual y trata de personas. Después de los talleres y conferencias que brindó en Montevideo sobre estas cuestiones, la diaria dialogó con él.

¿Por qué la trata es considerada la “forma contemporánea de esclavitud”?

Por un lado, se le llama así porque es un proceso delictivo que ha crecido muchísimo y se ha desarrollado en el mundo. Es una de las actividades lucrativas más importantes. El tráfico de drogas, el tráfico de migrantes y la trata son los tres delitos que más ganancia les dejan a los delincuentes. Por otra parte, es la esclavitud moderna porque, a diferencia de antaño, cuando estaban realmente visibles las cadenas, ahora las cadenas son virtuales y quizás eso haga que [la trata] sea mucho más efectiva, porque no se ve. No la ve la víctima a veces, no la ve la sociedad y no la ven las autoridades.

Según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la mayoría de las personas que son objeto de explotación sexual son mujeres. ¿Qué puede decir sobre esta distinción de género?

El antecedente que debemos tener presente es que los mercados del sexo, en el mundo y a lo largo de la historia, siempre han sido preferentemente con mujeres. Sobre todo mujeres jóvenes, adolescentes y –aunque nos cueste mucho trabajo reconocerlo– también niñas. Por eso, para efectos de la explotación sexual, en los distintos estudios que se han hecho en el mundo se identifica que las principales víctimas son mujeres desde edades muy tempranas hasta las mujeres adultas jóvenes. Eso obliga, de manera necesaria, a incorporar una perspectiva de género. Porque la problemática tiene esa impronta.

¿Se puede hablar de un “perfil” de las víctimas de trata?

No, porque, por ejemplo, aunque Uruguay es un país pequeño, tiene sus diferencias regionales. Ustedes tienen 19 departamentos y la manera cómo se da la vida social en Punta del Este –y la trata– no te la encuentras en otro lugar del interior. Entonces, ya con eso, estamos hablando al menos de dos realidades socioculturales muy diferentes. Si seguimos avanzando en esa dirección, podemos encontrar muchas diferencias regionales dentro del país. Eso nos obliga a que en el análisis hagamos tipologías de víctimas, tipologías de victimarios y tipologías de otros actores involucrados. Tenemos que diferenciar para poder conocer lo específico de cada zona, de cada situación, y luego proceder en consecuencia. Así que no hay un perfil, sólo hay lineamientos generales. Por ejemplo, una persona que está en régimen de explotación sexual tiene determinadas características. ¿Cómo se traduce eso en Punta del Este y cómo se traduce en el bajo del puerto de Montevideo? Probablemente de distintas maneras. Tampoco hay un perfil de victimario: si es plural el perfil de las víctimas, también corresponde una pluralidad en el victimario. Porque si hubiera un perfil solo, muchas víctimas no podrían ser parte de su universo de trabajo y viceversa.

¿Cómo se puede trabajar en la detección y prevención de estas prácticas? ¿Cuál es la política “ideal”?

La política ideal es aquella que destina el mayor número de recursos, personal, instalaciones, infraestructura y programas a la prevención. Porque los otros segmentos serían la atención a las víctimas y el régimen de sanciones al victimario. Si nosotros trabajamos en la prevención de manera continua, en todo el país y para todos los sectores sociales, seguramente vamos a tener resultados que nos lleven a una sociedad diferente. Y eso casi no ocurre. No sólo en Uruguay: en el mundo, la prevención no es una prioridad como nos gustaría que fuera desde la sociedad.

¿En qué consiste esa prevención?

En campañas que te lleven desde los espacios más personales, como son las casas. Cómo debe ser la relación de los padres entre sí, de las madres y los padres con las hijas e hijos, de los hermanos con las hermanas, de todos los que viven dentro de una casa, para que no haya una discriminación o un abuso de un género frente al otro. Desde la casa hay que practicar una relación horizontal, de tú a tú, más allá de si uno es hombre y la otra es mujer. La prevención tiene que empezar a edades muy tempranas, porque ahí es cuando se van construyendo los cimientos de tu identidad social, entonces si una casa no tiene buenos cimientos, no va a vivir. Va a estar torcida o va a caer pronto.

¿Cómo operan las redes de trata de personas en América Latina?

Son empresarios del delito que se aprovechan de la existencia de redes aéreas, marítimas, de carreteras y de comunicación. Ellos no las crean, sino que las crea el Estado. Son como plantas parasitarias que sólo existen en función de la preexistencia de algo. Su intención es aprovechar esas redes para usarlas en donde haya un mercado o un lugar en donde se reúnen conglomerados de gentes.

¿Cómo influye el contexto migratorio?

El contexto migratorio influye mucho porque un migrante es una persona que está en una circunstancia de vulnerabilidad. Es una persona que se está trasladando de un país a otro, no conoce gente, ni las rutas, ni las leyes, ni los procedimientos. Ese desconocimiento, ese carecer de raíces, lo hace vulnerable para que cualquier persona se pueda aprovechar.

¿Qué sucede con las personas que fueron víctimas de trata? ¿Cuál es el protocolo a seguir, el seguimiento, la contención?

Hay muchas formas de atención a las víctimas. Hay algunos que se especializan en darles la atención inmediata: por ejemplo, si tienen daños físicos, se encargan de curar sus heridas. Hay otros que procuran una vivienda, si la víctima no tiene dónde vivir, o ropa, y con eso consideran que su labor ya está cumplida. Hay otros que consideran los efectos psicológicos y emocionales. Estos son los más costosos, porque la atención psicológica no se resuelve en una plática de una hora sino que se puede prolongar durante años, de manera continua. ¿Y estas cosas quién las paga? ¿Quién brinda esta atención? Esas son las partes problemáticas. Hay otros que les enseñan a quienes fueron víctimas múltiples formas de ganarse la vida, lo cual está bien. Pero si a esa persona no le enseñaste cuáles son sus derechos ciudadanos y cómo los puede ejercer, va a regresar al lugar de donde vino, y allí fue donde la atraparon para ser víctima de trata. La política que se construya al respecto tiene que ser integral pero no en el sentido de la capacitación laboral, sino en el conocimiento de la construcción de ciudadanía. ¿Cuáles son tus derechos? ¿A quién tienes que llamar? ¿A qué oficina dirigirte? ¿Sabes si la oficina está disponible en la noche? ¿Si hay guardia los sábados y domingos? Si no conoces todo ese tipo de cosas, tienes riesgo de ser víctima y de quedarte como víctima.

¿Dónde denunciar?

La trata de personas, el tráfico de personas y los delitos de explotación sexual comercial y no comercial de niñas, niños y adolescentes pueden denunciarse en:

Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol
Departamento de Investigación de Delitos Especiales
Teléfono: 152 4600 / 4603 - 2 900 68 64
Correo electrónico: [email protected]
El servicio está disponible las 24 horas, todo el año.

Podés denunciar en estos casos:

Trata de personas
Si tomás conocimiento de la existencia de una persona que esté involucrada en calidad de víctima o autor/a en situaciones o hechos como pueden ser: reclutamiento, transferencia, acogida o recibo de personas para el trabajo o servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares, la servidumbre, la explotación sexual, la remoción y extracción de órganos o cualquier otra actividad que menoscabe la dignidad humana (Ley 18.250).

Tráfico de personas
Si sabés de la existencia de una persona que esté involucrada en calidad de víctima o autor/a en situaciones que deriven en el ingreso o egreso al territorio nacional por los límites fronterizos del país con la finalidad de obtener un provecho para sí o para un tercero (Ley 18.250).

Delitos de explotación sexual comercial y no comercial de niñas, niños y adolescentes
Si estás al tanto de situaciones en las que personas paguen, prometan pagar, contribuyan a que pase, o den a cambio una ventaja económica o de otra naturaleza a niños, niñas y adolescentes para que ejecuten actos sexuales o eróticos de cualquier tipo. Estos delitos se pueden denunciar también en todas las Unidades Especializadas en Violencia Doméstica y de Género y en todas las seccionales policiales del país.