El debate sobre el aborto en Argentina tuvo hoy entre sus protagonistas al diputado uruguayo Gerardo Amarilla. El evangélico fue invitado por los opositores a la descriminalización del aborto a exponer en una comisión de senadores que está analizando el proyecto. El texto fue aprobado en la Cámara de Diputados el 13 de julio y será sometido a votación en la Cámara de Senadores el 8 de agosto.

Amarilla se refirió a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Uruguay: aseguró que “no era un reclamo de la sociedad” sino que fue “un tema impuesto”. Además, atribuyó su aprobación a fuerzas extranjeras asegurando que “está comprobada la presión internacional y el financiamiento para que se aprueben este tipo de leyes que promueven una cultura de la muerte”.

El diputado del Partido Nacional (PN) también mencionó datos cuyo origen no señaló: dijo que 21% de las mujeres uruguayas tuvieron al menos un aborto y aseguró que algunas se han practicado “hasta 18 abortos”.

Refiriéndose al tema a nivel mundial, Amarilla sostuvo que “el aborto legal se ha llevado más vidas que el nazismo” y que en algunos países se utiliza para hacer “una selección de sexo” o eliminar el nacimiento de bebés con problemas de desarrollo.

La exposición de Amarilla generó polémica entre sus colegas uruguayos, que reaccionaron a través de Twitter. El frenteamplista Sebastián Sabini escribió: “Sepan en Argentina que el Parlamento de Uruguay aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2012, que el pueblo fue convocado a derogarla y no lo hizo. Y ninguna de las cosas horribles que iban a pasar pasaron. No compren humo”. Por su parte, el diputado del Partido colorado Fernando Amado dijo que las declaraciones de Amarilla forman parte de “algunas de las razones” por las que su formación “no debe hacer acuerdos previos con el PN”. “No es personal, es ideológico y político”, agregó.

También participó en el debate Leonel Briozzo, quien era el subsecretario de Salud Pública cuando se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Él destacó que la aprobación implicó “un cambio significativo” en la mortalidad materna y de las enfermedades graves ocasionadas por abortos inseguros.

Aseguró que “en el siglo XXI la gestión del aborto se hace con medicamentos, con misoprostol y mifepristona” y subrayó que “es la primera vez en la historia que las mujeres de manera autoadministrada, segura y efectiva pueden hacerse un aborto”.

A su vez, Briozzo indicó que él considera que “el embrión y el feto son pacientes”, pero siempre y cuando la mujer quiera continuar con el embarazo. “La única persona que me puede presentar al feto como paciente es la mujer, ni el papá ni la Iglesia ni nadie”, agregó.