Las infancias y las adolescencias trans están en debate. Pero no son una novedad, han existido desde siempre y comparten, en general, una matriz de discriminación que genera que estas personas sean expulsadas de todo sistema. Una ley integral para personas trans está en debate en el Parlamento. Se busca, entre otras cosas, promover un marco normativo para que estas trayectorias de vida dejen de estar signadas por el estigma y la falta de oportunidades.

En este contexto surge Vivir como un guerrero, un documental acerca de la niñez, la adolescencia y la adultez trans, que intenta visibilizar a las familias que día a día acompañan estos procesos.

Lucas Santos, su director, tiene 17 años y es estudiante de bachillerato artístico. Desde muy chico realiza trabajos y proyecciones audiovisuales. “Hacía cosas caseras que a veces me guardaba para mí o subía a Youtube. Lo que quiero lograr con lo que hago es generar emociones en la gente, transmitir mensajes, emocionar o hacer reír. Espero poder lograrlo con este documental”, contó a la diaria.

“Viendo videos en internet encontré la historia de un niño de Estados Unidos, Ryland Whittington, que tenía seis años y era un niño trans. No conocía esa realidad, empecé a investigar y vi que allí era algo común. Sin embargo, acá no conocía a nadie, hasta que mi mamá se puso en pareja con un hombre trans y eso me acercó mucho más a comprender ese mundo”. Así fue que se vinculó con Transboys Uruguay (TBU) y les propuso hacer un documental.

Según Rodrigo Falcón, director de TBU, “la idea es dar a conocer que ser una persona trans es una condición con la que se nace, y que las niñas, los niños y adolescentes deben ser escuchados y acompañados en su transición”.

Falcón cree que es importante visibilizar las infancias trans ya que “últimamente se han dado discursos bastante duros que lo que demuestran es una gran desinformación”. Y dice que “por eso es bueno que se vean historias reales de cómo viven plenamente los niños y los adolescentes cuando son escuchados por sus familias y acompañados en su transición”.

Santos cuenta que la idea surgió porque cada vez llegan más familias al colectivo TBU, sin información acerca del tema, pero dispuestos a ayudar a sus hijas e hijos. “Niñas y niños de seis, nueve, 11 años, también adolescentes, que manifestaron a sus padres que no se sienten identificados con el género que se les asignó al nacer”.

Lo tomaron como una oportunidad. “Aparecían cada vez más familias. Todo esto, además, se da en el marco del debate de la ley integral para personas trans. Nos pareció interesante hacer un documental, no sólo para informar a la población sobre estas realidades, sino para mostrarles a quienes no viven esto de cerca que las personas trans son iguales al resto y que su mayor problema es la discriminación”, explicó Santos.

El documental relata cinco historias. “La de Sofía, una niña de seis años, que a su manera pudo expresar lo que le pasaba y que encontró el apoyo de su familia para seguir adelante con una infancia feliz. La de Matías, un niño de 11 años que desde muy chico tiene muy claro quién es. Las de Agustín y Liam, de 15 años, que tienen historias muy similares, ya que ambos sintieron lo mismo después de hacer la transición: una liberación increíble que hizo que les empezara a ir mucho mejor en lo social. Y por último, la de Rodrigo, el presidente de TBU, que además de contar su experiencia pudo ver cómo cada integrante del colectivo fue creciendo”.

Según Santos, “el documental relata las historias de cinco familias que viven el día a día como guerreros, porque tienen que luchar contra las críticas, contra la discriminación y, sobre todo, contra la ignorancia”. Comenta que aunque “algunas historias son más tristes que otras, todas tienen un final feliz”, porque los cinco protagonistas contaron con “el apoyo de sus familias para poder ser quienes realmente sienten ser”.

Creatividad e información contra el estigma

Santos explica que “es importante visibilizar a las personas trans porque hay mucha ignorancia y mucho desconocimiento”. Considera también que “la gente le teme a lo que no conoce y eso también lleva al rechazo”.

“Ser transgénero no es una cosa que sólo les pasa a los adultos, nadie se vuelve trans de la noche a la mañana. Todo adulto trans, en algún momento, fue un niño trans. Esto sirve para que la gente que no sabe del tema pueda conocer la realidad. Queremos captar todo tipo de público, en particular a las personas que están alejadas de esta realidad. Mientras más se llegue a esa gente, mejor, mientras más información haya, mejor”.

Para cerrar, comentó que “hoy en día hay tratamientos para adecuar el cuerpo a lo que realmente sienten y a lo que realmente son, pero es tanto el rechazo que se sufre que a veces eso no basta para ser feliz. Queremos respeto, inclusión, que a estas personas dejen de mirarlas diferente”. “Si bien es un camino largo, con muchas dificultades, estos chicos te invitan a que veas lo bonitas que son sus historias. Viven el día a día como guerreros, pero rodeados de amor”, remató.

Vivir como un guerrero. Domingo 26 de agosto, 18.00. Sala Delmira Agustini (Teatro Solís). Entrada libre, capacidad limitada.