Son múltiples y heterogéneos los espacios desde donde se cuestiona el lugar que ocupan las mujeres en la sociedad. En la Universidad Católica del Uruguay (UCU), una institución que no está por fuera del abordaje de las cuestiones de género, se desarrolló una charla organizada por estudiantes y docentes de la licenciatura de Comunicación bajo el título “Mujeres en primer plano, sus experiencias y perspectivas en la producción audiovisual”. Fueron convocadas profesionales con vasta experiencia en la temática, mientras que las estudiantes fueron encargadas de moderar y hacerles preguntas.
Laura Rocha, una de las profesoras organizadoras, explicó a la diaria que este año, en el desarrollo del curso, buscaron estrechar lazos con el mundo profesional: “Hemos estado al tanto de varios audiovisuales que se presentaron, como fue el caso del reestreno de 25 Watts. También aparecieron El cambista, Divino amor y Campeón del mundo. Si bien son piezas audiovisuales impresionantes, en clase surgió la reflexión evidente: todas estas producciones fueron lideradas por varones”. La docente señaló que en la licenciatura hay muchas mujeres que llevan adelante roles importantes en trabajos prácticos, como en la fotografía y la iluminación. Fue así que “las estudiantes tomaron la iniciativa de hablar sobre las mujeres y el rol que ocupan en el mundo audiovisual”, contó Rocha. Sin dudas, ellas fueron las más entusiastas en la charla y hablaron libremente de la lucha feminista contra el patriarcado.
Plural
“Dentro de la universidad y de la Facultad [de Humanidades] tenemos libertad de trabajar los temas y abordar de una forma responsable lo que queramos”, señaló Rocha, cuestionada sobre cómo es posible compatibilizar el abordaje de las temáticas de género en una institución católica. “Los temas de género y la cantidad de mujeres que hay trabajando en la UCU son significativos, nunca hubo ningún caso de censura por querer hablar de estos temas. Tenemos libertad total, y nos hacemos cargo como docentes de lo que pensamos ética y estéticamente”, expresó la docente en conversación con la diaria. En los tiempos que corren, no hay institución que logre escapar a este debate.
Florencia Fascioli, otra de las organizadoras, contó que la charla surgió “porque hoy día hay un movimiento feminista enorme y se encuentran permanentemente con este tema sobre la mesa”. Señaló que eso las obliga a abordar esta realidad. “La UCU es un espacio plural para conversar de diversos temas, así deben ser los entornos educativos; las estudiantes traen este tipo de cuestiones a discusión”. La docente indicó que cuando tratan de insertarse en el ámbito laboral “les suceden cosas, porque la desigualdad está presente en todo vínculo; forma parte del aprendizaje”, sentenció.
“Pusimos el acento en las mujeres porque pasamos mucho tiempo hablando de varones, ahora tenemos que tratar de mirarnos y aprender de las otras”, valoró Rocha. La profesora contó que este tipo de instancias forman parte del “ejercicio profesional y docente”, en el que “se trata de corregir y llevar adelante la tarea de la mejor forma; esto es algo que nos atraviesa”.
Indicó que la UCU es un espacio diverso y heterogéneo, y que, “más allá de que el rector es cura, tiene experiencias didácticas diferentes y aplica todo su humanismo”. Fascioli aclaró que “lo que sucede en la práctica de aula es que los docentes tenemos libertad para trabajar cualquier tema, incluso algunos en los que la iglesia tiene determinada postura, porque se entiende que dentro del aula es necesario conversar con gente que tiene posiciones diferentes sobre las cosas”.
“Las docentes nos interpelamos sobre cómo orientamos la formación en relación a aspectos de género, sobre lo que muchas veces falta formación”, explicó al inicio de la charla. Y agregó un dato fundamental: deben formar hombres y mujeres para el mundo audiovisual tomando en cuenta que un gran porcentaje de estudiantes dentro del aula son mujeres, y que en el medio, como en casi todos lados, están subrepresentadas.
La docente señaló también que deben revisarse los ejemplos que presentan y a quiénes se menciona como referentes, ya que con esas cuestiones “se marca la cancha”.
El mundo profesional
“Arranqué de casualidad porque dibujaba, comencé haciendo stories”, contó Inés Olmedo, una de las invitadas. Olmedo dirigió la Escuela de Cine del Uruguay y fue directora de Un sueño para Gilda, entre otras producciones. “Vengo de una época en la que los directores de arte y de fotografía venían de Buenos Aires. Cuando se abrió ‘el tema del video’ también surgió la posibilidad de que alguna de nosotras pudiésemos asumir determinados roles. Yo no había estudiado cine, sino arte, y por ahí entré al mundo audiovisual”, relató Olmedo.
“En mi experiencia vi varias chicas que trabajaban como eléctricas y cargaban aparatos enormes. El cambio tecnológico, incluso en los equipos de iluminación, hace que ahora sean mucho más livianos. Pero lo que viví fue que mujeres que querían ser iluminadoras, que no les interesaba la cámara y querían ir por otro lado, se encontraron con una gran resistencia de parte de los hombres. No les daban indicaciones, las utilizaban. En el rubro hay ‘equipos hembra y equipos machos’, existen tradiciones que se mantienen”, señaló la directora de arte.
Olmedo recomendó a las mujeres que estaban en la sala que no trabajen por debajo del laudo establecido. Señaló que es necesario construir buenas condiciones laborales. Señaló que “no podemos estar 20 horas en un rodaje, porque se pone en riesgo a las personas que trabajan”. Dice que esto sucede “porque sale más barato el alquiler de los equipos que lo que nos pagan, sigue funcionando de esa forma”.
Agustina Chiarino fue otra de las oradoras. Contó sobre la oportunidad que significó para ella poder estudiar en México. Cuando terminó la carrera y se puso a buscar trabajo, aunque apuntaba más a la fotografía y la escritura, terminó en una editorial que “hacía libros de poesía y arte callejero”. Se dedicó a hacer los videos para promocionar los libros en museos. Su carrera la llevó luego a ser la productora ejecutiva de exitosas películas como Gigante, de Adrián Biniez, Hiroshima, de Pablo Stoll, y Tanta agua, de Ana Guevara.
Como productora dijo ser partidaria de los equipos mixtos. “Me ha pasado de tener rodajes con mucha energía femenina o mucha energía masculina”, relató. La productora comentó que recientemente volvió de un workshop del que fue tutora en Arabia Saudita. Allí abrieron la primera sala de cine hace seis meses y van a organizar su primer festival. Dice que fue “una experiencia increíble”, dado que el jurado que seleccionó los proyectos eligió que más de la mitad sean de mujeres, justamente en el que se perfila como “uno de los países más cerrados de la zona”.
Federika Odriozola dirige su propia empresa, Menorca Films. Actualmente está desarrollando una plataforma digital dedicada a las mujeres y “su forma de ver el mundo”. Para ella es necesario “revisar la historia”. “Una vez que lo hacemos, nos damos cuenta de que naturalizamos las cosas, con los textos, las referencias, los directores que usamos como referencia”, señaló la productora. Y agregó: “Ahora tenemos el sindicato de mujeres audiovisuales. Se creó este año y existe un área de formación que se encarga de ir por los centros educativos, sirve de apoyo a la formación y brinda referencias a los profesores”.
“Cuándo salí de la licenciatura no sabía lo que me gustaba; en principio me interesaba la fotografía, antes de terminar la carrera empecé a trabajar, hacía lo que fuera”, contó Virginia Plottier, montajista y artista plástica. “Luego me fui enganchando con la edición. Una vez un amigo me recomendó en una productora y así me metí en producción de contenidos”, señaló a las estudiantes que escuchaban atentas las experiencias de sus futuras colegas.
“Me parece que de a poquito van cambiando las cosas, comienza a haber más conciencia. En una charla con un compañero de trabajo, que es director, me contó que se planteó contratar mujeres en el equipo para filmar con ellos, porque piensa que eso aporta”. Plottier sugiere equilibrar la cuestión de género en los equipos.
Por último, Lucía Medeiros compartió su experiencia. Egresó este año de la UCU y trabajó en publicidades para marcas como Coca Cola, Nike y Huawei. También formó parte del equipo de la serie de Diego Maradona de Amazon.
Medeiros contó que, sin expectativas, mandó su currículum a Oriental Films. A los tres meses la contactaron para trabajar en locaciones. Así fue conociendo el medio. Considera que se está construyendo un camino “donde las mujeres podemos asumir los roles que queramos; conozco muy pocas mujeres que trabajen en ciertos roles, como fotografía, pero de todas formas las cosas van cambiando”.
Perspectivas
Todas coincidieron en que la situación de las mujeres en el medio audiovisual se encuentra en un proceso de cambios profundos. Olmedo comentó que en un curso de dirección de arte que da en Cuba, la mayoría son mujeres, y los profesores norteamericanos se asombran “porque en Estados Unidos la mayoría del equipo de arte son hombres y en Latinoamérica y en España no es así”. La docente explicó que le parece muy importante incorporar en las clases a directoras y artistas mujeres como referencia. “Investigando nos vamos dando cuenta de que hay que reescribir la historia. De hecho, la primera directora de arte fue Natacha Rambova, Georges Meliés no fue el primer director de ficción, fue Alice Guy, y así podríamos continuar”, planteó. Olmedo valoró también desde el rol docente “incentivar y habilitar que las mujeres no tengan miedo de dirigir ni de hacer fotografía, ni ningún otro rol”.
Otra problemática para el desarrollo laboral en el medio audiovisual que se tocó en la charla fue la maternidad como limitante del desarrollo profesional y la importancia de los cuidados compartidos. “Las mujeres necesitamos acción, salir al mercado laboral y jugar con las herramientas que tenemos”. La paridad en los cuidados aparece como un elemento fundamental para contemplar esta realidad.
Chiarino valoró muy positivamente los tiempos que corren: “Es un momento de muchas oportunidades para nosotras”. Odriozola reflexionó que “si la sociedad empieza a tomar conciencia de ciertas problemáticas eso se ve reflejado en todos los ámbitos, y en el audiovisual también”. “Eso hace que las mujeres sean más conscientes, se sientan más apoyadas y encuentren un lugar al cual recurrir cuando viven situaciones que no están buenas en el ámbito laboral. Se están hablando cosas que antes eran tabú”, celebró la productora. Odriozola citó como ejemplo que en el ámbito del sonido de las producciones audiovisuales hay muy pocas mujeres. Pero esas mujeres se organizaron también. Se nuclearon en un grupo de Whatsapp y allí comentan experiencias. “A partir de entrar en contacto con esas historias lográs comprender y empatizar”.